Esta es la historia de Nina Dobrev, la típica estudiante adolescente que un día su vida canvia por completo cuando su casa se incendia y tiene que vivir durante las próximas 3 semanas en casa del chico más popular del instituto, Blake Johnson.
Todo se volvió borroso, y me desperté. Me senté con cuidado en la cama y miré a mi alrededor esperando que no hubiese sido un sueño. Pero lo había sido. Todo había sido un sueño.
-Claro Nina, tu ve soñando.- Me dijo mi subconciente.
De verdad, en ese preciso momento me sentí estúpidamente estúpida. ¿De verdad Nina? ¿Qué te esperabas? ¿Que tu perfecto príncipe te besaría a ti y a tu estupidez bajo la luz de la luna? Patético. Me levanté frustrada y sudada. Decidí darme una ducha y prepararme antes de que viniera Ali pero me acorde que no le había dicho nada a Blake porque todo había sido un sueño. Así que cuando me vestí me fui directa hacia el comedor, y vi a Blake tumbado en el sofá. Estaba durmiendo y no quería despertarlo así que no podía preguntárselo. Me apoye encima del sofá donde estaba Blake y me quedé observando su tierna forma de dormir.
De golpe el sonido del timbre de la puerta me interrumpió, me levanté de golpe y sin querer desperté a Blake.
-Mmmff ¿Querías algo?- Me preguntó con la voz ronca.
-Aaaah... acaban de llamar a la puerta...-dije intentando parecer enfadada y desviando la mirada.
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Estiró los brazos hacía arriba bostezando tiernamente haciendo que se le achinasen los ojos y pareciera un bebé. Los músculos de sus brazos se marcaban aún más en esa posición y mis hormonas saltaban locas de alegría dentro de mi cuerpo. Se levantó lentamente y reaccioné. Nina, ¡estas enfadado con él! Compórtate como tal, inútil. Eso de hablarme a mí misma tenía que terminar ya. Me estaba volviendo loca.
-¿Esperas a alguien?- me preguntó haciendo que reaccionara.
-Bueno, en teoría te venía a preguntar si podía venir Ali a hacer el trabajo. Pero no esperaba que viniese sin respuesta.- respondí haciendo cara de duda.
Me miró un segundo y luego tomó la palabra.
-Es tu casa, ya lo sabes. Pero luego me gustaría hablar contigo un momento, por favor.-dijo serio pero con un poco cara de suplica.
-Mmm... Claro, como quieras.-dije haciendo "sí" con la cabeza.
El timbre nos interrumpió otra vez y suspiré. A veces Alisson podía ser muy pesada. Caminé hacia la puerta arrastrando los pies. La siesta me había hecho venir más sueño. Abrí la puerta y no me dio ni tiempo de abrir la boca que Ali ya estaba dentro. Fue corriendo hacia Blake para darle las gracias para dejarla venir, sin ni siquiera prestarme atención.
- ¡Blake gracias! Espero no ser una carga- iba chillando Ali.
- No, no pasa nada- dijo con la voz aún ronca y sonrojado.
Ali lo iba admirando hasta que Blake, sonrojado y dormido dijo:
