2.

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Paso los canales de la televisión de forma autómata, hasta que oigo que la puerta del baño se abre con un chasquido. No giro mi rostro, percibo que Claire se coloca su bata de dormir y oigo que se pone sus pantuflas. Me niego a mirarla, me quedo inmóvil y finjo estar concentrado en la película.

Claire se sube a la cama y se posiciona a mi lado con suma gracia. Trato de apartarme sutilmente y me traslado hacia el otro extremo, pero ella me sigue y se recuesta en mi hombro.

—Lo siento —dice con su voz atractiva—. En la mañana me comporté como una odiosa. Entiéndeme. —Una de sus manos acaricia mi mentón—. No quise decir eso ¿Me disculpas?

Me tenso al notar sus cálidos dedos sobre mi piel, una extraña sensación me toma por sorpresa y sus palabras falsas me convencen a tal punto que me ordenan que le diga que sí. Sin embargo, recuerdo mi propósito y aquello me frena antes que cometa un error.

—No te resientas conmigo. —Su aliento almizclado alcanza mi nariz y me hace cosquillas—. Perdóname ¿Sí?

—Intento ver la película. —Hago una mueca mientras echo mi cabeza hacia atrás.

—Comprendo que estés enfadado, pero también debes aprender a aceptar las disculpas que te doy —protesta, segura de sí misma.

—¿Ah, sí? —Alzo las cejas con ironía y sonrío por un motivo desconocido.

—Por supuesto, ambos fallamos y tenemos que reconciliarnos —farfulla y me toma de la mano—. Te amo.

Parpadeo y la última frase no deja de repetirse en mi mente. Cierro los ojos y resoplo con fuerza, sé que me está engañando una vez más y que de nuevo estoy cayendo en sus redes.

—Te necesito junto a mí —susurra de forma sensual—. Apuesto que tú también. —Coloca su boca en mi cuello y me besa de manera ascendente—. ¿Qué te parece si dejamos la charla para mañana?

—¿Por qué? —murmullo a duras penas—. Puede ser ahora.

—No seas tonto, la noche es para disfrutar de otros placeres que no implican el habla —contesta y me empuja hacia abajo.

Caigo sobre las almohadas y mis ojos se agrandan cuando Claire se retira su bata, la arroja a la esquina de la habitación y nos cubre a ambos con el cobertor. Luego se abalanza sobre mí y baja uno de los tirantes de su camisón con la intención de tentarme a que la desvista.

La observo abrumado y casi me olvido por completo de que ella me es infiel. No obstante, los mensajes de texto y las demás pruebas de su traición me recuerdan que Claire no merece que le brinde ningún trato agradable, mucho menos que me acueste con ella.

—No —digo y me incorporo para después poner distancia entre los dos.

—¿Qué ocurre? —pregunta y tuerce el gesto.

—Siempre tomas las riendas del asunto, déjame hacerlo en esta ocasión —respondo con suma habilidad mientras una sonrisa se extiende por mi rostro.

—Oh, es cierto —dice y me jala de la camiseta—. Pero sabes que me gusta tener el control, así que lo que propones no es interesante.

—Vamos, debemos variar o resultará agotador —presiono, entretanto me esfuerzo por esconder el asco que siento por Claire.

—Tienes razón. —Hace un mohín—. Bien, cariño, tú ganas.

—Me encanta cuando cedes y te muestras tan dócil —comento, divertido porque estoy logrando engañarla—. Deberías ser así más seguido ¿No crees?

—Quizás, todo depende de cómo te comportas hoy. —Se acerca a mí y sus ojos azules se posan sobre mis labios—. Si llega a fascinarme, podremos repetirlo.

—Dudo que lo hagamos de nuevo —susurro y me inclino para besarla.

Entonces nuestras bocas se juntan con frenesí, deseo y lujuria. Claire coloca los brazos en torno a mi cuello, me empuja hacia ella y enreda su lengua con la mía. Por mi parte acaricio su abdomen y su espalda con fuerza. Sé lo que vendrá a continuación, sin embargo en esta ocasión realizaré un pequeño cambio. Ya lo he pensado durante todo el día y me convencí de hacerlo a como a dé lugar, he tomado una decisión al respecto.

Es mi última noche con Claire, por más que ella intente persuadirme no me dejaré llevar por sus embustes. Permanezco firme en mi propósito, una sonrisa curva mis labios y rodeo su esbelta cintura mientras le doy un beso de despedida.

Siento como me debilito y de un momento a otro ella me tiene de vuelta entre sus garras, me hace que la ame y dejo de usar mi cabeza para concentrarme en disfrutar sin ningún impedimento. Claire está pegada a mi cuerpo como un tatuaje, me es difícil sacarla de mi organismo y me siento estúpido porque deseo volver con ella. Por más que trato de decir que no y me intento mantener indiferente, mi cuerpo continúa diciéndole que sí. Mi mente me ordena a que la detenga, pero su boca me deja sin aliento. Adoro sus labios que recorren mi cuello y me encantan sus manos que acarician mi pecho con locura.

Sé que voy a despertarme al día siguiente insatisfecho y culpable como el infierno, sin embargo nada de eso me importa. Ella me tiene de regreso como si nunca me hubiera sido infiel y hace que la quiera de forma demente. Así que lo juro y espero morir si lo incumplo, pero solo deseo quedarme una noche más con ella. También sé que he repetido esa frase en mis pensamientos un millón de veces, no obstante, tal como lo prometí esta será la última noche.

Mañana lo haré sin lugar a dudas y con una exquisita determinación que estoy seguro que me sorprenderá, pues por primera vez podré ser un ganador.



Solo una noche másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora