Después de la cena

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Pues aquí dejo un extra, de los extras. xD

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~Irina y Uriel~

Sin importarle la impresión que su abrupta salida del comedor podía dar, Irina se aleja a toda prisa por los pasillos. Las palabras duras de Zayn causaron estragos, haciéndola ver una evidente realidad. Una vez que Haros se aburriera de ella, simplemente buscaría a otra y ella quedaría de lado, como Anisa se lo había hecho ver con anterioridad.

― ¡Espera! ―la mano de Uriel la retiene, pero ella no vuelve el rostro―. Sabes que es un idiota...

― ¿Puedo tener otra habitación? ―pregunta en voz baja, será incomodo seguir compartiendo.

―No ―responde tomándola en brazos. Ella no protesta, están lejos de los salones principales, es poco probable que alguien los vea.

Uriel con grandes zancadas se dirige a su habitación.

―Te lo dije antes... ―dice dejándola en el piso, una vez que han entrado.

―No, no lo dijiste ―lo interrumpe molesta. Esa misma tarde le ha preguntado si es suyo y él no ha podido responder.

Uriel comprende sus palabras y quiere golpearse mentalmente.

―Tu sabes ―insiste. En realidad, no está seguro de nada pero su mirada dolida lo incomoda. Sabe que está molesta.

―No, no lo sé. Pero dime Uriel, si ella te preguntara ¿responderías?

― ¡Irina!

―Solo déjame ir. No es justo para ninguno de los dos, menos para mí. Todos pueden darse cuenta de lo que pasa...

―Te equivocas.

―Sabe que no lo hago ―se miran fijamente. Ella no está de ánimos después de los comentarios de Rafael y no tiene fuerzas para fingirse indiferente a la situación―. Buenas noches...

― ¡No puedes irte, Irina! ―demanda al verla tomar la manija de la puerta.

―Yo solo recibo órdenes del señor Regan ―responde con indiferencia―. Con su permiso.

Irina sale celebrando la seguridad que aparenta. Le ama, pero no puede estar atada a un capricho, a sus inseguridades, a sus dudas. No, ya no lo haría.

Encontrar una habitación no implica esfuerzo, Abiel se designa una junto a las habitaciones que la guardia ocupa. El pensamiento de que entre mayor distancia exista estará mejor, la reconforta.

Sin embargo, no lo suficiente para descansar. A primera hora se dirige a la sala principal.

―Buenos días ―saluda Alain.

―Hola ―responde ella con una ligera sonrisa.

― ¡Uy! ―exclama al notar que no parece tan animada como de costumbre―. ¿Paso algo? ―Su mano acaricia su rostro y ella se sobresalta.

―Lo siento... ―dice incomoda.

―Está bien, es decir, eres bonita cuando sonríes ―Su comentario le roba una sonrisa involuntaria―. ¿Lo ves?

Sin saber que responder mira a otra parte.

― ¿Qué tal tú? ¿Descansaste?

―Sí, salvo por las peleas de los pasillos.

― ¿Anisa?

―Creo que sí. Pero no es tan malo, ya que este lugar es demasiado silencioso y abrumador.

La Donante Extras (#1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora