Cuando las Experiencias son Contadas

Cinco Minutos

Solo 5 minutos.

Los serbios pertenecientes a la Sociedad de la Mano Negra, iban en camino a realizar su tarea, matar al archiduque de Austria-Hungría.

Mientras estos hombres se acercaban a la frontera de Austria-Hungría camino de Bosnia, los serbios que les mandaron realizar esa tarea, ahora intentaban impedírselo ya que se habían dado cuenta de las consecuencias que podían tener sus actos.

Los hombres de la Mano Negra estaban muy cerca de la frontera que separaba Austria-Hungría y Serbia. Una vez pasada la línea no podían ser detenidos.

Cinco minutos de diferencia había entre las personas que querían parar a los hombres que ellos mismos habían enviado y los hombres cuyo único objetivo era matar al archiduque.

Los hombres consiguieron pasar la línea y con ello, matar al archiduque de Austria-Hungría y su mujer. Esto desencadenó la Primer Guerra Mundial, o Gran Guerra, donde por un tiempo, la cantidad de hombres fallecidos nunca había sido conocida por el ser humano. Esta guerra nos lleva a la época de Hitler y con ella las miles de personas que murieron en sus manos. La época de Hitler desencadenará muchos otros hechos históricos que podrían no haber sucedido de no haber sido por sólo cinco minutos.

Si los serbios hubieran parado a los asesinos del archiduque, la Primera Guerra Mundial no se hubiera llevado a cabo, y si esta no se lleva a cabo, la época de Hitler no hubiera dado lugar, y si esto no se produce, tal vez yo no estuviera escribiendo esto, tal vez no tendríamos la vida que tenemos ahora. Y todo esto ¿Por qué?. Por sólo cinco minutos.

Hoy mi profesor de historia ha empezado un nuevo tema, la Primera Guerra Mundial. Yo ya sabía las causas de esta, por lo que me limitaba a copiar los apuntes proyectados en la pantalla sin mucho interés.

Yo seguía copiando y copiando, hasta que el profesor empezó a contar la historia del atentado contra la vida del archiduque de A-H. Las palabras que dijo al finalizar el relato, me dejaron impactada. "Solo por cinco minutos", dijo antes de que el timbre sonara.

Después de esa clase, me puse a dar vueltas a la frase que dijo el profesor de historia, "sólo por cinco minutos". Una cosa tan insignificante como cinco minutos, puede marcar una diferencia enorme. Con esto me di cuenta de que en la vida, las cosas insignificantes son las que dan sentido al día a día de una persona.

Todos vivimos con un objetivo imaginario que ni siquiera nosotros mismos sabemos cual es. Algunos se paran a pensar qué hacemos aquí, cuál es nuestro objetivo y cuáles son las causas por la que el ser humano intenta sobrevivir. Otros, en cambio, viven la vida al límite aferrados a la adrenalina y sin preguntarse el porqué de su existencia, pero aun así, con un objetivo imaginario.

En mi opinión, las cosas que ocurren en el día a día de una persona es lo que lo que la impulsa a seguir viviendo. Hacer planes con amigos, pelearse con los hermanos, afrontar situaciones difíciles, regalar sonrisas de complicidad, poner una moneda cada día en un bote hasta llenarlo, descubrir cosas nuevas, sentimientos nuevos, personas nuevas, escuchar opiniones diferentes a las tuyas, el beso de buenos días a la persona que amas o simplemente saber que has hecho feliz a alguien, son cosas por las que la mayoría de personas de este mundo sigue adelante; y a pesar de que estas cosas tan "insignificantes" están delante nuestro, seguimos aferrados a la idea de lograr un objetivo, el cual no alcanzaremos jamás, y cuestionando el porqué de nuestra existencia con miles de preguntas que nunca serán respondidas.

Con esto no digo que sea malo que los serbios no hubieran sido interrumpidos en su tarea de matar al archiduque, pues si no lo hubieran hecho, probablemente yo no tendría la vida que tengo ahora. Con esto quiero dar a entender lo rápido que vamos en nuestras vidas tratando de alcanzar ese objetivo imaginario y lo poco que nos paramos a apreciar esas cosas insignificantes que hacen nuestra vida mejor.

A veces quizás sea bueno parar un poco, ir más lento pero sin retroceder, observando esos pequeños detalles, aunque sea cinco minutos.

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