¿Peleas de amantes?

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― ¿Qué haces aquí? ―inquiere mirándolo con cara de disgusto. Ni siquiera se ha molestado en llamar a la puerta.

―Necesito hablar contigo.

― ¿De qué? ―pregunta cruzándose de brazos―. A menos que vengas a disculparte...

― ¿Perdón? ―Pen frunce el ceño― Eres tu quien tiene que hacerlo.

― ¿Yo?

― ¡Claro! Te la has pasado callándome y tratándome como a un muñeco. "Pen esto, Pen aquello". Tengo voz ¿sabes?

―Eso es porque no dejas de decir tonterías. Idiota.

―Escucha... ―dice ignorando su ofensa, pero ella niega.

―No ―dice apuntándolo con el dedo― escucha tú, niño engreído...

― ¡No soy un niño! ―ahora ella lo ignora y continua hablando.

―Aquí no eres nadie. ¿Sabes lo que ha cruzado por la mente del señor Danko, cada vez que abres la boca? ―él niega entrecerrando los ojos. Le importa muy poco lo que ese vampiro piense― cortarte la cabeza. ¡Eres una molestia! Así que mejor te calmas.

― ¡Tu no vas a decirme que tengo que hacer! Si crees que el hecho de beber de mí, te da algún derecho sobre mi...

― ¡No digas estupideces! ―grita furiosa. 

―Nunca debí dejar que lo hicieras.

―Demasiado tarde, cariño ―se mofa―. Ya lo hice. 

―Debí dejar que murieras ―farfulla molesto ante la sonrisa burlona de ella. 

―En ese caso, tampoco estarías aquí. Me habría bebido toda tu sangre...

― ¡Aja! Eso es lo que quieres ¿verdad?

― ¿Qué? ―pregunta desconcertada. 

― ¿Quieres hacerlo de nuevo? Quieres beber...

―No lo haría aunque te ofrecieras.

―Eso mismo dijiste antes...

―Ahora es distinto ―contesta nerviosa, su mirada de triunfo la enferma. ¿Qué se cree? Nadie, ni siquiera su creador le habla de esa manera― o quizás... lo haga ―sonríe con malicia y avanza hacia él, como si fuera un depredador. Pen no se intimida, se mantiene en su sitio, mirándola fijamente― para que te calles de una buena vez.

― ¡Oigan! ―exclama Alain, quien esta junto a la puerta― ¿Pueden dejar de gritar? ―pregunta bostezando― intento dormir.

―Estoy de acuerdo con eso ―murmura Farah divertido.

― ¡Sal de mi habitación! ―dice de mala gana. Pen se muerde los labios. No quiere complicar mas las cosas y ella parece no querer entender. Sin decir nada, sale echando chispas― Ustedes también. ¡Largo!

― ¡Uy que genio! ―se burla Farah y Anisa azota la puerta en su cara― ¡Parecen peleas de amantes! ―grita echándose a correr por el pasillo. Alain contiene la risa y entra en la habitación, donde Pen da vueltas como animal enjaulado.

― ¡No la soporto!

―Pues fuiste tú quien fue a buscarla.

― ¡Ash! ¡Maldición! ―dice golpeando la cama. 



La Donante Extras (#1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora