EL CLUB DE JARDINERÍA

24.5K 1.8K 456
                                    

Avanzo por el patio aunque en realidad no sé bien hacia donde he de dirigirme. Me han dicho que vaya al club de jardinería pero al parecer se han olvidado que soy nueva y no tengo ni idea de dónde está. De repente alguien me tapa los ojos, alguien cuyas manos son delicadas y extremadamente frías. No tengo que ver para saber que Ken está detrás de mí con esa sonrisa nerviosa.
—Vale, Ken... está "broma" ya me la has hecho como cientos de veces.
—Jo...
Me libero de su contacto y abro los ojos. Se ha sonrojado levemente. Si no estuviese tan estresada incluso encontraría tierno ese gesto. Resoplo exasperada y me doy cuenta que su sonrisa ha desaparecido y ahora se muerde el labio algo preocupado.
—¿Qué ocurre?
—Esas tres arpías me han robado el dinero...
Pongo los ojos en blanco. Enserio... este chico es tonto. ¿Se ha dejado robar por Ámber y sus secuaces? Parece ser que tengo que protegerlo en este instituto también. Ken es demasiado bueno... tan bueno que llega a ser tonto. Sus ojos verdes me miran con una expresión preocupada. Quizás se ha reflejado decepción en mi rostro.
—Debes aprender a hacerte respetar, Ken. —lo reprendo.
—No es mi estilo. —se defiende. —Lo siento.
—Eres un poco estúpido y estás pasado de moda. —le suelto imponiendo en mi voz una nota de hastío.
—Lo siento. —repite
Resoplo. Jamás lograré que se enfade. A veces me exaspera.
—Estaba intentando que te enfades.
—No me nace... Lo siento.
—¡Cómo vuelvas a decir "lo siento" no te hablo en mi vida!
—Lo... digo... de acuerdo.
—Así me gusta. Por cierto, ¿sabes dónde está el club de jardinería?
—¿¡Vas a mi mismo club!?
Ken me estrecha con fuerza entre sus delgaduchos brazos. Oigo al instante una risa maliciosa y cuando logro que él me suelte veo a Ámber comentando algo en voz baja a Charlotte. Levanta el rostro y me mira desafiante.
—Tu novio es poco varonil. —se mofa.
—No sabía que las zorras hablasen. —digo en voz más alta de lo habitual.
Ámber palidece ante mi respuesta pero inmediatamente recupera su apariencia con aires de superioridad. Charlotte y Li nos miran a la expectativa. Espero que no me pegue, no me gustaría meterme en problemas a los pocos días de llegar pero sinceramente se merece que alguien le plante cara y en este caso Ken no va a ser capaz.
—Si no te importa podrías devolverle su dinero. —mi voz suena demasiado metálica para mi gusto pero eso es mejor a que suene temblorosa e insegura.
—Me lo gasté en el almuerzo. —responde ella con una sonrisita.
Desvío un momento la mirada para comprobar si alguien está pendiente de nosotros. Castiel está apoyado en un muro no muy lejos y nos mira con una expresión sombría. Entre sus labios sujeta un cigarro casi terminado... ¿no estaba prohibido fumar? Aunque  dudo que alguien tenga suficiente autoridad como para prohibirle algo, ni siquiera la directora. Lo veo aspirar el humo y tirar la colilla al suelo casi con desprecio. Parece divertido observándonos. Ámber sigue la trayectoria de mi mirada y resopla. Juro que cuando ella lo mira la expresión de él se vuelve más severa. Me inquieta... y mucho. El trío de víboras decide finalmente dar media vuelta y marcharse. Ken y yo nos miramos extrañados pues no han dicho nada. Él carraspea antes de decirme:
—Vamos al club de jardinería.
Lo sigo a través del patio y rodeamos el edificio principal. A su lateral se levanta una instalación de cristal cuyo techo es abovedado. En su interior alberga toda clase de plantas, algunas incluso es la primera vez que veo. Observo maravillada la cantidad de especies que hay y finalmente entro para verlas más de cerca. Mi compañero se ha quedado callado y estudia también fascinado cada maceta por cuya tierra asoman las hojas de distinta forma y matiz. Reparo entonces en un chico que acuclillado se halla rellenando de turba un recipiente. Me sorprende su cabello de color verde y ondulado. Parece ser que advierte nuestra presencia porque se gira. Se quita los guantes con una sonrisa y le tiende la mano a Ken.
—¿Sois los nuevos de jardinería? —pregunta.—Soy Jade, el encargado.
—Sí. —respondo estrechándole también la mano.
—Necesito que uno de vosotros lleve esta mimosa y este ficus a la sala de delegados y a la clase B. La directora nos pidió que se colocarán para decorar las salas. El otro me tiene que ayudar a trasplantar.
—Yo llevaré las plantas. —me ofrezco. La verdad es que me apetece pasearme.
Jade me entrega dos macetas. Una de ellas contiene una planta en flor bastante preciosa. Les sonrío antes de irme. Deshago el camino que he hecho antes junto a Ken. El patio ya está casi desierto. Trato de darme prisa porque eso significa irme antes a casa. 

Corazón de Melón, el fan-ficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora