Mi Perdición. Justin Bieber.

Capítulo 6: Alex Bieber.

En estos momentos tengo un cabreo monumental, ¿Cómo no me cuenta algo tan importante como que tiene un hijo? Se supone que es lo primero que me tendría que haber dicho si quiere algo conmigo, mi enfado en estos momentos no puede ser mayor, pero al ver su cara de preocupación no puedo evitar abrazarle-.

-Tengo que volver a casa, tiene una fiebre muy.

-Claro ve, debes de estar con él -le digo seria, mi conducta puede llegar a parecer contradictoria, ya que primero le abrazo y luego le hablo así, pero que me preocupe no significa que no esté enfadada-.

-Ven conmigo.

-No Justin, el que tiene que ir eres tú.

-Por favor...

Vamos camino a casa de Justin, el silencio inunda su coche, me muero de ganas de pedirle explicaciones, pero sé que ahora no es el momento, intento no mantener contacto visual con él, por lo que llevo todo el camino observando el paisaje que se deja ver por la ventanilla. A los pocos minutos llegamos a un gran chalet, atrevesamos el gran jardín y entramos en la casa.

-¡Claire! -grita Justin mientras inspecciono todos y cada uno de los detalles de la sala. El sonido de una puerta abrirse me hace salir del trance en el que estaba sumergida. Aparece una mujer mayor, debe de ser Claire- ¿Cómo está Alex? Cuando salí con Ryan lo dejé bien, estaba dormido -y ahora es cuando me doy cuenta de la hora que era, las 04:30 a.m.-.

-Se despertó llorando, pensé que se puso así al no verte, pero al no calmarse lo acuné y fue cuando me di cuenta de que estaba malito-.

-Voy a subir a verlo, acompañame Sara.

Subimos las escaleras con nuestro ya acostumbrado silencio, anduvimos por un largo pasillo, y nos detuvimos delante de una puerta blanca de madera en la que se podría leer: Alex. Relacioné conceptos y supe que esta era la habitación de su hijo y que éste se llama Alex. Justin abrió la puerta con sumo cuidado, la habitación no estaba a oscuras, sino que estaba en una penumbra provocada por una lamparita de color azul. Nos acercamos a la cama donde Alex estaba durmiendo. Justin se sentó a su lado y lo miró serio. Yo fijé mi vista en el pequeño que yacía sobre aquella cama, aunque tenía mala cara provocada por la fiebre, no había duda alguna de que es un niño precioso. Su padre se acercó a él y le dio un corto beso en la frente.

-¿Papi?

-Shh, duerme.

-No te vayas papá.

-No me voy a ir, pero tienes que dormir -el pequeño se vuelve y me ve, pone cara rara, es normal, una desconocida está en su habitación-.

-Yo me voy a ir a casa -le anuncié a Justin-.

-¡Espera! Tenemos que hablar, te mereces una explicación.

-No Justin, no me tienes que dar explicaciones, voy a llamar un taxi, espero que el pequeño se ponga bien.

-Por favor Sara, déjame explicarte.

-No es el momento.

-Espérame abajo, enseguida bajo ¿vale?

-Está bien.

Seguí el camino que antes hice con Justin y bajé las escaleras, me senté en el sofá y me relajé un poco, vaya nochecita estaba teniendo, mi móvil vibra en mi bolsillo, era un mensaje de Marga: Sara, ¿ya has vuelto a tu casa? Tenemos que hablar. Claro que teníamos que hablar, se va a quedar muerta cuando le cuente todo lo que acaba de suceder, pero ahora no es tiempo de eso, mañana o más bien dicho dentro de un rato hablaría con ella.

Estoy sumergida en mis pensamientos cuando siento el sofá hundirse por mi lado derecho.

-Lo siento, yo... no sabía como decírtelo.