Prólogo

31 1 0
                                    

—Vamos, Scar. Despierta, maldita sea— la voz del morocho retumbó en los oídos de Scarlett—.

—¿Qué mierda quieres, Sky?— se dignó a responder ella mientras ocultaba su cabeza bajo la almohada—.

Ashton Sky y Scarlett Ackles. Conocidos por hacer las mejores fiestas de todo Seattle, bueno, por lo menos eso era lo que decían sus compañeros de universidad. Ambos estudiaban arquitectura, aunque faltar a clases parecía ser una de sus actividades preferidas. Vivir juntos y estudiar lo mismo había sido su sueño desde la preadolescencia, y lo habían cumplido... con un pequeño detalle. Sus vidas se basaban en fiestas, alcohol, sexo y drogas, alguna que otra vez. Pero cuidado, que ante los ojos de sus padres ellos eran dos angelitos, probablemente pensaran que seguían siendo vírgenes.

—Te tengo una buena noticia— dijo Ashton—.

—Dime rápido que quieres o déjame dormir, por favor— respondió Scarlett sacando su cabeza de su pequeño refugio—.

—Ha llegado nuestra nueva compañera de piso— una sonrisa se asomó por la comisura de los labios del chico—. Quedó un poco horrorizada por todos los vasos de cerveza y esas botellas tiradas en el living, pero creo que tiene mucho potencial- finalizó contento—.

—¿Potencial?— preguntó la castaña de ojos verdes—.

—Sí, ya sabes, potencial de tirar todo a la mierda y vivir del alcohol— respondió obvio—.

—¿Cómo se llama?

—Effy Humphrey.

Ashton ayudó a Scarlett a levantarse de su cama, ya que el terrible dolor de cabeza que ella tenía la forzaba a hacer todo más lento, pero el chico estaba ansioso.

Al llegar al desordenado living del departamento, la luz del gigante ventanal por el cual se podían ver los grises edificios de la ciudad forzaron a Scarlett a cerrar sus ojos, era demasiada luz de golpe.

Ella sabía que Ashton también tenía una enorme resaca, pero él siempre lo supo disimular mucho mejor.

—Es ella— la voz de su amigo interrumpió sus pensamientos—.

Ambos enfocaron la vista en su nueva compañera de piso y la examinaron: jeans claros y una camiseta blanca. Sus gafas de pasta, los libros que cargaba y su sonrisa tímida hicieron que los dos amigos sonrieran maliciosamente.

Iba a ser muy divertido. Para los tres.

Until I Fall AsleepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora