Segundo

56 6 0
                                    

Sin darme cuenta me he quedado dormido arrullado por los pétalos que caían lentamente en mi rostro; cuando comienzo a despertar de mi letargo, noto rápidamente por la ventana que me he pasado casi dos calles de la universidad. Mis piernas se mueven por inercia presurosas a la parte superior del vehículo y le pido al conductor con prisa que lo detenga.

-No puedo dejarlo aquí, lo siento, me dice en tono de desdicha, tendré que dejarlo en el próximo paradero, tres calles más adelante...

-Descuide, respondo con la misma energía que el conductor

Miro la hora y noto que ya es muy tarde, por más que ore no llegaré a tiempo; dandome por vencido suelto como último grito de guerra un suspiro y me apoyo en el tubo de autobús, mientras pasan y pasan los minutos me tomo la molestía de admirar los grandes edificios, los árboles, las personas y a esa chica... ¡Un minuto!, digo sobresaltado para mí mismo, ¡Conozco esa chica!, agrego mientras me froto los ojos para comprobar que es real y cuando me aseguro que es real me quedo totalmente paralizado; la chica con la que he soñado mi vida entera, ¡Estaba ahí, frente a mis ojos! Sentada tan tranquila en ese café mirando el móvil...

-Joven...Joven...¡Joven!, me grita el conductor desde la cabina

-¿Ah?, digo aturdido sin procesar aún la escena

-¿No debía bajarse aquí?, Me dice mientras clava sus ojos en mí desde el espejo de la cabina

-¡Ah!, Sí, sí, respondo nervioso y confundido y luego me bajo y me siento en el paradero

El conductor suena la bocina en tono de despedida y yo sólo levanto la mano y le lanzo una sonrisa de manera fingida, depués de eso el autobús desaparece.

Sentado en el paradero sin saber que hacer sólo me pasa por la cabeza la escena de aquella chica; no sé si fue mi imaginación o parte de mi raro gusto y obsesión por ella, pero, desde lo más profundo de mi alma, jamás había deseado tanto estar en lo cierto, ni siquiera en un parcial de la universidad. Anhelaba tanto que fuera ella, rogaba a Dios no haberme equivocado, es decir, llevo soñando con está mujer hace tanto tiempo, ¿Cómo no la iba a reconocer?, ¿Cómo podría no estar en lo cierto? ¡Debía ser ella!

Pasadas ya unas dos horas de discusión conmigo decidí hacer como si esa escena y este día, no hubieran ocurrido y como última opción de inversión del tiempo en el que debía estar en la universidad, escogí caminar en un parque y observar jugar a los niños de la manera menos pedófila posible, me divertía verlos, sus risas eran como una limonada en un día soleado, me gustaba ver como sus padres tan atareados y preocupados dejaban todas sus agobiaciones por ver reír un rato a sus pequeños, me llenaba de una inmensa alegría, pero yo en mi interior sabía que lo que sentía era nostalgia y envidia, yo quería estar allí, con mis padres, no quería estar en la universidad viendo a mi padre ebrío tocando el violín cada día frente a mi casa, no quería una madre muerta, asesinada por la fama de un violinista, yo quería estar ahí, quería ser ese niño pequeño y alegre que le hablaba a sus dos padres de el porqué de el crecimiento de las plantas ya que lo aprendió hoy en la escuela, quería eso, y más que todo eso, quería que fuera ella y quería dejar de anhelar lo que sabía no podía tener...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 09, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Diario de un suicida enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora