Mentira

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Nubia miró el pequeño reloj que estaba colgado en la pared...las manecillas marcaban las 8:25 p.m.

Tomó un cojín y lo lanzó en la pared de enfrente.

-¡¿Por qué no llega ya?! Dijo que vendría en la noche y el sol ya se ocultó.- Estaba fúrica...tenía hambre y una necesidad extraña de ver a Aioros.- Lo sabía, me engañó....

Nubia había intentado revisar los sueños de Aioros la noche anterior pero no pudo, eso le molestó pero lo relacionó a que era porque estaba débil por la herida sin embargo lo que no podía relacionar eran los dolores de cabeza que le dieron cuando estaba en el bar...si no hubiera sido por eso, en esos momentos no estaría en la cama maldiciendo a Aioros por mentirle tan descaradamente.

-Cuando te vea Aioros...mejor cuídate...- Azotó su cabeza contra la cabecera de la cama, se llevó una mano a su estómago, empezaba a dolerle...necesitaba comer algo...se levantó de la cama como pudo tratando de recargar lo menos posible su pierna, ya no le dolía demasiado y gracias a unas hierbas medicinales, como dijo Eva, ayudaban a cicatrizar rápido...fue hacia la cocina pero no encontró nada comestible.

Una niña se había encargado de llevarle comida y hierbas medicinales por encargo de Eva el día anterior los cuales había rechazado pero después aceptó con desgano y comió hasta que se fue pero de tanta hambre que tenía no guardó un poco para cuando volviera a tener hambre.

Nubia dio un suspiro de desesperación y apretó su puño, después le vino una idea que la tranquilizó...empezó a dar vueltas por la casa tratando de caminar rápido pero sin que le doliera lo suficiente.

-A este paso llegaré en dos horas...pero me arriesgaré, de cualquier forma ya no quiero estar aquí acostada.

Se acercó a una silla donde estaba el vestido color turquesa y un conjunto negro...tomó el segundo que consistía en un pantalón de algodón una camiseta de manga larga. Se lo puso con cuidado y se puso sus zapatos y un suéter que también había llevado Eva.

-Si Aioros no viene aquí...yo iré hacia él....-Dijo tras cerrar la puerta para dirigirse al Santuario.

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-Entonces esa es la razón por la cual casi no estabas aquí en el Santuario.- Dijo Aioria recargándose en una columna.

-Desde que eras un niño siempre he estado vagando...buscaba comida...agua...ropa, nunca estuve en un lugar por mucho tiempo hasta que llegamos al Santuario pero aun así quería salir....me acostumbré a esa vida...- Estaba sentado a lado de Aioria.

-Ya soy grande...ya no tienes porque hacer eso...

Ambos hermanos sonrieron y después miraron las estrellas brillantes del cielo.

-Al principio era por ti...por nosotros, ahora sólo es por mi...si no fuera por Athena que me ha prohibido salir hasta nuevo aviso...posiblemente estaría en Rodas...

Aioria empezó a sentirse invadido por la tristeza y Aioros se dio cuenta de inmediato.

-Siempre estaré contigo Aioria...eso no va a cambiar aunque me fuera a la antártica...

-Lo sé pero no puedo evitar sentirme así.- Aioria observa el reloj del Santuario marcando las 10:00 p.m.- Debo irme Aioros...debes estar cansado

-Algo y tú deberías entrenar más...ya me contaron de que no lo haces tan seguido

-Lo hago en mi templo.- Aioros lo miró sin creerle.- Conozco esa mirada, si no me crees puedes pasar cuando quieras.

Aioria se va templo abajo y Aioros entra a su templo acostándose en la cama.

Saint Seiya: Sombra Calatía - Parte 2 ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora