La desición

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Estábamos tan emocionados con la noticia de que por fin, tras años de intentos lograste quedar embarazada.
Al recibir la noticia no esperamos ni un segundo y reservamos un turno con el doctor para verificar que todo estuviera bien con nuestro bebé.
Pero en vez de eso recibimos la terrible noticia de que tendríamos que tomar una difícil decisión.

-Se que es difícil para ustedes. Pero por favor tomen una decisión lo antes posible.

El ver tu dulce sonrisa transformarse al instante en un mar de lágrimas era doloroso, no podía imaginar una vida sin ti, el sólo pensar que no podría volver a ver tu rostro al despertar, ni el no volver a oír tu voz, tus risas, tus llantos, el solo pensar que te podría perder, me lastima, sin ti no sabría vivir, pero en cuanto pienso en tu felicidad al ver esa prueba de embarazo y arrebatartelo me destroza, yo no tengo el valor de decidir entre las dos cosas más valiosas en mi vida.

¡N-no puedo! ¡No tengo fuerzas para decidir, dejando todo a tu merced!

Lágrimas de impotencia y dolor caían de mis ojos. El sentir tus suaves manos acariciando mi rostro me reconfortaba, pero aun así no podía evitar sentir tu sufrimiento.

Al regresar a casa, no pude dejar de observar con impotencia tus hermosos ojos chocolates, rojos y cansados de tanto llorar. Tu no merecías este dolor, juro que si pudiera cambiar mi vida por la de ustedes, lo haría, no lo dudaría, pero para esto yo no tengo la solución.

Recuerdo cuando me desperté asustado al no encontrarte a mi lado, corrí hasta la habitación en donde dejamos la cuna sin terminar.
Ahí estabas tú, observando por la ventana, me miraste con una calida sonrisa y asentiste con la cabeza demostrándome que ya habías tomado una decisión, la habitación se llenaba de nostalgia. Me acerque a ti y me senté en el borde de la ventana, admirando lentamente cada facción de tú hermoso rostro, intente aguantar la tristeza, pero se me hacia casi imposible dejando escapar pequeñas lágrimas que se escurrían lentamente por mis mejillas, me sentía tan impotente ante la situación por la que pasabanos.

-Te amo tanto -susurraste entre sollozos hundiendo tu rostro en mi pecho, rodie mis brazos por tu delicado cuerpo, aferrándome fuertemente a el, sintiendo como una sensación de calidez recorria mi cuerpo.

6 Meses después...

-Me voy a bañar amor.

-¡Esta bien! -grite desde la cocina, ya que estaba preparando la cena.

Los minutos pasaban tranquilamente, hasta que de repente escuche tus gritos desde la habitación, corrí asustado. Cuando me viste entrar, me miraste y exclamaste sonriente:

-Ya es hora.

Corrimos al auto, yo en completo pánico por la situación y tu con una tranquilidad admirable. En cuanto ingresamos al hospital te llevaron directo a la sala de parto muy preocupados.

-Por favor tómale la presión arterial.

-Es 103/71.

-Tiene hipotensión, ¿Deberíamos hacerle una transfusión doctor?

-Si por favor y preparen la sangre.

"Nadie conoce su fuerza más que yo".

Ese día en el hospital, el doctor nos dijo... Que ella tenia cáncer.

Tenia dos opciones para elegir, primero: podría salvarse si se hacia la quimioterapia, pero eso pondría provocarle a nuestro hijo alguna discapacidad o incluso podríamos perderlo. La alternativa era quedarnos con el niño, pero debería pelear sola contra el cáncer, sin ningún remedio.

Mire tu rostro agotado sintiendo como me apretabas cada ves más y más fuerte mi mano, haciendo todo lo posible para traer a nuestro hijo al mundo, cerré los ojos asustado y escuche su llanto, en cuanto los abrí, ahí estaba nuestro hermoso hijo, me miraste sonriente desbordante de alegría. En cuanto lo revisaron, lo tomaste cuidadosamente brazos. La felicidad abundaba en nuestros corazones, recordándonos lo hermosa que pude llegar a ser la vida.

(...)

Pasaron los días y te recuperaste lo suficiente como para poder comenzar con el tratamiento contra el cáncer.

Hoy era el día en que te iban a realizar tu primer quimioterapia. Me detuve unos segundos frente a la puerta, cada vez que entro en esta habitacion las lágrimas amenazan con escapar de mis ojos, me dolía verte así, pero más me duele el no poder ayudarte.

Era horrible la situación en la que ambos nos enconteábamos, los dos sufriamos tanto y lo peor era que no podíamos hacer nada para solucionarlo.

Con pasos silenciosos me adentre en la habitación mientras cargaba a Nash, en cuanto te percataste de nuestra presencia, una hermosa sonrisa ilumino tu pálido rostro, rebosante de un amor sincero e infinito que mantenias aun en los peores momentos. Me senté cuidadoso en el borde de la camilla dándonos un tierno beso, tomaste a nuestro pequeño en brazos meciendolo mientras tarareaba una dulce melodía, le besaste suavemente la frente como despedida. Yo no quería despedirme de ti era muy difícil, ambos sabíamos que aunque te hicieras esta quimioterapia no ayudaría en tu condición.

-Promete que no nos dejarás.

-Natsu, te amo y lo sabes, pero no puedo prometer algo que no puedo cumplir. Siempre estaré con ustedes en sus corazones, así que se fuerte por nuestro hijo... Por mi -dijiste sonriente, para después depositar un dulce beso en mis labios, el sentir la suavidad de tus labios al rosar con los mios, me encantaba. Te despediste alegremente mientras entrabas a esa habitación, me reconfortaba verte tan feliz aunque sabia que solo fingias felicidad en donde solo había tristeza.

Pero lo más desconcertante fue que ese fue nuestro último beso.

Al pasar los días de tú quimioterapia nos dieron la terrible noticia de que tu cuerpo no lo había soportado y que rechazaba todo medicamento que se te administraba. Esa noticia hizo que me derrumbara, pero te había hecho la promesa de ser fuerte por nuestro hijo y por ti, no quiero decepcionarte, pero es muy difícil, en estos momentos tu eras la que me daba fuerza y ahora ya no estas.

Al principio creí que no me volvería a enamorar, pero me he dado cuenta que si se puede, cada día que pasa me enamoro más y más de nuestro hermoso hijo, se parece tanto a ti, cada vez que me regala una sonrisa te recuerdo, el calor de sus abrazos me llena de felicidad, hace que olvide todos los sentimientos de dolor que me invadan, dándome fuerzas para vivir sin tu compañía.

Gracias por todo lo que has hecho por mi, por compartir miles de cosas, te amo y estoy muy agradecido de haberte encontrado.
Por que un amor como el tuyo es difícil de encontrar, tu fuiste, eres y serás lo más hermoso que me ha podido pasar.

¡TE AMO!

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Perdonen los errores ortográfico.
¡Gracias por leer!
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