Miro el reloj, marca las 00:57 de la noche... Los segundos parecen minutos, los minutos parecen horas no me puedo sacar de la cabeza todo lo ocurrido. Aun no me puedo creer que me haya podido hacer esto, nunca lo habría visto capaz. Lo extraño, a pesar de que va a mi misma clase, pero no es físicamente sino que estraño que me mire y se le dibuje una sonrisa en la cara con sus hoyuelos perfectamente marcados y de ahí pase a colocar su frente pegada a la mia y susurrarme que me ama y cuando menos me doy cuenta sus labios ya están rozando los míos y sus frías manos acariciando mi cuello delicadamente como si fuera una frágil flor.
Es como una dosis de adrenalina que sin ella no puedo vivir y ya son dos semanas sin esas dosis... No puedo más.