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Llevábamos 20 minutos en el coche y Jon no accedía a decirme a dónde nos dirigíamos. Se lo pregunté de todas las maneras posibles.

-Mensaje recibido de Lena☺ . ¿Reproducir?- dijo el manos libres

Él me miró con mirada interrogante y dijo que sí.

-¿Me vas a decir de una vez a dónde me llevas?- continuó

Una gran carcajada emergió de su garganta y me dijo que faltaban únicamente dos minutos para alcanzar nuestro destino.

Bajamos del coche y tras atravesar un pequeño bosquecillo me llevó hasta una cala preciosa. Parecía sacado de un cuento de hadas; arena blanca, agua cristalina y varias rocas de piedra caliza que formaban imágenes increíbles con el sol.

Mi admiración era notable. Se me habían abierto los ojos de par en par; parecía que quisiera absorber toda la belleza de aquel paraje.

Jon me miró a los ojos y al notar mi entusiasmo sonrío. Esperó a que despegara mi vista de la calita para mirarlo, y cuando lo hice, me quedé atrapada por la belleza de sus ojos. Eran negros como el carbón, que siempre me había encantado,con pequeñas motas verdes que me dejaban sin respiración.

Llevábamos un rato mirándonos a los ojos, determinando cual de las monturas verdes me gustaba más. La magia terminó cuando, en un acto de nerviosismo, miré mi reloj.

-¡Jon! ¡La hora! ¡Sabes que tengo entreno!

-Tranquila, no te va a pasar nada por llegar cinco minutos tarde. Conozco a mi hermana.

Mientras decía esto, me agarró de la mano y tiró de mí mientras corría hacia el coche. Nos metimos dentro y aceleró. Durante el viaje no dejé de mirarlo. Me encantaba su mirada fría y calculadora que al mismo tiempo era suave y cariñosa.

Tras diez minutos de viaje, dejé caer mi mano entre los dos asientos y me apoyé ligeramente en el lado izquierdo de mi cuerpo con la intención de seguir admirando el paisaje costero en calma; pero esa tranquilidad no duró mucho, porque sus dedos acariciaban los míos, haciendo que mi corazón botara dentro de mi pecho como si se tratase de una pelota.

- Se acabó la peseta- dijo dando a entender que habíamos llegado.

¿¿En serio acababa de decir eso?? ¡Era la frase estrella de mi abuelo!

Sin mostrar demasiado entusiasmo me acerqué a él para darle dos besos. Este me paró y me dijo que me acompañaría hasta la puerta. Ya allí me dijo:
- Realmente espero poder conocerte muy bien este año - y sin previo aviso me acercó a él tirando de mis caderas y me dió un pequeño beso en los labios. - por cierto, me quedo a ver el entreno.
- Pues vamos - dije agarrándolo de la mano mientras entrábamos en la cancha sin comprender del todo lo que acababa de pasar.





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⏰ Última actualización: May 19, 2016 ⏰

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