Opsidux: City of Lights

Capitulo 5.

LILY's POV.

—No me parece que tengamos que confiar en ellos.— Dijo Sam, sentada en su cama, con los brazos cruzados.
—¿Qué opción tenemos?— Replicó Zoe— Que estés enojada con Josh no significa nada.
—Cierren su boca. No logro escuchar si vienen o no.— Zack, Josh y Lucas (Zoe insistió en contarle) fueron a averiguar si hay alguna fiesta de los Magna, ya que hacían fiestas muy seguido; y si había alguien cercano al Líder de los Magna, para poder poseerlo y buscar información. Todavía no sabia como hacerlo (me refiero a poseer cuerpos), ni como se sentía. Andrew dijo que lo averiguaría, y me ayudaría. En cuanto a Zack y Josh... Zoe y yo somos de encariñarnos mucho, así que los perdonamos, pero no del todo. Sam, en cambio, seguía sin confiar, o eso decía. Yo creo que ya perdonó a Josh, pero no quiere admitirlo. Como pueden ver, Sam es la persona más orgullosa que conozco.
Escuche pasos en los pasillos y rápidamente abrí la puerta para que los chicos entraran. Cuando se encontraban en la habitación, la cerré con traba. Estaban rojos, transpiraban y gotas de sudor recorrían su frente. Zack no se encontraba tan cansado, más bien deprimido. Igualmente, estaba sudado como cerdo.
—¿Qué pasó? ¿Descubrieron algo? ¿Los atraparon? ¡Respondan!— Dijo Sam, parecía un policía interrogando a un criminal.
—Deja que respiremos.— Dijo Josh, mirándola con ternura. Sam se ruborizó al ver a Josh y bajo su cabeza para ver sus pies. "¿Y ahora que le pasó?" pensé.
Andrew les trajo botellas de agua a cada uno y los tres se las tomaron sin siquiera respirar.
—Ahora si, ¿Qué paso?— Pregunté.
—El Líder de los Magna no tiene una mano derecha, se hartó de que lo traicionaran.— Dijo Zack, mirando hacia la nada. Luego de un rato en silencio, dirigió su mirada hacia mi y prosiguió— La próxima fiesta será en tres semanas, al aire libre, con montañas alrededor. Lo mejor es que es de disfraces, solo tienes que poseer a alguien conocido de los Magna, y listo— Dijo, su mirada seguía fija en mi—. Pero hay que ser cautelosos, saben que los estamos vigilando. Si no puedes controlar bien tu poder, mejor que no nos arriesguemos, Lily.
—Estaré lista, preparada. Tres semanas es todo lo que necesito, pero no tengo que distraerme.
—Y yo la ayudaré— Dijo Andrew—. Unos amigos me dijeron como, viven desde hace años y estuvieron cuando existían los Opsidux, vamos a hacer que seas mas fuerte que cualquiera, Lily.— Andrew parecía emocionado. Le sonreí y salí de la habitación. Era Martes, eran las nueve de la noche y me estaba muriendo del cansancio. Parecía un zombie al caminar por los pasillos.
—¡Lily!— Escuché gritar por detrás mío- ¡Espera!- Conocía esa voz, la de Zack. No quería mirarlo; cada vez que lo hacía me recordaba al beso. Todas las palabras que me dijo, como si yo significara algo. Pero no quería caer en su juego. Sam me advirtió de el, que era un mujeriego, utilizaba a las chicas solo por diversión, como si fueran objetos. Y no pensaba ser una de ellas. Lo peor de todo, es que ni siquiera tenia que seducir o usar palabras, todas las zorras iban hacia el para, bueno... Cosas intimas. Y el no se lo impedía. Además, nos traicionó. ¿Podía confiar en el así sin más? Claro que no, disculpas aceptadas, confianza denegada. Andrew nos contó que un Opsidux, cuando entraba en una persona, podía ver sus pensamientos. Cuando ya sepa usar mi habilidad, verificaremos si lo que dicen Josh y Zack es verdad.
—¿Qué?— Dije, dándome vuelta.
—El Miércoles, la fiesta será un Miércoles.— Asentí, y cuando estaba por irme el volvió a hablar.— Lily...
—No digas nada. ¿En serio crees que me creí todas esas palabras? ¿Qué gustabas de mi? ¡JA! Creíste mal. No soy otro de tus juguetes con el que puedes divertirte hasta aburrirte. ¿Crees que con esa cara bonita vas a lograr que yo me vuelva loca por ti?— Comencé a reírme como una psicópata. "Lily ¿Qué diablos te pasa?". Me sonroje y lo miré.
—¿No me crees?— Dijo, no me miraba. Mas bien miraba al piso, sonriendo. "¿Qué le parece gracioso?"
—¿Tendría? Eres un...
Me besó. De nuevo. Sus labios, unidos con los míos. Quería corresponderle el beso, en serio lo deseaba; pero perdería toda la dignidad que me queda. Lo aparté de un empujón.
—¿¡Que diablos haces!? Esa no es la forma de decirme que me calle.