Aquella rosa

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Él nunca fue la flor de Nochebuena.

Él no fue que tenía heridas a flor de piel.

Eras tú.

Tú eras la que goteaba sangre.

Tú eras la que buscaba ayuda.

Tú eras quien esperaba el invierno para abrirte.

Tú, que lo esperabas.

Y sí, te enseñó algo.

Te abrió lo ojos de esa terquedad esperanzada.

Después de eso, todo lo que dije ahora tiene sentido para ti.

Más que esoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora