Inspiré del porro que tenía entre mis dedos dejando que mis pulmones se llenasen de ese aire nocivo que en estos momentos tanto necesitaba. ¿Por qué? ¿Por qué me enamoré justamente de él? Con la de hombres que hay en este mundo y voy yo a enamorarme de aquel que se vuelve imposible de tener junto a mí. Bueno, puedo tenerlo, pero solo puedo tenerlo a escondidas, cuando nadie nos ve y eso no está bien, es más, eso quema por dentro. No está bien tener que dejar los besos, lascaricias, los abrazos, las sonrisas e incluso las palabras cuando cruzo el umbral de la habitación del hotel, donde ya soy "visible" y por lo tanto apenas puedo mirarle y dar gracias por eso. Me cansé. No puedo seguir viviendo de esta manera. No puedo estar junto a él prácticamente las veinticuatro horas que tiene un día evitándole y todo por culpa de un contrato. Un mísero y estúpido contrato que nos hice firmar por miedo al rechazo.
Le di otra calada y me senté en el borde de aquel alto edificio de 40 pisos. No me arrepiento de nuestro amor, de nuestra historia como pueda parecer. Nada que ver. Cuando chocamos en el baño y lo vi por primera vez me di cuenta de que él y yo íbamos a ser algo más que amigos, y ahora lo quiero conmigo para el resto de mis días. Siempre en mi corazón, eso le prometí y eso pienso cumplir. Quiero formar con él una familia, casarnos, tener hijos y ver pasar los años de su mano. Pero cada día veo ese sueño más negro y oscuro. No pensé que después de ese choque donde vi por primera vez sus hermosos ojos verdes, terminaríamos trabajando juntos y, a partir de entonces, no hubo vuelta atrás para ninguno de los dos. Nos tenemos que mantener en lo que dicen nuestros jefes y es así como debe ser y no podemos decir nada.
¿Cuándo terminará este contrato que lentamente nos está matando? No lo sé, pero por lo único que sigo en pie es gracias a él. Él me da fuerzas, me ayuda y viceversa, pero a veces no es suficiente. Por eso empecé consumir drogas y alcohol para poder pasar esta mierda. Pero ya he llegado hasta el punto de no poder estar en ningún momento sin someterme a éstos, cada vez este dolor es más insoportable. Y con eso le hago sufrir. Le hago llorar, lo escucho y lo veo y le hago una falsa promesa de terminar con esto, una promesa que ambos sabemos que no voy a cumplir.
Me duele. A veces quiero morirme para no hacerle más daño, pero soy tan cobarde y egoísta que no soy capaz de dar el paso hacia adelante. Liberar a mi chico de la tortura que es que yo esté a su lado. Quiero que viva una vida feliz, sin sufrimientos, donde pueda estar bien consigo mismo y yo sé que a mi lado jamás la conseguirá. Escucho como se rompe mi corazón cada vez que una lágrima cae por sus ojos sabiendo que la culpa es mía y, lo peor de todo no es eso. Lo peor de todo es que no sé cuánto tiempo vamos a poder soportar esta situación, el dolor, la angustia, la desesperación, la tristeza. Los dos lo sabemos pero ninguno se atreve a dar un paso adelante. Ninguno de los dos se atreve a romper ese contrato que nos esclaviza y nos hace la vida imposible.
Ahora entendí. Ahora llegué a una conclusión. En el momento en que ambos firmamos ese trozo de papel negando nuestro amor, nos vendimos. Nosotros mismos somos la causa de este dolor. Miento, no somos nosotros. Soy yo. Yo fui quién le pidió que lo firmase porque el miedo me estaba consumiendo, el miedo al rechazo, mis inseguridades, mi confusión fue lo que nos condenó a esta vida de silencio.
Mire hacia abajo y me paré con cuidado de no caer. Mis pies sobresalían unos centímetros del piso. Mi príncipe era feliz hasta que yo entré en su vida y se la jodí. Lo hice mierda, le saque cada gota de felicidad por el hecho de ser un egoísta que solo piensa en sí mismo. Me llevé cada vez más lejos de su mano a sus sueños, los capturé en el momento en el que con una lapicera QUE ÉL MISMO ME REGALÓ impregné la tinta a esa hoja blanca y él respondió de la misma manera porque quería que nuestra relación funcionase, solo para ayudarme a mí lo hundí a él. Él quería arreglar mi corazón roto en mil pedazos y, en vez de agradecérselo rompí el suyo. No sé cómo alguien pueda tener un corazón tan grande. Jamás me lo voy a perdonar, jamás voy a poder arreglar este error.
Lo único que hago es hundirnos cada vez más hasta que en algún momento, en algún lugar, uno de nosotros caiga. Solo espero ser yo y no él. Así podría recomponer su vida porque sé que es fuerte, que podrá con eso y encontrará a alguien que seguramente le haga más feliz que yo. Alguien con quién pueda salir a la calle y no tener que esconderse, alguien que poco a poco pueda recomponer su corazón, alguien que le ayude a olvidarme. Alguien con quién ser finalmente algo más que un hombre que de a poco se consume por esta situación. Así poder reemplazar al chico petiso, morocho y de ojos azules que un día le arruinó la vida sin saberlo y de alguna forma todas sus posibilidades de ser feliz.
Ahí me di cuenta. Me di cuenta de lo que tenía que hacer. Escuché su voz detrás de mí llamándome. Con los ojos vidriosos me giré y lo miré. Algún día me perdonaría. Lo sé. Tiene un corazón demasiado grande como para eso.
"LOUIS"
Yo ya no lo escuchaba, solo quería salvarlo de mí.
"Te amo, Hazz y esta es la única forma de que puedas ser feliz"
Ignorando sus gritos, me giré y di un paso adelante, para poder sentir el viento chocando en mi cara durante la caída. Harry por fin podría ser feliz porque yo era lo único que impedía su felicidad.