Capitulo 2

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*Narrador Externo*

–Entremos ahí mamá.–Dijo señalando una tienda en el centro comercial.

–Está bien mija, vamos.–Dijo entrando a la tienda con su hija.

Era una tienda de ropa carísima, no cualquiera compraba ahí y ahí estaba Camila comprando cuanta cosa quisiera y pasando por encima de los demás. Como siempre suele hacerlo.

–¿Y éste me queda bien mamá?–Preguntó con uno de los tantos vestidos que se estaba probando.

–Te queda perfecto.–Respondió viendo a su hija y sonriendo.

–Claro, a mí todo me queda bien.–Dijo dando saltitos y entrando al vestidor a quitarse el vestido.

Fueron pasando las horas y Camila junto con su madre ya se habían cansado de comprar. Salieron del centro comercial y se dirigieron a su gran mansión.

(...)

–Camila, hija mira quien esta aquí.–Dijo el Señor Alejandro, haciéndose aun lado dejándola ver a un joven hombre.

–¿Shawn?–Preguntó algo desanimada.

–Hola hermosa.–Saludó tratando de besar la mejilla de Camila a lo que ella apartó su rostro. –¿Cómo estás?

–Bien gracias. Estoy cansada iré a descansar un rato.–Dicho esto subió a su habitación.

Si había algo que le fastidia a la castaña, es aquél chico que tanto insiste estar con ella. Él era guapo, pero no tenía nada de especial. No para Camila.

(...)

En las gradas solo se escuchaba el nombre de Lauren. Lauren a pesar de sus malos vicios juega y ama el Sóftball, es muy buena, la mejor en realidad.

–¡¡Vamos Lauren!!

–¡¡Batea fuerte!!

–¡¡Corre rápido Lauren!!

Eran unos de los tantos gritos que se escuchaban lo que motivaba más a la chica de ojos verdes.

Y así continuó el juego. Lauren luciéndose como siempre
Si hay algo que le sobra a esta chica es talento. Es la mejor jugadora de su equipo, grandes entrenadores y representantes de otros equipos han querido llevársela, pero no lo han logrado ni lo lograrán, decía ella.

El juego culminó.

–Muy bien Lauren, felicidades.–Dijo dándole una palmada en la espalda a la ojiverde.

–Gracias.–Dijo sentándose en la banca bebiendo agua de una botella.

–Hola hermosa.–Saludó sentándose al lado de Lauren.

–Elizabeth, ¿qué haces aquí?–Soltó fastidiada.

–Te ví jugar y quise pasar a saludarte.–Contestó mirándola fijamente. –Eres tan malditamente sexy.–Dijo tratando de tocarle es rostro a Lauren.

–Elizabeth, ya lo hablamos. Te quise, ya no te quiero más, me fallaste ¡déjame en paz de una maldita vez!–Gritó lo último furiosa levantándose de la banca y caminando hacia su casa.

–Esto no se quedará así Lauren. ¡Tú eres mía! ¿¡Entendiste!? ¡¡MÍA!!–Gritó enojada antes de que Lauren desapareciera.

Sí, Lauren logró escucharla y conociendo a Elizabeth sabía que lo que dijo lo cumpliría, pero no le tomó importancia.

Debió haberlo hecho...

(...)

Lauren cambió su rumbo y caminó hacia un parque, ya la noche había caído. Se sentó en una banca y volteo su mirada al cielo el cual tenia a la Luna con su blanco y hermoso destello de luz.

La chica de ojos verdes amaba a la Luna. Podría pasar horas y horas incluso toda la noche contemplándola y jamás se cansaría. La chica peli negra saco su cuaderno de su mochila y se dispuso a dibujar a la hermosa Luna.

Sí, yo lo dije a esta chica le sobra el talento.

Después de una hora y treinta minutos de dedicación, terminó su dibujo. Guardó su cuaderno en su mochila y miró la hora eran las 9:32 de la noche, hora de ir a casa.

(...)

–¡Holaaa! ¡ya llegue!–Dijo gritando mientras entraba a su casa.

–Hija estamos aquí no tienes que gritar.–Dijo sonriendo la Señora Clara, sentada en el sofá viendo una película junto al padre de Lauren.

–¿Cómo te fue nena?–Preguntó Michael mirando a su hija.

–Muy bien papá. ¿Hay de cenar?–Preguntó subiendo las escaleras.

–Sí, ya te sirvo.–Dicho esto se levantó y se fue hacia la cocina. Mientras que Lauren, ya se había encerrado en su habitación.

La ojiverde se duchó, se arreglo y bajó a la sala. Miró el reloj que habitaba en una pared y este marcaba las 10:25 de la noche.

–Tu comida esta en la cocina–Dijo Clara, mirando la tv y se volteo a mirar a su hija mientras esta caminaba hacia la cocina. –¿Vas a salir?

–Sí, mamá y no me esperen.–Respondió desde la cocina mientras echaba jugo en un vaso para sentarse a comer.

Clara y Mike se miraron y suspiraron sabían lo que su hija haría. Ellos muchas veces han tratado de detenerla para que no salga a esas fiestas que solo la dañan más, pero ha sido en vano. Por mucho tiempo lo intentaron de todas las maneras posibles, pero se rindieron, no podían hacer nada; no habría nadie que la hiciera cambiar. Decían ellos.

Si supieran que si había alguien por quién su hija seria capaz de dejarlo todo.

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Bien empezamos espero les agrade y se los agradeceria mucho si la comparten

Juntas Contra Todo - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora