Prologo

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Día 365

Un año, un año exactamente ha pasado. Puedo sentir la mañana fría y húmeda, mis dedos de los pies están helados a pesar de ni siquiera quitarme los zapatos durante la noche, abro los ojos y fijo la vista en la pequeña ventana del sótano, apenas está amaneciendo, me incorporo del suelo y me estiro, soy el único despierto, voy hacia las escaleras y me siento en ellas, aún algo adormilado hago lo de todas las mañanas para mantener la cordura:

Mi nombre es Vincent Olsen, nací y crecí en Seattle tengo 18 años, cumpliré 19 en Abril, mis padres Andrea y Joseph Olsen, perecieron la primera semana de la infección. Soy hijo único, soy cinta negra en Taekwondo, me uní a un grupo de sobrevivientes de la ciudad, comenzamos siendo 30, ahora somos 7, estamos en algún lugar de Kansas resguardándonos en una pequeña cabaña alejados del pueblo. Nuestro grupo está conformado por Anna, tiene 30 años era abogada, tiene buena puntería y da ánimos al grupo. Steve, es un hombre grande y robusto, nos ayuda en el trabajo pesado y nos mantiene en forma, era militar, es de carácter fuerte sin embargo no es malo y tiene 40 años de edad. Alisson y Mark, ambos son hijos de Steve, Alisson tiene 13 años, es callada, pero es rápida y pequeña, nos ha ayudado en ocasiones importantes, Mark tiene 19 es algo estúpido y llorón, tampoco suele callarse cuando debe, creo que no me agrada, es como el típico alumno de escuela, drogadicto, estúpido y de familia adinerada. John es un muchacho de 20 años, callado e inteligente, normalmente el da las estrategias para salir de aprietos. Leo es el líder, parece tener unos 35 años, es inteligente y hace razonar bien a las personas, es fundamental para nuestro grupo, John es la mano derecha de Leo además...

-¿Despierto tan temprano?- Veo una sonriente y adormilada Anna hablándome llevándome a flote hacia la realidad, sentada entre las bolsas de dormir de los demás, parecemos una especie de madriguera de conejos, todos acurrucados en un pequeño espacio

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-¿Despierto tan temprano?- Veo una sonriente y adormilada Anna hablándome llevándome a flote hacia la realidad, sentada entre las bolsas de dormir de los demás, parecemos una especie de madriguera de conejos, todos acurrucados en un pequeño espacio.

-Cuando despierto ya no puedo volver a dormirme por más que lo intente- respondo en voz baja

Anna se levanta cuidadosamente entre los bultos dormidos de nuestros amigos y se sienta junto a mí en las escaleras –hemos estado tranquilos por algunas semanas, ¿no?- suelta tranquilamente

-Sí, no han estado mal- respondo vacilante- Leo nos mantiene a salvo.

-Y nosotros a el- se apresuró a decir- Siempre recuerda eso- dicho eso se levantó y subió las escaleras haciéndome señas para seguirla, me deslice rápidamente detrás de ella –necesito tu ayuda- dijo saliendo hacia la parte superior de la cabaña 

-¿Que es lo que haremos?, no podemos salir sin avisar- dije confundido 

-Si podemos, solo iremos por el desayuno- Tomo su arco y carcaj - Vamos por el desayuno, amiguito-acto seguido me revolvió el cabello

-No soy un niño-Refunfuñe detrás de ella, tomando mi hacha y un pequeño revolver.

-No, claro que no- dijo sarcásticamente, estas personas son tan idiotas algunas veces.

Nos adentramos en el bosque silenciosamente, tuvimos que matar un par de caminantes, pero no fue problema, soy bueno manejando el hacha, no tuvimos ningún contratiempo al transcurso de nuestro  pequeño viaje, en realidad conseguimos un motín, Anna cazo 3 ardillas y un mapache, ese día comeríamos como reyes y podríamos tener provisiones para después, sin duda Leo y los demás estarían contentos, al regresar tomamos el mismo camino, nos encontramos con los dos caminantes que matamos en el camino, y seguimos avanzando entre el frondoso y verde paisaje del frió bosque,  es verano, pero Kansas en un lugar frió y solitario, pensábamos salir de ahí en cuanto tuviéramos la oportunidad, y quizás esa oportunidad era en ese momento. 

Finalmente llegamos al pequeño pueblo, "Leawood" decía en el letrero, desteñido y gastado, como si tuviera un centenar ahí, aunque solo fuera un año, se escucharon disparos y gritos nada más pisamos el pueblo e instintivamente corrimos hacía nuestro "refugio" al llegar a la calle, nos escondimos detrás de la esquina de nuestra cuadra, de la casa salieron dos personas encapuchadas y con las manos en alto, atrás de ellos con armas en mano y apuntándoles directamente eran Leo, John y Steve. Anna y yo nos aproximamos a ellos 

-¿Donde demonios se encontraban- Ladro Steve enojado y reprochándonos de cualquier cosa que estuviera pasando 

-Fuimos a buscar comida- Anna respondió firmemente 

-¿Que diablos esta pasando aquí?- me alteré un poco al ver tanto ajetreo. 

-Estos dos ladrones bastardos intentaron asaltarnos y llevarse toda nuestra comida- Ladro nuevamente el Enfurecido Steve

-Solo teníamos hambre- Hablo uno de los dos tipos encapuchados - solo íbamos a tomar algo para poder sobrevivir este día, no queríamos perjudicarlos, ustedes tienen provisiones para el doble de ustedes- suplico el tipo -Podemos serles de ayuda-

-Ya somos demasiados- Steve Interrumpiéndolo

-El que tomas las decisiones aquí, soy yo.- Leo calló a Steve.

En ese momento nos dimos cuenta que entre las suplicas del encapuchado y los ladridos molestos de steve los caminantes se aproximaban a nosotros por el ruido había unos  doce viniendo hacia nosotros.

-Entremos- Anna me tomo del brazo y me jaloneo hacía el "refugio"

-Por favor, ayúdenos- Suplico nuevamente el sujeto encapuchado, los dos tenían solamente los ojos descubiertos el primero era de piel negra y el segundo silencioso era más pequeño y tenía los ojos azules y la piel clara, ambos estaban sucios y llenos de tierra.

Leo vacilo y los miro, fijamente mientras los demás entrabamos al refugio, y sin apartarles la mira del arma les indico entrar, con las manos arriba y vigilados por nosotros, cerramos las puertas, y las ventanas estaban amuralladas, no podían entrar, solo bajamos a nuestra pequeña madriguera con los individuos siendo apuntados con el arma.




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