Andrómeda

Intimidad.

Recuerdo aquella vez en que compartí algo que es sagrado para mi. La primera vez en que permití que un hombre se acerca a mi con intenciones impuras, fue cuando recién había cumplido un mes y tanto de ser novia con Serge, recuerdo con claridad que estaba asustada pues en mi infancia algunos niños de unos años mas que yo se habían acercado a mi con malas intenciones y habían terminado ahorcandome. Cuando llego el momento en que decidí compartir mi intimidad con él estaba asustada, temblaba de los pies a la cabeza y me daba miedo descubrir un contacto de otro tipo con Serge. Se planto frente a mi y beso mi frente, "¿confías en mi?" asentí. Él comenzó a besarme en un ritmo que yo desconocía, yo le seguí la corriente, después de eso beso mi cuello y yo sentí que perdía la cordura, cuando sus manos comenzaron a moverse lejos de mis caderas, abrí los ojos de golpe y comencé a sentirme mal. No podía respirar con normalidad, sentí que se me llenaban los ojos y comencé a llorar... lloraba desesperadamente y sin poder controlar mis sollozos, él sujeto mi nuca e intento tranquilizarme, al ver que no funcionada, me abrazo con fuerza y beso la frente, me hizo verle a los ojos, pego su frente a la mía y me miro fijamente, "Andy, Andrómeda, por favor mírame a los ojos...", y tenía mis ojos sellados como con candados, por mucho que intentara no lograba abrir mis ojos. "Por favor hermosa, mírame a los ojos. Soy yo, soy Serge, soy tu novio, tu mejor amigo, tu futuro marido... abre los ojos por favor." Abrí los ojos de manera repentina, observe sus ojo azules clavados en los míos y sentí como mi pulso se tranquilizaba. "No te va a pasar nada en mis brazos Andy, siempre te voy a proteger." Creí esas mentiras, y ahora no había persona en la que pudiera volver a creer.