Me encontraba con la mirada perdida, apenas escuchando las voces de mis padres. Pensaba en como carajos Vanessa Hudgens pudo dejar a Zack Efron, el hombre estaba para chuparse los dedos. Aunque Austin Butler no estaba nada mal.
-Míriam, ¿¡Nos estas escuchando!?- escuche gritar a mi madre en frente de mi. Un poco sobresaltada puse mi vista en ella.
-Si madre, ya claramente entendí que te quieres deshacer de mi- conteste de forma relajada, para luego dar un sorbo a mi taza de Té Verde con Limón.
-No me quiero deshacer de ti hija, encontré drogas en tu ropa sucia. ¡Estas fuera de control!- agrego mi madre alterada.
-¡Solo era un pequeño porro madre!- me excuse rodando los ojos.
-¿Te das cuenta Lucas? No me tiene ni una pizca de respeto- se quejo esta con mi padre.
-Por Dios mamá, claro que lo tengo.
-¡Ya basta de cinismos Míriam!- grito esta vez mi padre- Hemos tomado una decisión definitiva.
-Oh vamos, tengo diecisiete. Ya estoy grandecita para internados- dije dando otro sorbo.
-No irás a un internado- comenzó a decir mi madre. Solté un suspiro de alivio- Irás a vivir con tu papá- termino de decir provocando que me ahogara con la bebida.
-Es una broma ¿Verdad?- pregunte con la voz cortada por la tos.
-No, no es ninguna broma. Empaca tus cosas hoy mismo porque mañana nos vamos- contesto mi padre levantándose del comedor.
-¿Mamá? No puedes hacerme esto. Tendré que vivir con la perra de Vivían, no creo poder soportarlo. Dame otra oportunidad, por favor- suplique a mi madre poniendo mis manos en sus hombros.
-Ya la decisión esta tomada hija, partiras mañana con tu padre- escuche decir a mi madre con lágrimas en los ojos y supe que desde ese momento toda mi vida cambiaría.
***
Luego de tantas súplicas fallidas a mi madre para que no me obligara a vivir con mi padre y su molesta esposa. Me resigne y me encontraba empacando todas mis cosas para mi nueva miserable vida. Vi abrirse la puerta y entrar a mis tres mejores amigas.
-¿Que hay?- salude a las tres con una sonrisa forzada.
-No intentes fingir que estas bien- escuche decir a Sam.
-No estoy fingiendo Sammy- dije pasando mi brazo por su cuello para abrazarla.
-No puedo creer que en serio tengas que irte- agrego Gina sentándose en la cama.
- Es que solo a ella se le ocurre dejar medio porro en sus jeans- escuche decir a Marissa.
-Estaba demasiado ebria para ocultarlo, ni siquiera se como logre quitarme los jeans- me excuse mientras cerraba la maleta. Marissa rodó los ojos.
-Te hemos traído algunos regalos para que no olvides tus malas andanzas- dijo Gina sonriendo.
-A ver, pasen los regalos chicas- comenté sentandome en mi puff.
-Primero yo- dijo Marissa sacando una pequeña bolsa detrás de su espalda- Como seguramente en tu nuevo hogar te será difícil obtenerla, pues te he traído una buena cantidad- termino de decir pasandome un sobre. Lo abrí y me encontré con al menos unos diez porros bien cargados.
-Vaya, tu si que sabes dar buenos regalos Marissa- agradecí dando un abrazo a mi amiga.
-Obviamente, yo siempre doy los mejores regalos- contesto esta ganándose miradas fulminantes de las otras dos- Escondelos dentro de tu maquillaje o en tu billetera, allí es poco probable que te los encuentren.