Solo podía sentir punzadas en mi cabeza, como si tuviera una resaca increíble...y sin consumir alcohol. Traté de abrir mis ojos, pero estos no respondían; estaba perfectamente consciente, lo que no podía hacer era moverme. Pronto los recuerdos de lo sucedido arriba a mi mente, reprimo un grito al hacer memoria. No...eso no podía ser real, debieron haberme drogado, eso es todo.
Pero...¿por qué fui la única afectada si todos bebieron lo mismo que yo? Debo estar volviéndome loca, pero...y si todo ese fue real. No, eso era más que imposible, debía estar demente para creer en algo tan inexistente como esa idea.
Distinguía que estaba sobre algo muy suave, pronto se oyen unas voces a mi alrededor.
—¿Y ahora qué?—esa voz...podía ser...¿una chica? ¿sería?—. No hemos podido tocarla.
¿Tocar?
—¿Cómo es eso posible?—aparece otra voz más confusa que la anterior. Aún tenía el problema de saber si esa voz pertenecía a un hombre o a una mujer—. Se supone que no debería pasar ya.
¿Qué no debería pasar?
—Lo sé, no soy idiota.
—¿Cómo sabes que es ella?-una tercera voz se une a la conversación.
—Tú bien lo sabes, ¿Por qué no dijiste nada? ¡Sabías que eso era imposible y la escondes!
—Era mi deber protegerla.
Debía moverme, y rápido. No sabía que estaba pasando. Logré mover parte de mi cuerpo y noto que las voces a mi alrededor se callan por completo. Me pesaba la cabeza, estaba muy cansada, podía sentirlo. Mi cuerpo parecía estar cargado de electricidad, porque cada movimiento que hacía producía una serie de descargas en mis palmas. Mis ojos hacen lo suyo y se abren para ver todo borroso. Restriego con fuerza y en pocos segundos recupero la visión. Estaba dentro de una carpa, seguí siendo de noche; las luces constaban de velas en cada esquina. Pronto veo cuatro figuras frente a mí. Hago una mueca al sentir algo en la parte interna de mi codo, llevo mi mirada hacia el lugar. Una aguja estaba dentro de mí, me estaban poniendo un líquido rojizo.
Espantada, trato de quitarlo, pero pronto siento unas manos enrollar las mías, deteniéndome.
—No lo hagas, te harás daño.
—¿Mila?—digo ante su mirada perpleja, veo a sus acompañante y a uno en particular—. ¿Edgar?
Mi hermanastro se quedó totalmente callado, en su rostro se notaba la preocupación, alteración, pero sobre todo la admiración y no sabía por qué.
—¿No se suponía que el suero iba a dormirle un buen rato? No estuvo con eso más de diez minutos.
¿Suero? ¡¿Qué?!
—¿De verdad crees que es ella? Digo, no es lo que estábamos esperando—volteo hacia la persona que dijo eso, cuando chocamos miradas supe quien era de inmediato.
—Eryx, cierra la boca—la voz enfadada de Raven me hizo sobresaltar, pero no me levanté. Eryx...era el chico que me dio la bienvenida cuando entré a Skylax. Parpadeo con incredulidad, ¿qué estaba pasando? Al sentir algo en mi cabello, hago que mi codo vuele para impactar con lo que sea que estaba ahí, pero algo me atrapó justo a tiempo. Abrí mis ojos y me topé con el rostro de Stelian.
Estaba asustada y confusa. Demasiado. No sabía que estaba pasando ni que pasó en la fogata, si todas esas cosas que vi era parte de mi realidad o fue un sucio juego de mi mente.
Mi labio inferior comienza a temblar y Stelian acaricia esa zona con su pulgar. Su toque fue como un analgésico natural para mi cuerpo de inmediato. Suspiro sin saber que decir, o por estar bajo su mirada tan penetrante y profunda. Sus ojos, eso fue lo primero que pensé. Aún no tenía el color lila que recordaba, pero algo raro pasaba o era culpa de la iluminación. Era como si sus ojos se hubieran hecho castaño claro. No, debía ver mal. Él acarició mi cabello y fruncía el ceño cada vez que veía alguna parte e mí.
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Aleteia [ισχύς]
Paranormal"El amor que trasciende el tiempo" Únete a la historia que cautivará a tú corazón. El romance, la seducción y una poderosa atracción serán el sello final para dar comienzo a una guerra entre dos mundos. Conocer a tu alma gemela nunca había sido tan...