2 ~La historia~

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Me quedé sin aliento.

No sabía como reaccionar.

Entonces... yo tenía razón al pensar que mi madre se había quedado tensa al oir mi sueño.

Algo ocultaba... y pensaba averiguar que era.

Irrumpí en la cocina hecha una fiera.

- ¿Qué significa ese sueño... ¡ese chico!? - chillé exaltada - Y... ¿qué es eso que porto? - estaba roja.

- Calmate cariño - rogó mi madre.

- ¡Me calmaré cuando me contéis la verdad! -

No me podía creer que mis padres me ocultaran algo y, por sus caras, debía ser algo muy grave.

Mis padres siempre me habían dicho que confiara en ellos, pues ellos, nunca me mentirian, y por eso me dolió tanto que me hubieran mentido.

- Siéntate y te contaremos todo -

Me senté a regañadientes en la silla que mi madre tenía al lado, en la cual daba palmadas para mostrarmela.


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~ Cuando yo era más pequeña que tú, tendría unos nueve o diez años, llegaron a nuestro mundo una nueva dinastía de reyes, pero ellos eran de otro mundo más grande que el nuestro.

Yo creo que tenían nuestra edad, y sino, uno o dos más.

Tú padre y yo, pronto nos hicimos amigos de la gran, querida y apreciada reina.

A ella no le gustaba que la hiciéramos diferencias entre nobles y campesinos, así que, pasaba mucho tiempo entre nosotros.

Su marido, el rey, nos apreciaba también mucho, pero, no pasaba el mismo tiempo que ella.

La reina nos contó que nuestro mundo estaba en el sullo.
En realidad, era muy pequeño.

Nuestro mundo era un diario de sueños que otras personas habían escrito
Todos eramos fruto de la imaginación de otro ser.

Todos los reyes que habíamos tenido, eran aquellas personas que lo escribían, por eso, tan rápido como llegaban, se iban.

Llegaban de niños, con ocho años o así.
Crecían en nuestro mundo y en el suyo, pero cuando se hacían adultos, tenían ciertas responsabilidades en su mundo.

Cuanto más crecían más tiempo querían pasar aquí, pues, les encantaba el nuestro, ya que era el mundo perfecto que soñaban desde pequeños.

Nosotros somos más sabios que ellos, porque, un día nuestro, es como una hora suya.

Los nuevos reyes, tuvieron un hijo, al que llamaron Ryan.

La reina, Resa, quería irse porque no quería que su hijo creciera en un mundo separado de su abuelos, tíos... familiares.

El rey, no estaba de acuerdo. Él pensaba que podrían seguir viniendo de vez en cuando, como solían hacer, pero ella se negó.

Así que, ella trazó un plan.

Nosotros, la ayudamos a realizarlo ~

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Hizo una pequeña pausa, pero intensa.

Alzó la vista y la depositó sobre mis ojos.

Cogió aire, y prosiguió su relato.

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~ Quedamos en un prado situado en el centro del bosque de los Corazones Dormidos.

Antes, ese bosque no estaba echizado.

Antes de que este lugar fuera tan sombrío y tenebroso, era un lugar precioso y rebosante de vida y alegría.

El bosque de los Corazones Dormidos, antes era un simple bosque en el que vivían seres fantástico que, de vez en cuando, se paseaban por nuestras tierras y charlaban con nosotros, bailaban en las fiestas, etc.
Eran seres hermosos y bondadosos.

Al prado, se llegaba cruzando la frondosa frontera de árboles hasta llegar a un camino iluminado por los pocos rayos que se colgaban entre las ramas de los árboles.

Antes de llegar, se cerraba de nuevo el camino.

Cuando lo cruzabas, se podía observar el prado más bello que uno se puede imaginar.

El suelo, tenía siempre hierba fresca.
Los arbustos, árboles, matorrales, todo tipo de vegetación que veías, tenía vida.

Cuando llegue, iba contigo en brazos, por aquel entonces, tenías dos años, y llevaba conmigo una cesta con comida porque, ya de paso, había decidido dar un paseo contigo.

La reina Resa, ya estaba allí acompañada de su hijo Ryan, el príncipe, que también tendría tu edad, y me contó su plan.

Consistía en ir a su mundo por la tarde con su marido y con su hijo, como hacían siempre, pero al llegar a su casa, escondería el diario y así nunca más volverían.

Mientras nosotras hablábamos, vosotros os mirasteis y os hicisteis amigos, pero pasó algo que no estaba previsto.

Ryan, al ser el príncipe, portaba la llave que abre el diario para poder, algún día, venir y gobernar, pero, ni Resa ni yo sabemos muy bien cómo pasó, pero te transmitió a ti también la llave.

Los reyes se fueron con el príncipe y no volvieron, pero antes, en el prado, ella me dijo, que a los catorce, aunque vosotros no os dierais cuenta, os podrías comunicar através de los sueños.

Dos años después de todo lo sucedido, todos nos habíamos acostumbrado a vivir una vida sin reyes.

Todos los pueblos vivíamos en paz y armonía, como si hubiera sido así desde el principio de los tiempos.

Cuando tu cumpliste los cuatro años, llegó un ser humano que nadie conocía y que nunca habían visto por estos bastos lugares.

Reclamó el trono diciendo que él era el rey.

Sí, ese ser, es el rey, frío y cruel, que nos custodia en estos tiempos tan sombríos ~

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Calló durante un instante.

Me agarró con fuerza de las manos, con sus ojos color miel clavados en los míos.

Pegó sus labios convirtiéndolos en una única línea recta y fina.

Con voz firme añadió:

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~ Los reyes que llegan a nuestro mundo, tienen más conexión con él que nosotros, pues son los creadores.

Tú eras, y sigues siéndolo, diferente, ya que Ryan, te pasó el don de ser portadora de la llave.

Tú puedes sentir la vida de los seres de este mundo como si tú los hubieras engendrado ~



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Cuando terminó la historia, se hizo un silencio incómodo e insoportable.

Cerré los ojos para poder asimilar mejor toda aquella información que mi madre me acababa de decir.

El Diario de las Sombras l: "Un Mundo Nuevo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora