El inicio del inicio

8.3K 495 30
                                    

Lo más terrible que le puede pasar a una mujer de veintisiete es estar soltera y que le envíen invitaciones cada tres días a bodas, lo que empeora la situación son los bautismos y luego los compromisos familiares en los cuales todos insisten que es tiempo de encontrar una pareja.

<<¡Sí mundo me he dado cuenta de que no todo es sexo!>>

Pero las personas de mi edad quieren viajes, los mayores diez años quieren sexo ocasional y los que les siguen quieren una ama de casa.

De igual manera algo tan terrible como los bautismos, las bodas y la familia es reemplazar a tus padres felizmente casados y que te tratan como a una niña pequeña.

Mi controladora y especial madre me envió un vestido bastante pegado y con mucha pedrería en el borde del escote, no se confundan, no es que me ama; solo quieren asegurarse de que vaya al evento.

Además del vestido la madrastra de cenicienta, —mi madre—, había enviado también una maquillista y peinadora; la joven me dejó  completamente hermosa y el peinado ni hablar, me sentía como una reina, mis tacones, vestido, accesorios y yo somos perfectos juntos por unos momentos mientras me observaba en el espejo maquillada, peinada, vestida con elegancia y un toque de sensualidad se me ha olvidado la crisis de los finales 20's.

Mientras me encontraba en el auto que Jade envió para mí hablé con unos amigos y quedamos para más tarde la noche era larga y no tan joven como yo deseaba, quizá con fiesta se me podía pasar la indignación de verme tan hermosa en medio de tantos ancianos.

El chofer me dirigió puntual al evento, con toda la elegancia que yace a lo largo de mi cuerpo salí y desfilé sobre la alfombra que habían puesto para los invitados.

Varios reporteros sacaron algunas fotos y pidieron que respondiera algunas preguntas, respondí todo sobre el viaje que estaban realizando  mis padres "una escapada romántica" celebraban su treinta y cinco  aniversario y toda la cuidad estaba completamente revolucionada ante la idea de "la diseñadora de modas y su arquitecto favorito viviendo el típico cuento de hadas", a veces Mainvillage me sorprende.

Luego de la prensa saludé con educación a los encargados del evento y les felicité como se debía, con una sonrisa y la frente en alto me dirigí hacia mi mesa.

El segundo castigo de una soltera Mainvilliana son los terribles millonarios que buscan con quién engañar a sus esposas, no es que no me gusten los millonarios o el sexo prohibido... Pero, no son mi sueño.

Hablé con conocidos de mis padres que aprovecharon para ser más cordiales de lo necesario; ¡odio a los viejos casados y hormonales!

De igual manera  la cena no fue nada cómoda estaba rodeada de parejas influyentes y enamoradas, por lo que entendí el mensaje que enviaba mi madre, el amor no nos dirige por una sola línea, estaba de acuerdo con ella, pero eso era eficiente cuando entre las parejas había un amor recíproco.

Hice mi donación y la de mis padres, luego caminé por el lugar hasta encontrar un área bastante solitaria y fresca,  me tomé un momento para disfrutar la vista que aquella localidad me prestaba mientras bebía sola  en una linda terraza alejada de la población que habitaba la festividad, me tomé un momento para observar e intentar hacer un análisis de las personas adentro, con sus esposos, algunos con sus parejas, sonrientes, incómodos en estas galas se veía de todo, pero quería ser como los Pieth, Emma y James Altazar Pieth, un matrimonio bastante sólido, no muy románticos pero unidos. Quería un poco de eso: unión, equilibrio, amor... 

Elena, una amiga de mi madre se detuvo para saludar.

—¿Cómo va todo Jane?—Preguntó y repartió un par de besos sobre mis mejillas.

—Perfecto. —repetí su gesto. — ¿Y tú?

—¡De maravilla! Estás completamente hermosa y  en edad de conocer a un hombre absorbente que se lleve tus mejores años. — <<¡Aquí vamos!>>— ¿Tus padres?

