La cueva

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Había despertado en mi cama. Eso significaba que había ganado la guerra con mi hermano. Entonces me di cuenta que había una nota en mi mesita de noche.

"No te empujé solo porque sabía que te ibas a quejar con papá. Te amo, hermanita.

Alex, el hermano más bello del universo."

Sonreí y me levanté para ir al colegio. Vería a Tyler y tenía que comenzar a averiguar sobre las guardianas. Caminé rápido y me encontré con Tyler saliendo de su casa, pero estaba a una cuadra de donde me encontraba. Corrí para alcanzarlo.

-Tyler, necesito hablar contigo.- También necesitaba aire, después de la corrida.

-¿Qué pasó, Alba?

-¿Qué protegía mi madre? ¿Qué pasa con las guardianas cuando acaban su misión?

Me miró extrañado. Comencé a temer la respuesta.

-No sé.- Sentí como mi corazón se rompía en pedazos.- De verdad, no sé. Soy solo un simple dragón, el que debe saber es Draco, el dragón gris que viste. Él es el segundo al mando y será tu mano derecha cuando subas al poder.

-¿Subir al poder? ¿Cuándo será eso?

-Bueno, que yo sepa las líderes asumen apenas llegan a la Orden. Pero las anteriores líderes eran mayores de 21 años.

-¿Hace cuánto que no hay líder?

-Que yo sepa, la última murió hace 5 años. Eso sucedió antes de lo previsto. Y no contaron con encontrarte cuando te faltan como 6 años para la edad de las demás líderes.

-¿Cómo así?-dije extrañada.

-Las vidas de las líderes están conectadas. Nadie sabe cómo pero cuando una muere, la siguiente está lista para asumir el poder.- Se acercó a mi oído- Muchos, entre ellos yo, creemos que la mataron. Ella debería haber vivido hasta que cumplas 21 y creemos que fue...

Sonó el timbre del colegio y se alejó de mí. No me había dado cuenta que habíamos llegado; tampoco que toda la escuela estaba mirándonos. Solo noté calor en mis mejillas y a Tyler entrando al colegio.

Luego sentí unos saltitos detrás de mí. Di la vuelta y vi a Júpiter sonriendo.

-¿Por qué tan feliz?-dije.

-Shippeo Ayler.

-¿Qué?

-Ya sabes Alba y Tyler.

Sonreí y entré al colegio.

Cuando salí del colegio, decidí ir a surfear. Así que llegué a mi casa y me cambié. El mar estaba demasiado bueno y no podía desperdiciar esas olas. Pasé un buen rato ahí y volví a sentir ese llamado, mas ahora venía de otra dirección. Una venía de la orilla. Salí del mar y comencé a sentir más la señal; hasta que prácticamente me gritaba, miré a todos lados. Nada. Miré hacia abajo y vi la llave.

La tomé y esta me jaló hacia el mar. La solté y esta comenzó a flotar. Tomé la tabla y volví a dirigirme mar adentro. La llave seguía guiándome, hasta que terminé frente a una roca gigante. Parecía una pequeña isla. La llave se sumergió y yo la seguí, para notar que debajo de la roca había como una entrada. Salí a la superficie a tomar aire y poder pasar sin dificultad. Pasé el pequeño agujero y volví a salir a la superficie y me encontré con la cueva de mi primera visión, era más hermosa que en mi visión. Era espaciosa y con muchos cristales incrustados en la pared que iluminaban la cueva. La llave estaba flotando justo encima de un cofre. Salí del agua y caminé por el suelo rocoso; tomé la llave y me arrodillé frente a él. Inserté la llave y suspiré. ¿Qué habría allí? Giré la llave y abrí el cofre. Lo vi y no podía creerlo.

N.A: Perdón, perdón, perdón por actualizar tarde. Pero tuve un día muy agitado, ocupado, cansado y muchas cosas terminadas en -ado. Espero que les guste el capítulo y no se olviden de votar y comentar. Bye.





El Secreto del DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora