Capítulo 4. "A good strange"

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Siento un estruendo retumbar en mis odios, entonces abro los ojos. Arrancó el auto, me digo sorprendida, no pensé que lo hiciera y tampoco lo iba a juzgar esta en todo su derecho soy una completa extraña y no sabe por que estoy huyendo.

Empiezo a sentirme aliviada, después de unos segundos una alegre sonrisa curva mis labios. No lo podía creer, termine mi plan. Tantos intentos fallidos y este ha sido el vencedor.

-Ahora si me vas a explicar, -Me dice, interrumpiendo mi momento de felicidad. -¿Por qué estas huyendo?

Me olvide del tipo por completo. Lo observo rápidamente, tengo que darle una explicación, se la debo.

-Larga historia. -Declaro.

-Puedo escucharte. -Musita. -Creo que me debes una buena explicación. Le estoy haciendo un favor a una completa extraña que la están persiguiendo.

Frunso el ceño. ¿Qué mierda pensara de mí? Creerá que soy una delincuente.

-¿Crees que soy una criminal? -Espeto un poco disgustada.

Me observa de nuevo un tanto dubitativo.

-Si es lo que crees, porque aceleraste el carro. -Empiezo a reclamarle. -Hubieses esperado a que llegaran y me atraparan. -Mi disgusto aumenta cada segundo más y más. -Así te hubieses ahorrado la molestia de hacerle un favor a una completa extraña.

Una sonrisa estúpida curva sus labios, frunso el ceño. ¿Qué le parece tan gracioso? Empieza a reír sonoramente. No logró entender el motivo de su irritable risa. ¿Cuál es el chiste? ¿O es tengo cara de payaso?

-Disculpa. -Dice entre risas. -Mi intención no era que te disgustaras.

Pues lo has logrado, pienso para mis adentros.

-Tampoco creo que seas una criminal. -Objeta. -Solo me extraña que una chica como tú este sola en una carretera un día como hoy. -Explica. -Además, -Continua. -Para hacerlo aún más extraño estabas huyendo de esas personas, que se ven como policías. ¿Qué puedo pensar, ah?

-Unas celadoras. -Le corrijo. -Como te dije hace un momento, es una larga historia. -Le recuerdo, mientras saco la caja de cigarrillos de mi bolsillo. - ¿Quieres? -Le ofrezco. Mientras sacó el cigarrillo y lo pongo entre mis labios me percato de lo que he dicho.

Le ofrecí cigarrillos, ¿Qué hago? Voy a fumar en su auto. Le echo un vistazo, él se ve pulcro, impecable tanto él cómo su personalidad, su voz es suave y hasta podría decir que es un tanto gay, además se ve que es un hombre de reglas, parece alguien importante, quizás tenga esposa e hijos. Y pues, apartando todo también es muy guapo.

-Disculpa.

-Disculpa, ¿Por qué? -Dice. - ¿Te lo enciendo? -Me pregunta mientras abre la pequeña cajuela que tengo a mi frente.

La sorpresa me invade, también fuma. Saca un encendedor rojo de la cajuela, lo acerca a mi rostro, prende el cigarrillo que sostengo con mis labios. Veo el humo ascender por mí rostro.

-¿Fumas? -Pregunto algo sorprendida.

-Sí, -Sonríe. -¿Por qué la sorpresa? -Cierra la cajuela y saca un cigarro. Lo coloca entre sus labios y lo prende.

Saco el cigarro de mis labios con mis dedos, exhalo el humo que empieza a quemar mi garganta.

-Pensé que...

-Que soy diferente a los chicos que conoces, -Interrumpe mi explicación. -O que soy pulcro, bien vestido y con una voz un tanto suave algo parecida a la de un gay. -Pongo los ojos como platos, es exactamente lo que pienso. -Siempre me pasa esto con las personas que empiezo a conocer.

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