Haciendo Parejas

12.9K 1.6K 1.1K
                                    

Esa mañana me paré OPTIMISTA...tuve que cerciorarme en el diccionario que era la palabra correcta para usar ese día. Sí, yo era "Optimista", así que podía demostrarle al gordo Bob que no era el "Chico de la nube negra en la cabeza" todo el tiempo. Mientras iba en el subway con mis audífonos puestos observaba la gente alegre a mi alrededor, se acercaba la Víspera de Navidad y todo el mundo destilaba amor, paz...y el resto de las estupideces que se suelen mencionar en estas fechas. Lo cierto es que esa mañana sería diferente ¿Por qué? ¡Simple! Ya había entablado mi primer contacto con el hombre de mis fantasías.

Cuando llegué a la entrada del edificio de la compañía mi corazón latía rápidamente, quizás demasiado. Subía la escalinata y entré, por primera vez le sonreí al vigilante de la entrada –Este me quedó observando con cara de pocos amigos- y pasé mi identificación por los torniquetes. Entonces allí estaba, frente a los ascensores. En ese momento comencé a sudar frio, mi corazón estaba acelerado y mis piernas flaqueaban...Si, estaba excesivamente nervioso y mi optimismo comenzaba a irse al carajo. ¿Debo saludarlo cuando lo vea? ¿Debo esperar que me salude? ¿Y si luzco muy entusiasmado? ¿Y si me ignora? ¡No! Trabajamos juntos en el comité ¡No puede ignorarme! ¿Por qué no ha llegado?

Y ya cuando pensaba que podía darme un ataque cardíaco, sentí que alguien posó su mano sobre mi hombro, al darme vuelta era la imagen más sublime de mi vida...

—¡Buenos Días, Emilio! ¿Hermoso día no te parece?

—Si...tú eres hermoso, digo, el día...está hermoso...tú no...eeehhh...pero no digo que seas feo, ni nada por el estilo, de hecho eres guapo...pero...no debí eso último...¡Es un buen día! —¡Oh Dios! ¡Mátame aquí y ahora! ¡Quiero morirme!....

Oliver estaba allí frente a mi, con ese rostro de ángel y esa sonrisa de ensueño. ¡Dios! Era realmente atractivo...Sólo verlo me sacaba una sonrisa automática.

—¡Me encanta tu sentido del humor! Es temprano todavía Emilio...¿Qué tal si nos bebemos un café antes?

—Si...seguro...

Dentro del mismo edificio en el segundo piso hay una pequeño cafetín, era como el corazón del edificio porque al igual que en los ascensores todos los empleados, sin importar su rango o departamento terminában de vez en cuando allí comprando café, donuts, galletas o cualquier cosa para mordisquear en nuestros cubículos. Aunque yo era adicto al Starbucks que estaba cercano a mi departamento por eso no solía comprar en ese cafetín...pero ese día tenía una razón para probar ese café.

—¿Cómo te gusta tu café?

—Realmente no...suelo venir aquí a comprar café...sólo pide como si fuera para ti.

—¿No compras café aquí? ¿No tomas café?

—Si...sólo que...hay un Starbucks cerca de mi casa...allí desayuno.

—¡Oh, oh, ooh! ¡Palabras mayores! Bueno pediré un café negro ¿Azúcar? ¿Crema?

—Si...si...¡Gracias!

Entonces Oliver me sonrió...era tan...bello...fue a pedir nuestros cafés, y allí estaba yo...con esa visión de ensueño. Cuando venía de vuelta hacía mí con las dos tazas, escuché esa inoportuna voz.

—¡Emi! ¡Emi! ¿Eres tú, viejo? —Era Chase, amigo y compañero de trabajo y más atrás de él, el gordo Bob.—¡Te extrañé muuucho!

Se lanzó sobre mí para estrangularme con su abrazo ante la mirada asombrada de Oliver.

—¡Idiota! ¡Suéltame!

—¿Qué haces aquí, Emi? ¡Siempre andas diciendo que el café de aquí es una mierda! ¿Cerraron todos los Starbucks de la ciudad? —Chase no pudo delatarme peor frente a Oliver. Pero era cierto...ese café de allí era una mierda, pero por el hombre de mis sueños tomaría hasta veneno...

"Nada en Común"  (Próximamente en Físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora