Capítulo 4

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—¿Segura que no quieres venir con nosotros? —Kurt se volvió hacia mí a punto de abrir la puerta para que ambos se fueran.
David se volvió de igual manera y ambos se quedaron esperando respuesta; las mochilas en su espalda eran más ligeras ahora ya que ayer se habían puesto a sacar de ellas todo lo que no necesitaban, les di una media sonrisa, esperando sinceramente que no les pasara nada malo.
Miré con pereza mi reloj, que apuntaba las seis de la mañana con quince minutos.
—Aún tengo cosas que hacer por aquí —Respondí mintiendo un poco, pues no les he comentado sobre mi grupo— Pero tomaré en cuenta ir hacia California después de hacer las cosas que me hacen falta.
Kurt se veía un poco preocupado, por su lado, David asintió entendiendo mi situación.
—Está bien Alice, esperamos verte pronto en el refugio, nosotros aprovecharemos la luz de día —Dijo David, con una sonrisa.
Nos despedimos respectivamente, al final decidí darles mi escopeta y la munición, a lo que me agradecieron, eventualmente encontraremos más armas supongo; me paré fuera de la cabaña mirándolos caminar en la lejanía, hasta perderlos en la distancia.

Caminé rumbo a la casa sabiendo que me esperaba el regaño de media casa por dejarlos preocupados, abrí la puerta esta vez, me sorprendí al verlos a todos durmiendo, todos en el suelo a excepción de Gabriela quien dormía en el sofá, de hecho faltaba alguien ya que sus mantas estaban revueltas en el suelo, me estaba fijando hasta que escuché los pasos bajando la escalera.

—¿Dónde has estado? —Me preguntó Jason colocándose frente a mi y volviendo a ver a los demás como yo lo estaba haciendo.
Ignoré su pregunta esquivándolo y yendo hacia la cocina; les haré el desayuno-almuerzo antes que despierten, ahora les llamamos así porque sabemos que tenemos que racionar la comida para que nos dure poco más de lo que en realidad debería.
—Eres una necia ¿Sabes?, ¡Van dos veces que sales sola allá afuera! —Me dijo acercándose mientras yo lo veía fijamente analizando su mirada, la cual reflejaba enojo.
Tenía razón, ya había salido sola dos veces, pero puedo cuidarme sola.

Tomé un sorbo de agua de la botella de la mesada luego la coloqué de nuevo donde estaba y me dediqué a buscar algo que hacer entre las provisiones apiladas en la mesada.
Decidí tomar dos paquetes de espagueti, condimento y un paquete de salsa; esperando que me alcanzara.
—¡No me ignores Alice! Deja de querer evadir a todos —Jason me miró con el entrecejo fruncido y yo reí un poco ante la situación.
—Solo necesitaba ir a explorar el perímetro —Respondí, aunque en realidad solo quería estar sola.
Puse el agua en la olla al fuego mientras esperaba otro de sus regaños.
—Tu vivías aquí antes, conoces todo el perímetro —Touché, había dado en el clavo y no sabía que responderle.

—Hey, ¿Dónde estabas? —Preguntó Theo entrando a la cocina.

Lo saludé con una mano y me dispuse a seguir con lo mío.
—En una cabaña de por ahí, necesitaba estar sola —Confesé preparando la salsa.
Jason se ha sostenido de los bordes de la mesada mientras escuchaba atento nuestra conversación.
—Estuvimos buscándote, en el río y hasta fuimos a mitad del bosque —Comentó mientras me ayudaba con el espagueti.
Jason decidió irse, escuché sus pasos por las escaleras hasta que ya no hizo ruido; di un vistazo confirmándome que todos estaban dormidos y empecé a contarle a Theo sobre los hombres de la cabaña, desde que llegaron hasta que se fueron.

—¿Así que, refugio? Supongo que tiene que haber uno pero ¿En California? Han de haber bombardeado todo el estado —Tenía razón en lo que decía, era de los estados más poblados de aquí y creo que pensaron en bombardear primero a donde hay más gente concentrada.
—Eso es lo que estoy pensando y a parte creo que la compañía que hizo todo esto, está aliada con la fuerza armada, y estoy segura que para que hayan hecho éstas atrocidades quieren acabar con la raza humana —Las palabras salían de mi boca como si yo no tuviera la más mínima culpa en este caos.
—Tienes razón, es imposible que exista tal refugio si es que los culpables están aliados con la fuerza armada —Dijo mientras yo caminaba de un lado a otro tratando de acordarme de algo—Estamos en dos mil cincuenta y ocho, no sabemos que clase de tecnología usan las empresas que hicieron esto —Siguió hablando Theo.
Me quedé sumergida en mis pensamientos.

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