—Les va de maravilla, mamá envió fotos... ¡Están de envidiada!

—¡Ah! Yo igual vi unas y tengo que admitir que  ya comencé a insinuar en mi casa... pero no doy pie en bola.

Compartimos un par de palabras más, poco después  nos despedimos.

Esperé el tiempo prudencial y luego de unos minutos  regresé al salón, escuché los agradecimientos que Carmen (la amiga de mis padres) tenía para hacer y también me comentó sobre lo bien que le iba a su hijo —Al cual dejé. — con su perfecta  esposa.

Mientras miraba y sentía la noche acariciarme me pregunté si quedaba algo de romance para mí, quería circo, maroma y teatro.

<<El paquete completo>>

  Cuando iba decidida a salir choqué con un alto hombre, derramé  su bebida  sobre su camisa sin ninguna intención, miré el manchón e intenté limpiarlo con la primer servilleta que vi pero hice el reguero aún más grande, le miré asustada y él parecía completamente serio y  molesto, tenía la frente completamente arrugada mientras observaba el desastre que había causado en su prenda de vestir.

Posé mi mirada sobre la manchada camisa con vino tinto, sabía cómo quitar la mancha pero no como disminuir su furia, estaba completamente asustada, por lo que pudiera decir puesto que tendría toda la razón al insultarme por mi torpeza.

Levantó su mirada la cual se encontró con la mía, el señor además de elegante tenía una profunda mirada compuesta por unos ojos completamente azules, (muy grandes y unas pestañas largas), nunca había visto unos ojos tan intensos y hermosos, eran simplemente sorprendentes, sin darme cuenta me acerqué para poder verlos más de cerca y el esbozó una pequeña risilla.

—¿¡Qué pena!?—Me disculpé. —Yo pagaré por la limpieza de la camisa. Solo déjeme darle mi número, usted la envía y yo la lavo. En serio disculpe.

—Tranquila. — dijo y tomó mis manos, con su ronco tono de voz continuó hablando:—No es nada,  cierro el saco y nadie lo va a notar.

Le observé impresionada además del fuerte pecho que estaba tocando tenía unos increíbles ojos azules y una sonrisa hermosa en los labios, a pesar del olor del vino podía oler todavía su fino perfume, sin duda, observar el derroche de vino sobre la elegante prenda.

El hombre me tocó la mano con suavidad y me miró a los ojos, aquellas piedras azules tuvieron un fuerte efecto en mí prácticamente inmediato, me sentía cautiva además de arrepentida por ser tan torpe, tantas sensaciones a la vez que no podía describir una.

—Lo van a oler. — Logré decir finalmente el hombre me veía completamente divertido y al parecer el apuesto señor soltó una pequeña risa.

<<¡Música para mis oídos!>>

—Me haces un favor enorme, tengo una excusa para largarme. —Aseguró. — ¿Me ayuda a encontrar el centro de donaciones?

Le acompañé al área de donaciones, — aún avergonzada, — luego  de cumplir con mis obligaciones me despedí.

—Gracias.

—Me disculpo nuevamente. —Dije.

—No es nada.

—Su esposa se va a enojar...

—No tengo esposa. —Interrumpió el elegante hombre.

<<¡Lotería!>>

<<Eso es increíblemente.>>

<<Me encantaba. >>

<<¡Este hombre está soltero, es alto, unos ojos azules hipnóticos, unos brazos y un pecho súper duros, tiene clase y una billetera dadivosa!>>

¿Qué más le puedo pedir a la vida?

—Fue un placer ¿Don... —Dije extendiendo mi mano, la cual besó.

<<¡Oh sí, esos labios me han tocado!>>

—Adam. Adam Luthor.

Los dos nos quedamos unos segundos en silencio mirándonos a los ojos.

—Buenas noches.

—Buenas noches. — Respondió aún sin soltarme.

El paquete de mi esposo DISPONIBLE EN DREAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora