CAP VI: La espinas de las rosas rojas.

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Parte A: Tridente suicida.

Tercera semana de Mayo: El ser humano es tan auto destructor que hasta de los más insospechado e inofensivo puede crearse un arma para acabar con la vida propia y las próximas.

Después de haber estado en Madrid, las cosas han cambiado en mí, no sé qué pasa, definitivamente no soy el mismo. Aun así no tengo la capacidad de saber con exactitud qué es lo que ya no es igual, pero se me dificultaba aun mas saber qué es lo que me ocurre internamente para experimentar este supuesto cambio.

He estado comunicándome muy a menudo con Isco desde entonces, no hemos parado de chatear por las redes sociales, ya sea facebook o whatsapp, este chico ha hecho que yo vuelva al vicio que ya creía superado. Pero eso no me molestaba en lo más mínimo, es mas, me hace creer que sigo siendo el de antes. No me comunico con nadie más que con él, Bart la usa solo para lo justo, el 95% de veces de índole académico y Sofia ni siquiera me ha dado un número en que pueda contactarla, pero no creo que sea el caso, pues apenas hablamos cuando estamos juntos, supongo que sería más complicado hacerlo por mensajerías.

Isco: ¡Buenos días Beibi!

Yo: ¡Buenos días! ¿Qué tal amaneces?

Isco: Bien, un poco hastiado con mi abuela, pero bien.

Yo: Bueno, yo yendo hacia la escuela. Deberías saber llevártela ya.

Isco: Si puedo, pero no deja de asfixiarme.

Yo: Bueno. Tengas un buen día, te escribo cuando salga de la escuela. Estate pendiente :* (Denota un beso en mensajería de texto).

Isco: Esta bien. Buen día.

Las cosas son más o menos así todos los días, si olvida o no envía los buenos días, yo lo hago. Normalmente en la mañana como saludo, pero ya en la noche es diferente, ya buscamos temas de los cuales conversar, siempre con esa dinámica bromista, con ganas de aprender algo, y con el objetivo de interactuar siempre con el otro para ser amigos.

Teníamos planes de salir este fin de semana, es posible que lo hagamos, pero el lugar puede ser un poco extraño, bueno al menos eso fue lo que me dijo. Pero como es de esperarse, no me importa. No creo que sea un lugar ilegal, pues no tiene pinta de irrespetar los límites sociales. Pero bueno. Toca esperar el sitio donde iremos. A mí me pone extrañamente ansioso.

La primera vez que vi a Bartllori después del viaje a Madrid fue un poco curiosa, porque fue no mas verlo a la cara y nos reímos como sabiendo algo internamente, Pero no era así. Nos saludamos mas atentamente, y me preguntaba por un trabajo de Lengua y literatura, en cual yo era el más destacado, por cierto, no sé si destacaba apropósito o era innato mío. En fin, tuvimos una clase normal, incluso nombraron nuestro ensayo sobre la neurolingüística la mejor del grupo, eso nos llenaba sin duda de gran satisfacción.

Bartllori: ¿Cómo estuvo el viaje?

Yo: Bien. Bastante bien.

Bartllori: ¿Mas de lo que lo esperabas?

Yo: ¿Por qué dices eso?

Bartllori: Hay cosas que brillan mas, con menos magia.

Yo: Reí a carcajadas. Porque lo que hacía Bart era citar un estado que yo había publicado, justo la noche que volví de Madrid. Dije: Que bruto eres, no sabes analizar esos versos demasiados abstraídos.

No pensé que alguien fuera a interpretar eso de esa manera, menos Bartllori. Pero me hizo reparar que siempre estoy escribiendo cosas que según yo nadie entendería solamente conociendo a profundidad mis asuntos. Pero que quizás no era así del todo y resultaba ser más evidente de lo previsto.

*Clan Suicida*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora