3 ~Ryan~

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El sol, aquella bola tan brillante y ardiente de color dorado, estaba en lo alto del cielo iluminando un glorioso día.

El cielo, estaba despejado, no había ni una sola nube grisácea que lo estropeara. Vamos, lo que se llama un día espléndido.

Este día, era un día normal que tendría cualquier persona con problemas, como ocurre en mi caso. Sí, soy un chico con muchos problemas, pero cuidado, no soy un chico problemático, no que va, hay una gran diferencia. El chico problemático, es el que causa problemas a los demás, el chico con problemas, es aquel pobre chaval al que le causan los problemas los chicos problemáticos, así que, fijaos que gran diferencia hay.

Yo llegaba a casa llorando, como tantos otros días, lloraba a lágrima viva, como una magdalena. Las lágrimas resbalaban sobre mis mejillas, sonrojadas a causa de los sollozos, como gotas de lluvia que quieren parar de caer, pero no pueden.

Por desgracia para mí, ese día, tenía algo diferente, que con la mala suerte que tengo, era mala como no. Ese día, me seguían hasta casa los chicos abusones y problemáticos, que me molestaban en la escuela.

Llevaba el uniforme del colegio, un polo blanco de manga corta, porque, era verano, y los pantalones azul marino, también cortos, todo empapado por el sudor que emanaba de mi cuerpo.

<<Seguro que de un momento u otro me que sin una gota de agua en el cuerpo>> pensaba en mi cabeza mientras corría en esa interminable carrera por la estrecha calle que iba desde la escuela hasta mi hogar.

Nunca me habían seguido, por suerte, pero ese día, la típica chica super cursi que se pone pintalabios y se maquilla los ojos para parecer más mayor, aquella que se cree super guay solo por poder hablar con los chicos guays, para mí, los abusones, sin que la fastidien, con el cabello con rizos dorados, que tiene a un sequito, como las llamo yo, de chicas que la siguen a todas partes para hacerse amigas suyas como si fueran sus perritos falderos.

A mí no me parece tan guapa, si no, una bruja de esas que son muy viejas y con grandes verrugas por toda la cara.

Se llama Sophie <<tiene nombre de niña rica y malcriada, vamos, de snop>> pienso siempre que se pasea por los pasillos pavoneándose delante de todos y viendo cómo se la comen los chicos con los ojos, moviendo ese culo tan gordo que tiene para lo delgada que está.

Nunca me había caído bien, bueno, nadie nunca me ha caído bien, a quien quiero engañar, la verdad sea dicha, aunque, a veces la verdad duela más que una mentira, no lo puedo ocultar, yo no tengo amigos, ni en el colegio, ni en ningún sitio, por eso nunca nadie me ha caído bien.

La cuestión, es que esa niña, me provocó un gran problema.

Tuvo que abrir su enorme bocaza, de labios finos y con brillo debido al gloss, una boquita que hace que todos los chicos quieran besarla.

-¡Eh! ¡Chicos! ¿A que no os atrevéis a seguirle hasta su casa y que os vea su madre como os mofáis de él? ¿O es que solo os atrevéis sin ningún adulto presente?- chilló así, sin más ni menos, por las buenas, en medio de todo el patio, como si yo no tuviera suficiente con soportar a aquellos dos chicos inhumanos, animales, como les llamo yo, en el colegio, para que encima, ahora, me siguieran hasta casa y no me dejaran ni un mísero respiro, bueno, pues por lo visto no, no tenía suficiente.

Eché a correr sin detenerme a escuchar la respuesta, pues ya la sabía.

Obviamente, a ellos no les importa que mi madre, ni nadie, les vea y, claro está, si no lo hacían, iban a quedar en ridículo, así que, me siguieron.

Soy un buen corredor, desde que empecé a andar, seguro que antaño, intuía lo que se me avecinaba en el futuro que me aguardaba. Eso era lo único en que la suerte estaba conmigo.

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⏰ Última actualización: May 21, 2016 ⏰

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