Misión crucial

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El amanecer parecía tardar más que nunca, y con Richard Dormido y roncando a lado nuestro parecía el sueño atacarme con más fuerza, creo que me quedare dormido, mi cuerpo me pesa, y me recargo en la pared, mis ojos se cierran por si solos y me sumerjo en la nada de mi cabeza, en ese mismo instante siento un golpe en mi hombro, que me despierta y espanta, abro los ojos al momento del tacto, y puedo ver frente a mi a una enojada Elizabeth, al menos puede ver que tiene emociones -No te duermas- Dijo firmemente - ya casi amanece- y efectivamente ya casi amanecía, en mi semidespertar, pude admirar a mi nueva compañera por primera vez, su cabello rubio, muy corto, su piel pálida y sucia, sus ojos azules y fríos mirándome, tenía ojeras y los ojos rojos, se nota que no duerme mucho, también tenía acné resultado de la suciedad de su cara todos los días, ¿Pero eso a quien le importa ahora?

Me talle los ojos y sacudí mi cabeza, me frote la cara y el cabello. trataba de despertarme aún más, pero no resultaba del todo, me despegue de la pared, erguí mi espalda y trataba de crear garabatos imaginarios en mi cabeza para entretenerme y no dejar que Morfeo se apoderara de mi, antes para no dormir en la época de exámenes tomaba mucho café, una vez tome tanto que no dormí en dos días, desde entonces tuve precaución con la cafeína, en estos momentos anhelo tanto una taza de café caliente. -¡Oh mira! Café- Me encentro con una taza de café caliente y con ese aroma delicioso le doy un sorbo, parece café pero es chocolate caliente, como lo preparaba mi madre, apareció en mi mano, siento una mano tocar mi mejilla, alzo la mirada y veo a mi madre sonriéndome y hablándome para que baje a desayunar la casa, he vuelto a mi casa al fin, mi madre aparta su mano de mi mejilla y recibo una bofetada que se siente más como un puñetazo, finalmente abro los ojos, no es mi madre, es Elizabeth hablándome fuertemente, pero no la escucho, a penas puedo verla.

Después del épico golpe que he recibido no me quedaron ganas de volver a dormir en un un par de semanas,  pero al menos el sol ya estaba saliendo ya teníamos campo de visión para salir, mi compañera se puso su pasamontañas y como saltamontes brinco del borde de la ventana a la cornisa de la tienda de al lado y ligera subió al techo apoyándose de las molduras exteriores de la pared, sentí mi corazón acelerarse y sentir el miedo desde mi estomago hasta mi garganta, si fallaba sería infectado como mínimo, pude ver a la pequeña encapuchada mirándome extrañada, como si saltar por las cosas fuera la cosa más normal y casual del mundo, aunque tal vez ahora lo sea. 

-Hey- Me llamo Elizabeth con una soga en la mano- haremos un arnés, así estarás más seguro- arrojo un extremo de la soga a la ventana y por suerte había visto como hacer uno así que tenía una idea para crearlo, amarre de mi torso a mis piernas y al final hice un nudo de nudos para asegurar que no se deshiciera, no soy un "experto" en estas cosas. - yo lo sujetare de este lado- me dijo y la perdí de vista, espere unos 5 minutos y comencé a preocuparme porque no la veía regresar, pero entonces la vi, haciéndome un ademán con la mano indicándome que ya saltara. Mi corazón comenzó a latir rápidamente, no lo pensé demasiado y no me di cuenta de que ya estaba saltando, no tome el suficiente impulso y sentí mi cuerpo no llegar a mi objetivo, solo caer, mis brazos se aferraron a la cornisa e impulsándome con la pared conseguí llegar a la pequeña estructura, me senté en ella, estaba asustado y agitado pero sabía que tenía que continuar, así que tome aire y miré hacia arriba, era poco pero parecía infinito, no podía rendirme en ese momento, me levante con precaución y pegue mi cuerpo en la pared, sentí las molduras en la pared y la ventana que estaba más arriba, me aferre a la ventana con mis dedos y llegado el momento, con fuerza impulse mi cuerpo con mis manos seguidos de mis pies en la pared y conseguí llegar al borde del techo ahí me esperaba mi compañera, tomo mi brazo con ambas manos y tiro de el, mientras yo empujaba mi cuerpo con mis piernas, al fin llegaría hasta arriba, estaba en el techo cuando una de las molduras de la pared se rompió y desafortunada resbale desprendiéndome de la pared pude ver que  el cuerpo de Elizabeth comenzó a salirse del techo y me soltó para no caer, el tiempo se ralentizo y vi mi final en el suelo, cerré los ojos y pensé que al menos podría estar con mis padres si estaba muerto, pero sentí un jalón repentino que me detuvo y me estrello en seco con la pared de la tienda, el golpe aturdió mis sentidos pero pude ver a la horda de cadáveres viniendo hacia mi, Elizabeth estaba jalando la cuerda sujetándome, me di cuenta que la cuerda bajaba lentamente, lo cual indicaba que era demasiado peso para alguien tan pequeña y enclenque, reaccione rápidamente antes de pensar en nada y subí gentilmente la pared llegando al techo completamente agotado, solo para tirarme en la superficie del techo, a respirar, mire a mi pequeña compañera y estaba cansada como yo, quizás no tanto, pero lo estaba,  se había retirado el pasamontañas para respirar mejor, pude ver sus mejillas de un color tan rojo y su cabello mal cortado lleno de sudor, no pude evitar reír un poco por tal escena, me miro, molesta, pero también se burlo de mi, es la primera vez que la veía sonreír, era extraño.

Ella se levanto cuando al fin pudo y yo seguía tirado, agarrando fuerzas para seguir -eres un debilucho, a penas estamos en la tienda, falta medio pueblo- se puso el pasamontañas e hizo unos estiramientos- yo me quite el arnés y ella lo desamarro del otro extremo que era la estructura de un aire acondicionado me dio un sermón por mis nudos horribles y enrolló la soga rápidamente, la metió a su mochila y procedimos a continuar, la seguía de cerca, tal vez no tanto, es realmente veloz, su mochila se veía el doble de grande que ella sin embargo era tan ágil como un gato, el trayecto siguiente era de casas unidas a otras, pasar por esos techos era muy sencillo, sentía el viento frío y el sol caliente en mi piel, de alguna manera me divierte, saltar por los muros y sentir como las palmas de mis manos se queman en la superficie de los muros y azoteas, es casi como volar. 

365 Días más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora