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Al día siguiente me levanté de la cama y pulsé dos veces el botón de la cafetera antes de acordarme de que sigue rota.

—Mierda.—Murmuro. 

 —¿Qué te pasa?—  Pregunta mamá, que ha estado todo el rato en la cocina.

— ¿Que qué me pasa? Mamá, ¿puedes ver esto?— Señalo la cafetera.— Mi amor ha muerto y tú.. ¿pretendes que viva sin ella? Ya lleva dos días rota. ¡Dos días!

— No dramatices Mia, esta tarde iré a comprar otra al centro comercial. 

 — ¿Ah sí?—Una sonrisa malvada aparece en mi cara sin que yo pueda controlarlo.— En ese caso, compra chocolate blanco, chocolate con leche, cereales, donuts, galletas, gelatina, caramelos...

 —¡Pero bueno Mia!—Interrumpe.— ¿Eres consciente de lo que estás diciendo? ¿No se te olvida nada?

 —Tienes razón mamá. Lo siento, se me olvidaba decirte que compres café para la cafetera. 

En ese momento salgo disparatada hacia mi habitación por si decide hecharme la bronca.

  — ¡Me refería a que si se te había olvidado que ya tienes todo eso! — Grita desde la cocina. — Solo tienes que buscarlo.

 — Sí mami. 

Después de meterme en mi armario y desordenarlo en busca de algo que ponerme, opté por una camiseta blanca de cuello alto y unos tejanos. No era nada pijo pero tampoco estaba pasado de moda. Además, lo más importante es que me sentía muy cómoda, y eso es lo esencial para que salga bien una broma. Para cuando hay que huir, claro.

 — Baja Mia.— Grita mi padre.

 — Ya voy.

Pero antes de bajar, reviso mi mochila para ver si he cogido lo necesario.

 ¿Pequeña bolsa negra de plástico? Correcto.  

¿Pilas de nueve voltios? Correcto.

¿Guantes de látex? Correcto.

¡Listo! 

Corro por las escaleras y me encuentro con mi padre. Él me mira confundido.

—Sonríes demasiado. Tramas algo. Espero no tener que castigarte hoy.

— ¿Oh yo?— Pongo la palma de mi mano en mi corazón. — No haré nada malo papá..—Él se gira para despedirse de mi madre. 

—Pero sí algo divertido.—Susurro.

 — Hmm...

  — Vamos al coche, que llegamos tarde. 

Una vez que nos sentamos, papá abre la boca para.. ¡Oh no! ¡Va a comenzar con el discurso de mi comportamiento!

—¡Ay papi! Cómo echaba de menos esto.. ¡Mira que cosa tan bonita!

—Es un árbol.

  — Mm, ya. Seguro... ¡Pero en Madrid eran diferentes!

— Todavía puedes quedarte en casa, ¿sabes? Parece que estás enferma.. Yo te justificaría la falta.

— No, no papito. Estoy mejor que nunca.—¡Arranca! ¡Arranca!

 — Estás impaciente. ¿Qué pretendes hacer hoy en clase Mia? 

 — Electrocutar a alguien.— Digo con desgana.—Divertido, ¿eh?

Él rueda los ojos. 

Pasados unos diez minutos, estacionamos el coche en el aparcamiento del instituto. 

— Me voy con Alex. Adiós señor subdirector.

Le doy un beso en la mejilla y me dirijo al campus dando grandes zancadas. Como siempre, encuentro a Alex apoyado en el árbol donde solemos quedar.

—A ver. —Dice haciendo movimientos raros con sus manos con tal de captar mi atención.—Repasemos el plan. A las diez en punto es cuando tenemos el patio, y tienes veinte minutos para...

—Que plasta que eres Alex. ¡Que ya lo sé! No me agobies o el que acabará electrocutado eres tú.—Le amenazo.

—Calma pequeña fiera, solo quiero que salga bien. Y que no te vea.

—¿Dudas de mí? —Pregunto alzando las cejas.

Con un suave movimiento, me empuja hacia la puerta del instituto.— Anda, entra ya, que te están dando ataques de superioridad. 

 Yo arrugo la nariz. 

— Me encanta cuando haces eso.— Dice Alex riéndose.

Yo gruño. No me gusta arrugar la nariz de esa manera, pero no puedo controlarlo.

 Después de despedirme de Alex, voy a inglés.

— ¿Qué tal la semana de vacaciones?— Me pregunta la profesora una vez que estoy en clase.

Very good. Now, quiero descansar, okay?

Ella frunce el ceño y me mira con cierto odio, aunque sabe que no puede reprocharme ni hacerme nada porque lleva varios años intentando quitar el puesto a mi padre, y teniéndole como enemigo no es la mejor manera de conseguir ser subdirectora.

Me duermo los cuarenta minutos que faltaban para la siguiente clase y mi cerebro me lo agradece haciendo que en mi sueño aparezcan los chicos más guapos del planeta. 

La siguiente clase sería literatura y nada más escuchar el nombre me entra sueño, pero por suerte, en esta sí que coincido con Alex. Nos sentamos juntos y le miro varias veces aunque no intercambiamos ni una palabra. Estoy empezando a pensar que está un poco molesto por no haberle prestado mucha atención esta mañana.

— Eh.— Golpeo su hombro con mi puño.— ¿Te ocurre algo?

 —Tengo miedo. ¿Y si sale mal? 

 — ¡Eh! ¿Dónde está el Alex que nunca estuvo asustado? ¡Ni siquiera conocía la palabra miedo!

 — Pero esta vez es distinto. 

Veo que mueve sus manos de una manera muy rara.

¿Está nervioso? Correcto.

¿Puede ser cosa de celos? Correcto.





 *

¡Hola!

Sé que había dicho que en este capítulo se llevaría a cabo la broma pero al final no pudo ser.

¿Qué pensáis de Alex? ¿Está celoso o simplemente se comporta así porque no le cae bien Justin?

¡Espero que votéis y comentéis si os ha gustado! 

Besitos.





Joke #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora