¿Cómo saber si es de día o de noche? Siempre esta oscuro. La única señal es, además de mi despertador y Ginne, el reflejo en la parte superior de toda esta oscuridad. Podría jurar que a veces es claro el piso pero al momento que quiero centrar mi mente en ese peaueño espacio, desaparece. Todos los días desespero tratando de encontrar algo de luz dentro de todo esto, no solamente hablo de la escasa luz que se refleja cuando sé que es de día o cuando estoy cerca de algo realmente alumbrado; no, me refiero a esa pequeña esperanza que tengo de salir de la oscuridad en la que me encuentro.
La alarma ha sonado lo que significa que es momento de levantarse. Abro los ojos aún sabiendo que es una perdida de tiempo, pero aprovechando las pequeñas tonalidades que iluminan la oscuridad. Tomo una respiración antes de retirar mis sabanas y sentarme en la cama. Apoyo mis palmas sobre el suave colchón y me quedo así unos momentos. Respiro por la nariz inhalando el aroma fresco que la lluvia de la noche anterior ha dejado.
Me levanto de la cama apoyándome con las palmas y me giro levemente hacia la izquierda.Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Cuento interiormente mientras avanzo, con lentitud y paso precavido hacia delante.
Tiento y se que he llegado a mi cómoda. Tiento los cajones, bajando mis manos sobre la fría madera y abro el tercero. Me dejo llevar por la sensación de ropa suave y tomo lo que espero sea un vestido. Lo desenvuelvo frente a mi, por el sonido del aire al caer, sé que es largo y sonrío pensando que he acertado en mi búsqueda.
—Buen dia, Ja...—la voz de Ginne, mi enfermera personal suena en la habitación—¿Qué se supone que haces?—trata de regañarme pero podría jurar que está sonriendo. Siempre tiene el mismo tono de voz cuando rie. La voz de Ginne es agradable y dulce, pero también es severa cuando está molesta y suena como campanillas cuando ríe.
—Dime por favor que he sacado un vestido—giro la cabeza hacia la izquierda esperando que se encuentre ahi, guiándome por el sonido de su voz y que no parezca una tonta mirando hacia otro lado. Detesto realmente que la gente se burle de mi aún y cuando piensen que no lo noto.
—Has cogido una falda, cariño—la siento acercarse a mi por detrás.—Aunque algunas chicas suelen pensar que está bien usarlas como vestido.
Has fallado de nuevo. Me recrimina mi subconsciente. Ginne está siendo amable al decir lo último para evitarme el disgusto pero yo no puedo pasarlo por alto. Tengo quince años ciega y aún no puedo distinguir una falda de un vestido, algunos pensarían que dada mi vasta experiencia, sabría al menos eso.
—Toma, cariño—la escucho decir cerca mio. Estiro la mano y toco la suave tela. Sonrío al sentir la suavidad aterciopelada de la tela que sostengo entre los dedos. Memorizo su tacto para tenerlo presente en mi cabeza la próxima vez que quiera tomar uno.
—Gracias, Ginn.—suspiro—aunque no deberías dejármelo tan fácil, necesito aprender por mi misma a seleccionar las cosas correctamente. No siempre estarás tú para ayudarme, además—agrego—pensé que estarias en tu casa. Necesitas descanzar.
—No estoy en horas de trabajo. He venido a verte. Estamos invitados a la comida de tus padres y me he escapado un momento para venir a ver cómo habías amanecido.
Asiento y cuento quince pasos hacia la derecha para ir al baño. No me gustaban las comidas que organizaban mis padres, no es que sea una aguafiestas o una asocial pero siempre terminaban haciéndome preguntas incomodas sobre mi condición, y yo siempre tenía que responder cortésmente y con una sonrisa que no sentía.—No estoy segura de que tu esposo...
—Mi amado esposo sabe que estoy aquí—escucho su suave risa de campanillas—Lo he dejado abajo en compañía de tu padre así que no creo que me esté extrañando ahora mismo—siento a Ginne aproximarse a mi y luego sus brazos tocan mis hombros dándoles un empujoncito leve y suave—anda, ve a cambiarte. Tu madre quiere que estes abajo en 20
Entro en el baño, cierro la puerta y niego.—Ella no me quiere realmente ahí.—digo alto para que Ginne me escuche—solamente cumple con invitarme para que sus amistades no hablen a sus espaldas sobre que no quiere a su hija la ciega.
No me muevo. Me cambio ahí. Llevo mis dedos a los tirantes del vestido para después ir en busca de la etiqueta, cuando la encuentro, y está en la parte interior del vestido, me lo paso por la cabeza correctamente. Estaba acostumbrada a mi antigua habitación. La conocía perfectamente pero la han remodelado y ahora todo es nuevo para mi. Siento que si avanzo más de los pasos que me han dicho, caere y no sabre donde estan las cosas. Probablemente lloraria como siempre. La peor parte es que nadie me pidió mi opinion al momento de hacer las remodelaciones por lo que nadie sabía cuán encerrada me sentía en el único espacio en el que me siento realmente libre.
—Sabes que no es eso, cariño. Tu madre simplemente no es muy afectiva
—Puede que no tenga el sentido de la vista, Ginne, pero sí tengo otros y sé perfectamente que mi madre preferiría que yo no estuviera aquí. Ella se conformaría simplemente con tener a Gwen.
—Eso no es verdad.
—No trates de excusarla—digo terminando de ponerme los zapatos. Eran unos zapatos de piso realmente cómodos, jamás había pensado, y aunque hubiese querido jamás habría podido, en usar zapatillas de tacón alto. Ellos eran realmente una amenaza para el poco control que tenía sobre las cosas.
Salgo del baño cambiada y siento a Ginne al instante delante mio acomodando mi cabello.
—Te ves hermosa
—Quisiera decir lo mismo—susurro para mi.
—Tu hermana estará ahí abajo.
—Luciendo radiante como siempre, imagino
Hubo una pausa corta por parte de Ginne y luego dijo:—Y está de un humor terrible
—Es la pequeña
—Es una testaruda y consentida
—Ella puede serlo—susurro.—No está atrapada dentro de su propio cuerpo
—Jade...-—me dice con lo que a lo largo de los años he aprendido que es su tono triste
—Estoy bien—sonrío. Miento. Realmente no me encontraba bien pero a nadie iba a gustarle ni a importarle una respuesta diferente a la que había dado.
—¿Lo estas?
—Si—digo al momento que mi mente grita "¡NO!"
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The Eyes Of The Soul
RomanceElla se limita debido a su condición. Él le enseñara a amar a pesar de ella. La condición de ella no impide que él la ame. Aún y cuando el mundo se oponga él luchara por hacerle saber que es el amor de su vida y que no está dispuesto a dejarla ir.