Caminos distintos.

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Le busco después de la humillación pública que le había hecho frente a toda la escuela, solo para pedirle que fuera aun lo que eran en un inicio. Su mejor amigo. Él la miro extrañado y pensó para sí mismo, "¿Qué será lo que le pasa a Andrómeda que no puede dejarme ir?"... vio las lágrimas corriendo en sus mejillas mientras le rogaba su amistad y le decía que no sabía a quién mas llamar, (cabe aclarar que no se hablaban desde hacía dos semanas) que nadie más sabia acerca de su vida privada como lo hacia él, que no sabía de nadie más que aguantara sus llantos y pudiera entender la mitad de lo que decía al cubrirse la boca y hablar. Él la miro con lastima, la abrazo contra su pecho y dejo que llorara mientras ella abrazaba sus rodillas. No dijo una palabra, cosa que a ella le reconfortó. Después le pregunto qué era lo que le causaba tanta amargura. Entre sollozos le respondió, "es dolor, dolor de alma al saber que no solo perdí a lo que pudo haber sido el amor de mi vida, sino que ahora también perdí a mi mejor amigo de años... mira cómo es que te has distanciado de mí, como es que me olvidas de a poco, como es que pretendes que mi existencia es nula, como es que tomas de la mano a otras y les llamas como solías llamarme, como es que nuestro pequeño choque del destino va llegando a su fin...".

"no sé qué decirte, no sé cómo expresar lo que siento..." dijo viendo a la nada. La ayudo a levantar de donde estaba arrinconada, la abrazo con mucha fuerza y beso su frente, para después limpiar las lágrimas que corrían como cataratas en sus mejillas. "debes de prometerme algo Andrómeda..." le dijo Serge en un susurro durante el abrazo en el cual escondía su cara en el cuello de está apreciando cada segundo su aroma que amaba. Ella asintió. "Júrame que vas a ser fuerte, que no vas a dejar que nada te derrumbe. Prométeme que vas a tener siempre la cara muy alta, que vas a sonreír, a reír a carcajadas, que vas a amar a muchas personas como me amaste a mi... pero más importante que todo eso, prométeme que jamás vas a volver a mirar atrás, tanto metafórica como literalmente. No dejes que nada te detenga, no te aferres al pasado. Debo de dejarte ir, porque sé que al menos uno de los dos debe de entender la diferencia entre un amor bueno y uno que nos hace bien, y aunque el nuestro sea muy bueno y lleno de pasiones y amor, las peleas constantes no nos llevaran a ningún lado más que a la miseria. Debes dejarte ir para encontrar a la persona que su amor te haga bien. Déjate ir, Andrómeda." Ella con lágrimas en los ojos se lo prometió, le dio un beso en la mejilla y un abrazo que dejaría sin aire. Se alejó por el pasillo, dejando su pasado con Serge donde debía terminar. Esa misma noche recibió el mensaje más doloroso que pudo haber recibido.

"Andrómeda. No quiero volver a saber de ti, no quiero que vuelvas a hablarme, no quiero que vuelvas a buscarme. Sé que me necesitas, pero yo ya no poder estar más para ti. El mejor amigo que alguna vez tuviste ya no está, lo enterraste con nosotros hoy por la tarde. Ya no puedo quererte, te tenía un pedestal, donde te veía como al ser más divino y perfecto del mundo, no eres lo que esperaba... pero es verdad que mereces más. Más amor, más comprensión, más cariño, mejores amistades. Es la última vez que hablaremos. Lo lamento."

Se sintió desilusionada, todo lo que Serge le había hecho creer acerca del amor no era más que una fábula de la que tenía que aprender en cabeza ajena para entender. Nunca alguien llegaría a entender sus mentiras, los juegos y manipulaciones para no ser lastimada. Serge no fue lo que había esperado todo ese tiempo, ella tenía su fe puesta en sus promesas, pero tampoco era lo que creyó que seria. Debió haberlo analizado, debió pensarlo mucho, debió de enseñarle quien era desde un inicio, para evitarle expectativas altas basadas en sueños. Jamás seria perfecta como él querría que fuera. Era egoísta. Debía serlo otra vez, para no permitir que le causaran ese sufrir nuevamente.

Cambió de apariencia de manera drástica. Algo en ella quería con todas sus fuerzas ser alguien más, no ser quien era en ese momento. Le repugnaba verse en el espejo y darse cuenta cuan débil y frágil había sido por amor. Corto todo su cabello y lo dono a alguien a quien le fuera a ser más útil que a ella. Comenzó a actuar distinto. Caminaba con la cabeza en alto, reía a carcajadas, iba por los pasillos como si fuera intocable, se sentía hermosa y actuaba como tal. Pronto dejo de pensarlo todo el tiempo, muy apenas cruzaba su mente y era cuando lo veía por causalidad. Él comenzó a notar que su existencia para ella iba siendo cada vez menos relevante. Ambos tenían una fuerza magnética que los unía una y otra vez de vuelta, pero ninguno de ellos el interés de romper lo que los mantenía distantes. Orgullo y dignidad, ¿funcionaria acaso alguna vez un amor que no pudiera sobrellevar eso?

Andrómeda dejo de pensar en el amor y las cosas que conlleva. Pronto se sintió liberada y feliz otra vez. Pero creía firmemente en la frase que cita Paula Coelho en el alquimista. "todo lo que sucede una vez, puede no suceder nunca más. Pero todo lo que sucede dos veces, sucederá, ciertamente, una tercera." Este no era el primer encuentro entre Serge y Andrómeda, ellos habían sido íntimos en un aspecto romántico hace unos años ya, cuando eran niños.

Entonces bien, si como dice el dicho y aclara Coelho, la tercera es la vencida... ¿seguirá vivo el amor para entonces?


AndrómedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora