Capítulo 4

10 2 0
                                    

LENA

Desperté gracias a la luz que se filtraba por la gigantesca ventana de la habitación.
El pote de la nutella estaba todavía entre mis manos.

Eres una tragona.

Y tú una fatidiosa. Ya me tienes cansada Julieta.

¿Así me llamo ahora? ¿Julieta?

Si.

Pues... me gusta, está mejor que Lena.

Ya. Solo cállate.

- ¿Preciosa, estás despierta? - preguntó alguien, mientras ese alguien abría la puerta de la habitación.

- Deja de llamarme así, por qué no te cansas de un buena vez. - reclamé enojada.

- Eso no importa ahora. - dijo cuando lo pude ver. - levántate niña perezosa.

- ¿A quién llamas perezosa? Además es temprano.

- Te llamo perezosa a tí, y ya es mediodía. - respondió en tono de burla.

¿Esperen, dijo mediodía?

- ¿Mediodía?

- Si preciosa, así que levántate, mi trabajo hoy, es mostrarte toda la mansión.

- Está bien, pero sal de aquí, no pienso desvestirme delante tuyo. - le dije cuando ya estaba de pie.

Esbozó una sonrisa coqueta, se dió la vuelta para salir, pero agregó algo más.

- Por cierto, lindo tu pijama, niña perezosa.

Desapareció tras la puerta.

Me dí un golpe mentalmente.

¡Diablos, había olvidado que traía puesto un pijama demasiado escotado!

¡Qué tonta que eres!

¡Lárgate de una buena vez Julieta!

(Ignoremos eso)

Me dispuse a buscar algo de ropa.

Otro golpe, pero no mental.

¡Olvidé dónde dejé la maleta en la que traje mi ropa!

Vuelvo a repetir, eres una tonta.

(Ignoremos eso también)

Examiné toda la habitación, pude divisar un clóset en una de las esquinas.

《Ojalá que haya algo de ropa, porque no pienso salir así》pensé.

Al abrir las puertas del mueble, lo único que encontré, fué ropa diminuta que variaba del rosa al morado en todos sus tonos.

¿Qué pensaban? ¿Que una fresa dormiría en aquí?

(No se ofiendan a las que les gusta esos colores, pero pesonalmente, yo los odio, a mi me gusta más el negro, gris y blanco)

Tomé mi celular, y le marqué a Venu.

- ¿Lena? - contestó.

- Si. ¿De casualidad no sabes dónde dejé mi maleta? - le pregunté.

- Te la llevo a tu habitación, espera un momento.

Y colgó la llamada.

***

- Este lugar es enorme. - comenté admirando el gran campo que tenía frente a mí.

Me enseñó todo lo que tenía (la mansión)

Había tres canchas, una para voleyball, la otra para basketball, y la última para fútbol.

Dentro, tenía una sala de cine, una biblioteca, una sala de juegos, un sótano, donde se encontraban la sala de práctica de tiros, y dos gimnasios.

Realmente, me perdería en este lugar. Incluso tenía acensores.

***

Mi estómago, rogaba por algo de comida, me pasé la tarde entera visitando cada rincón de mi nuevo hogar.

Decidí ir a la cocina, prepararía un sádwich o algo así.

Bajé las escaleras, y me adentré en el gran living, luego entré en la gigantesca cocina. Preparé un sándwich de queso, y me dispuse a comerlo.

- Vaya, la chica hermosa de ayer - escuché una voz varonil.

Cuando lo ví, pude reconocerlo, como el chico que estaba ayer con Anthony.

- ¿Puedo saber quién eres? - le pregunté.

- Soy Alex, el irresistible - me respondió algo... ¿coqueto?

- Un gusto - le estiré mi mano para saludarlo.

Él la recibió con una sonrisa en la cara. Parecía buen chico, pero, con lo que dijo ayer sobre mi físico, sabía que se trataba de un chico mujeriego, y de esos, no quiero más en mi vida.

- Bueno... un gusto conocerte Alex - me despedí, mientras salía de la cocina.

- Igualmente, preciosa.

Ese apodo ya me estaba hartando, no solo Anthony me llamaba así, si no, que ahora también su amigo.

- Preferiría que no me llames así.

Salí de ahí antes de que él intentara ligar conmigo.

Llegué a mi habitación, aún con el sándwich en mi mano.

Me dí un baño, después de haber terminado mi aperitivo, me puse el pijama, y caí rendida en la cama.

Lo último que escuché, fué un susurro:

"Dulces sueños, preciosa"


¿Quién creen que fué el que le dijo esa frase? ¿Anthony o Alex?

¿Enamorarme de nuevo? JAMÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora