Capítulo tres.

24 3 3
                                    

Dominique estaba durmiendo cuando Aida irrumpió en su habitación y le despertó.

  — ¿Aida? ¿qué ocurre?—preguntó el hermano mayor.

 — Quiero ir al parque, ¿me llevas, Domi? 

Aida era la única que podía decirle Domi, sin que se enojara.  Porque, ¿Como enojarse con una niña como Aida? 

  — ¿Ahora?—no hacía falta aclarar que aún seguía muy dormido.

 —Sí.

Y diez minutos después, ambos hermanos cruzaban la puerta de la casa, para así caminar las ocho cuadras hasta el parque más cercano. Llegaron y Aida jugó, se subió a todos los juegos del lugar y Dominique la observaba sonriente, a veces jugaba un poco con su celular y a veces solo cerraba los ojos para intentar dormir un momento, pero era imposible con tantos niños allí, gritando y tantas madres, también gritando. 

 —Domi, ¿me compras un helado? 

Él asintió y se dirigieron al puesto de helados, cuando volvieron a la banca de hace minutos, Aida señalo hacía un lado y habló.

  —Allí van Caprice y Joss.

 — ¿Uh?

Efectivamente, allí iban. Caprice llevaba un vestido floreado, muy de la estación en la que estaban, primavera. Y Joss estaba con sus bermudas y playeras algo ajustadas. Realmente, se veían bien juntos, pero Dominique seguía pensando que no eran la persona ideal del otro. Parecía que iban hablando de algo divertido, porque reían. Y algo extraño que noto, fue que iban de la mano. 

Joss no solía tomar de la mano a las chicas, ni a su madre incluso. Decía que eso era para la persona indicada. ¿Caprice era esa persona? Dominique quiso reír, era imposible eso. Joss no hablaba mucho con ella, ni siquiera eran amigos antes de compartir el curso precisamente ese año. Nunca se le acercaba cuando ella estaba sola, si Joss estuviera interesado en ella hace tiempo, hubiera ignorado a Addison, -la pelirroja que era su ex y quien ahora era como una sanguijuela en la escuela, siempre pegada a él, siempre pendiente, cerca-, para prestarle atención y preguntarle como está.

Pero claro, no era nada fuera de lo normal que alguien se enamorara de Caprice de un día para el otro. ¿Como no hacerlo? Si ella tenía ese carisma, esos bellos ojos y la amigable sonrisa. Si te trataba con tanta amabilidad y cariño, obviamente si eres una pobre alma torturada te puedes enamorar de un buen y cariñoso trato como el que ella ofrecía a todo el mundo.     





Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 18, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Porque sí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora