3- ¿¡Clases!?
Al cabo de media hora de espera el timbre suena varias veces, esto me hace sobresaltar de la silla del salón. Vestida con una camiseta que tapaba poco más de mis muslos caminé con toda seguridad hacia la puerta. Me miré al espejo antes de abrir la puerta y vi a Kevin apoyado en la pared mirándome de arriba abajo, lamiendo sus labios.
Inesperadamente se lanzó hacia mi cerrando la puerta de un puntapié, con un rápido movimiento chocamos a la pared besándonos apasionadamente. No sé como ni cuando pero llegamos a mi cuarto desnudos sin separar nuestros cuerpos.
Estoy completamente mojada, nuestras respiraciones son agitadas, juguetea un poco con uno de mis pezones y lo único que me salen son gemidos, besa mi cuello y yo lo rodeo con mis piernas sentándome en su erección, noto su miembro creciendo lo que me hace dar otro gemido, y poso mis manos en sus hombros y comienzo a moverme lentamente, veo su cara de santificación, con su brazo derecho jala de mi pelo y comienzo a brincar satisfaciendo nuestras necesidades, cada vez lo hago más rápido. Kevin con su mano izquierda toma uno de mis pechos haciéndome un escalofrío agradable por todo mi cuerpo. Mis movimientos comienzan a bajar de velocidad. Me levanta y me tumba sobre la cama y este se sube encima de mi sin sacar su erección de mi, comienza a moverse rápido penetrándome una y otra vez mientras lo único que puedo hacer es clavar mis uñas en sus hombros y gemir. En un momento los dos llegamos al orgasmo y caemos exhaustos mirándonos. Sin mediar palabra me levanto y me meto en la ducha para quitarme el olor a sexo. Al salir no me encuentro a Kevin, suponiendo que se ha marchado a su casa me acuesto en mi cama después de cambiar las sabanas y me quedo plácidamente dormida. Soy consciente que me pidió hasta volver a repetir, petición a la cual no respondí, yo no quería volver a repetir, no porque no me gustó sino porque en esos momentos me sentía culpable y lo último que quería era eso.
El despertador resuena por toda la habitación, me estiro en mi cama como cada mañana pero esta vez con un gran dolor punzante en mi cabeza, he dormido solamente dos horas, Kevin y yo pasamos una noche demasiado movida, disfrute mucho.. No quiero levantarme, no, no quiero. Hoy tengo clases a segunda con el profesor Kayn y eso me hace levantarme de un salto. La verdad es que gracias a Kevin, anoche deje de pensar en el totalmente, olvide totalmente lo que pasó en su auto. Me levanto murmurando a un sin fin de cosas. Me pongo unos vaqueros claros con una camiseta perfectamente blanca y unas converse del mismo color de la camisa. Hoy es Jueves, solo queda un día más para poder descansar todo lo que no he dormido en una semana, aunque se que no va a ser así.
Bajo las escaleras de mi casa una a una sintiendo el dolor insoportable, no puedo faltar a las clases, entro a mi cocina buscando algo para que me pueda calmarme, me lo tomo y agarro mi mochila, mis llaves y me dispongo a salir.
-Hola nena.-salto del susto y me giro hacia la voz, es Kevin vestido con la ropa de ayer por la noche, realmente despeinado y con dos grandes ojeras. ¿Pero que coño...?
-¿Que haces aquí?- chillo furiosa mirándolo de arriba a abajo.
-¿No te acuerdas?-dice acercándose poco a poco hacia mi.
De un rápido movimiento me escapo de sus labios secos y cruzo mis brazos dando, o intentando dar miedo.
-Claro que si, idiota, solo pensé que te fuiste a tu casa.
Miro el reloj de mi móvil y veo que queda media hora en llegar a clase, lo que tardo en llegar a la Universidad. Lo miro con ceño fruncido esperando su respuesta hasta que sé que no me va a contestar así que abro la puerta para salir y me giro para ver si me sigue, pero no, esta ahí mirando mi culo.
-¿Te vas a quedar ahí parado? En mi casa no te vas a quedar.
Sonríe y con un paso lento sale de mi casa dejando una aroma bastante desagradable. Cada uno entra en su coche y se va por su rumbo. Menuda vida.
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SIN JUEGOS
RomanceCuando la joven, Chloé Parvionni entra su segundo año de Universidad, cree que su vida va rumbo a la mierda, tener todo lo que desees no siempre es tan fácil, no todo se paga con dinero... Toda su vida es muy fácil hasta que aparece el maestro de In...