Capítulo 7

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Ema terminó su turno, tomó su maleta y se dirigió rápidamente al baño.

— ¿A dónde con tanta prisa, bambina?—Preguntó su jefa alzando una ceja con curiosidad.

¡Señora Marietti!... yo ya...

—Ve querida, sé que el ragazzo vino por ti—dijo mientras le guiñaba el ojo.

Salió por la puerta trasera; en su rostro se formó una sonrisa gigante al ver a León recargado en su motocicleta con un enorme ramo de orquídeas de muchos colores.

—León...—dijo extasiada mientras se acercaba a él

-Vaya—dijo el sorprendido debido a la ropa que tenía puesta su novia— Te ves hermosa—sonrió y se acercó a ella— Recordé que siempre quisiste un enorme ramo de orquídeas.

-¿Recordaste?—dijo ella frunciendo el ceño sin borrar su sonrisa— ¿Acaso te lo dije?

-Sí, claro. Aquella vez que fuimos al restaurante— dijo nervioso y tomándola de la cintura—Vámonos.

-¿A dónde?—dijo ella posando el ramo en su mano izquierda mientras que con la derecha la posaba en la nuca de León.

-Es una sorpresa—dijo alzando las cejas, ella río.

-¿Dónde pondré mis flores?

-En tu auto, vamos, tengo prisa—dijo el mientras ella se giraba y posaba el enorme ramo en la parte trasera del automóvil.

-¿A dónde iremos que estas tan impaciente?

-Es un secreto—dijo besándola antes de que le colocara el casco.

León igual poso el suyo y subieron a la motocicleta, en el trayecto que se dirigían a su destino, León no puedo evitar gritar lo que sentía por ella.

-¿Preciosa?—gritó León para que ella pudiera escucharlo.

-¿Si?

-Te amo—gritó. Ema rió y lo abrazó de la cintura con un poco de fuerza.

León pasó el tráfico y la llevó al otro lado de la ciudad. Ema se apretó más a él, debido a que comenzaba a ser frío. Fue disminuyendo la velocidad.

-¿Ema?—dijo León. Ella suspiro al escucharlo claramente.

-Cierra los ojos —

— ¿Qué?—

—Que cierres tus ojos, princesa—León rió. Ema obedeció.

—De acuerdo, ábrelos ahora —

El lugar estaba totalmente iluminado, desde el edificio donde estaban detenidos hasta el último árbol de la avenida, donde los adultos y niños pasaban con entusiasmo por el camino. Ema sonrió porque cuando era pequeña sus abuelos siempre la llevaban ahí, después de navidad. Debido al recuerdo, se puso nostálgica y abrazó a León. Él correspondió el abrazo y besó su mejilla. Ema sonrió tímidamente, y decidió olvidar todos los malos recuerdos.

-¿Por qué?

-¿Qué?—dijo el haciéndose el distraído.

-¿Por qué me has traído aquí?—

—Porque cuando yo era niño aquí me traían y amaba eso—dijo con nostalgia. Ema lo abrazó con amor. Leónsonrío

—¿Te está agradando la sorpresa que te prepare?— susurró el cerca de sus labios. Ema asintió.

INESPERADAMENTE TÚ Liv SanzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora