"EL NIÑO DEL SUPERMERCADO"
Día a día miles de personas pasean por las góndolas de los supermercados con sus carritos, a veces con apuro, otras de manera distendida. Sin embargo, nadie se detiene a pensar que allí, muy cerca, pueden suceder cosas realmente extrañas. ¿Qué pasaría si en medio de las interminables filas de productos, alimentos o juguetes se escondiera algo sobrenatural?.
En Uruguay, en el barrio La Unión de la ciudad de Montevideo, sobre la avenida Comercio, existe un supermercado muy conocido en la zona que, según cuentan sus propios funcionarios, se encuentra habitado por seres sobrenaturales. Dicen que uno de ellos, en particular, se manifiesta a toda hora y les provoca todo tipo de sobresaltos. Se trata sobre el misterioso fantasma de un niño que tiene en estado de alerta a todos los funcionarios de ese comercio montevideano.
Esta es una historia interesante porque sale de lo común, dado que no se ubica en un lugar que no es habitual en este tipo de relatos. Es fácil relacionar a las apariciones con casas encantadas, cementerios o lugares abandonados, pero no con sitios comerciales por los que circulan muchos clientes. Si bien cuentan que hace mucho tiempo ocurren cosas extrañas allí, todo comenzó a cobrar fuerza y sentido hace pocos años, un día en que los funcionarios se preparaban para comenzar su jornada laboral.
Ningún supermercado es un lugar tranquilo, pero esa mañana el revuelo fue más grande que de costumbre. Los empleados recién habían llegado y todavía no habían abierto las puertas de entradas del local y, cuando estaban casi todos en sus puestos de trabajo listos para abrir, de golpe, sintieron un ruido muy fuerte en el cielo raso del salón. El estrepitoso sonido provenía de la planta superior, donde estaba el depósito. Se oía un golpe atrás del otro, como si objetos pesados estuvieran cayendo o como si alguien estuviese tirando con mucha violencia todo lo que había en las góndolas. Los ruidos persistieron por algunos momentos y se hizo evidente que algo fuera de lo común estaba ocurriendo en la planta superior.
Entonces, dado que por el miedo nadie tomaba la iniciativa, un guardia de seguridad subió a la segunda planta para ver quien era el que estaba provocando semejantes destrozos. Lo extraño del caso es que no encontró a nadie en el lugar, y no solamente eso, lo más sorprendente fue que allí ¡no había nada caído! El vigilante no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, ya que estaba seguro de haber escuchado sonidos de objetos pesados que caían con violencia al viejo piso de madera del depósito. Muy confundido, volvió a bajar al salón para contarle a sus compañeros lo acontecido. Todos quedaron muy nerviosos con sus revelaciones y, entonces, decidieron salir del local para tomar aire y tranquilizarse un poco.
Más calmados, los funcionarios del supermercado se pusieron a conversar sobre este raro acontecimiento. Desde hacía un tiempo habían rumores que circulaban entre ellos sobre hechos muy extraños que allí acontecían. En el fondo, sabían que ese tipo de cosas sucedían, pero nunca se habían detenido a pensar o a profundizar el tema. Sin embargo, aquella mañana todo fue diferente porque, finalmente, comenzaron a romper el hielo y a compartir experiencias vividas dentro del comercio. Ellos no sabían que pronto cada uno de sus relatos sería una pieza del rompecabezas que terminaría explicándoles el origen de esas manifestaciones.
Miriam, una de las cajeras, fue quien empezó a contar algo que le había ocurrido en el lugar. Dijo que una noche mientras hacía un balance tuvo que ir al baño, que está ubicado en donde está el depósito, en la segunda planta. A ella no le gustaba nada ir allí porque estaba siempre en penumbras, rodeado de un silencio perturbador. Lo cierto es que aquella noche Miriam subió lo mas rápido que pudo, ingresó al sanitario y, a los pocos segundos, comenzó a escuchar un llanto muy cercano. Lo escuchaba con claridad y estaba segura de que ¡era el llanto de un niño! La aterraba sentir que ese niño que lloraba estaba cada vez más cerca y, a la vez, saber que no había nadie más que ella en toda la planta.
Así que salió corriendo del lugar, envuelta en lágrimas incontenibles y con el corazón el la boca. Desde entonces, no sube más al baño y las pocas veces en que irremediablemente tiene que ir, lo hace acompañada por alguna compañera. Miriam sabe que en ese sector del supermercado se manifiesta algo que no es de este mundo.
Luego de escuchar atentamente el relato de Miriam, los empleados del supermercado siguieron compartiendo sus anécdotas y experiencias. El siguiente en hacerlo fue uno de los gerentes del local. Les contó a todos que una noche, cuando ya estaban por cerrar, sintió un ruido fuerte en el cielo raso, como si alguien estuviera corriendo de un extremo al otro de la planta superior. El hombre subió para ver que era lo que pasaba, cuando, de golpe, desde la oscuridad de un pasillo formado por dos largas góndolas, emergió una pequeña pelota de color rojo que se acerco rodando a él. Cuando llego directo a sus pies, el gerente la pateó, como devolviéndola, porque pensó que alguno de los empelados se había escondido y pretendía jugarle una broma para asustarlo.
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Voces Anónimas - Limbo
HororAUTOR: Guillermo Lockhart SINOPSIS: A través de estas páginas tendrán la oportunidad de ingresar al limbo y de viajar por oscuros recovecos. "Limbo", del Universo mágico de Voces Anónimas, contiene algunos de los relatos sobren...