SeHun, el persistente

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La primera vez que SeHun ve a MinSeok, es en su fiesta de cumpleaños número doce.

SeHun recuerda el momento preciso en el que un rellenito MinSeok, de quince años, cruza el umbral de la puerta con un regalo en mano. Él, como buen anfitrión, corrige su espalda formando una pose más seria y expectante. Sin embargo, el mayor nunca llega, realmente no lo hace.

Y quizá es donde inicia toda esta extraña historia de amor unilateral.

¡¿Por qué ese niño (que ni siquiera conoce) no se ha acercado a saludarlo?! A él, Oh SeHun, ¡príncipe de Casalandia por un día!

El niño regordete se dirige a la señora Oh con una pequeña sonrisa tímida, temblando ligeramente al presentarse y entregar el regalo. La señora Oh sonríe encantada antes de señalar a su hijo, SeHun recupera su compostura mirando hacia otro lado, él no ha visto absolutamente nada de lo que ha sucedido, está distraído viendo arañas... si eso.

Por el rabillo del ojo puede observar como el regordete niño niega entre aterrado y avergonzado.

SeHun se pregunta si hay algo mal en su apariencia. Según sabe, él ha tomado la ducha más larga, imposible que exista mal olor a su alrededor.

El niño regordete luce aliviado cuando la señora Oh es distraída por otros niños corriendo con peligro a caerse y estropear la hermosa sala que ella cuida tan minuciosamente.

Sin embargo, SeHun no lo está, sigue intrigado. Se supone que es su cumpleaños, debería estar siendo asfixiado por abrazos (aun si vienen de parte de desconocidos, o de regordetes niños con mejillas, que jura, pesan igual que sus dos brazos).

Lo siguiente que su vista capta, es al niño acercándose a la mesa central para robar unos cuantos dulces antes de escapar tranquilamente de la fiesta. SeHun piensa que tal vez aquel gordito no soporta fiestas geniales, realizadas por príncipes geniales, de un país inexistente genial.

Bien, él puede vivir con eso.


—Mami~ —La señora Oh asiente al llamado de su hijo— ¿Quién era ese niño gordito que vino a mi fiesta? —Y no me saludó.

—SeHun, no debes llamar "gorditos" a tus amigos, pueden ofenderse.

—Sí, sí, lo que se sea —Menea sus manos restándole importancia a los regaños. Sin embargo se detiene y capta la señal de advertencia que su madre le da por la respuesta desinteresada. Esos ojos podrían picar su pequeño cuerpecito en cubitos— Lo siento mami. Sólo quería saber cómo se llama mi nuevo amigo, mami. —Usa aegyo, desesperación ¿Dónde?

—Se llama MinSeok, bebé —SeHun se traga un gruñido. Él no es un bebé; él es mayor, ya tiene doce años.

—Oooh —Ondea al hablar. Su cerebro empieza a recrear posibles sucesos, tal vez el haber sido ignorado en su cumpleaños tenga algo de sentido— Él es nuevo ¿verdad? Recién se ha mudado ¿no? —Su madre niega mientras señala el plato de comida de SeHun. El niño capta el mensaje, si quiere respuestas, debe comer. Su madre y sus chantajes, que sería de su vida sin ellos.

—Él vive aquí incluso antes de que tú nacieras —Aclara parándose de su sitio. Le dedica una sonrisa a su hijo— Su casa es la de la esquina.

—¿La que tiene un gran patio? —¡¿Con un gran columpio, y es la casa más grande del vecindario?!

—Si —Responde desde el otro lado de la cocina— ¿Por qué este repentino interés, bebé?

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