Capítulo 12.

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Capítulo 12:

Los recuerdos de después de ese beso son claros, tanto que hasta me duelen. Lo que le pasó a Alli es verdad y todo lo que vivo ahora es un sueño, uno que desearía que no terminara, uno en el que estoy con ella.

Ese momento ha quedado señalado y grabado en mi memoria, el momento en que la perdí ese día.

La besé con dulzura y pasión, una mezcla irrefrenable de sentimientos. La tenia en mis brazos de nuevo, pero entonces elevé la vista al cielo y ya pronto amanecería, ella tendría que darse prisa.

Me separé y ella me quedó mirando, y lo supó con sólo mirarme a los ojos. Me abrazó fuertemente, tan fuerte como un alma puede hacerlo, pero con tanto sentimiento como sólo ella podía.

Cogí su mano y sabiendo que ese un adiós caminamos hasta donde se hallaba su cuerpo.

-Te echaremos de menos- dijo Allison tocándose el vientre.

-Y yo a vosotras- la abrazó el chico- En unos minutos, llegarán Alaindelon, Michael y algunos de tus guardias- le dio un beso en la frente y añadió- Te amo.

-Siempre- respondió ella.

Entonces me agaché y toqué su mejilla. Su cuerpo había muerto, su piel ahora era nieve. Pero aún así me dije que todavía podía regresar y susurrando unas palabras, su alma se desvaneció dejando en su lugar miles de lágrimas iluminadas que el mismo cielo había derramado por ella, estrellas que cayeron sobre la piel de Allison fundiéndose con su cuerpo.

Acerqué mi oído a su pecho, preocupado por escuchar su corazón y el comienzo de su débil respiración, con la cuál luchaba para que se volviera normal y estable. Me levanté de su lado al ver caballos y un carruaje que se acercaba. De él bajó Alaindelon y Michael, el cuál sonrió al verme para luego correr al lado su hermana.

Permanecí de pie, guardando las distancias, esperando a que reaccionara mientras que todos los hombres la rodeaban.

-Estará bien- me dijo una voz.- Ya es la hora de irme con ella, papá.

-Cuídala, pequeña.- le dije viéndola como desaparecía entre el grupo de hombres.

Entre la aglomeración se oyó algo, pero no entendí nada hasta que se abrió un espacio entre ellos. Quería acercarme un poco y ver que pasaba y mientras lo hacía me encontré con sus ojos. Su bazo extendido intentando alcanzarme, una lágrima resbalándose por su mejilla y su labio siendo mordido me expresaron más que cientos de palabras.

-Hasta luego Allison- le dije desde la distancia. Y supe que ella me entendió por esa sonrisa que se dibujó en su rostro.

Y sí, en ese momento le dije un hasta luego, porque a ella nunca podré decirle adiós.

Entonces me di la vuelta y ella vio como desaparecía en el horizonte, como ella me perdía, como yo la perdía, como nos perdíamos en este ciclo que se llama vida...

Se está bien, siento una calidez agradable. El aroma a rosas frescas inunda la habitación y los primeros rayos de sol se abren paso por la ventana. Abro los ojos poco a poco y veo una silueta. -Louis!- exclamo. Para luego darme cuenta de que es Michael, disculpándose tímidamente.-No lo sientas Mike- le sonrio- Ven aquí, anda.

Él me sonríe y corre hacia mis brazos diciéndome -Te he echado de menos hermanita. Y yo le respondo con un -Y yo a ti-

El niño se sienta junto a mí y comenzamos a hablar, me cuenta que he estado durmiendo durante semanas y que ya había recuperado mi apariencia, entonces de mi tocador coge un pequeño espejo para que me vea y aunque es cierto lo que dice, Miryam me preocupa más que volver a tener la piel sonrosada, los ojos brillantes y los labios rojizos.

Él mira, me toca la barriga y me dice que todo está bien. Que un médico me ha visitado todas las semanas para ver como está la bebé y que ha dicho que no sufrió ningún daño. Entonces bromea con que Miryam me hace ver más gorda y que se nota que ya son tres meses.

Además me cuenta que el médico le ha dicho que sus esfuerzos porque el bebé lo oiga son fallidos ya que todavía es pronto pero que todavía lo sigue intentado con muchas esperanzas.

Entonces me preguntó-Puedo?- y yo asentí. Él colocó su mano en mi vientre y yo coloqué la mía también- Miry, ella es tu mamá y yo tu tío Michael. Esperamos que estés bien, te queremos mucho pequeña- dijo.- Y le tenemos una sorpresa a tu madre. Podrías impedir que se enfade conmigo, porque yo sólo sigo órdenes de no decírselo hasta comprobar de que esté bien.

-De qué hablas Mike?- pregunté confusa.

Él se levantó y se fue a la puerta- De esto- dijo abriéndola.- Ya puedes pasar- le dijo a alguién.

Y me quedé sorprendida e incluso comencé a llorar al ver que él entraba en mi habitación.

-Louis- dije.

-Allison- dijo sonriendo y caminando hacia mi cama. Se sentó a mi lado y acarició mi mejilla, estaba sorprendida. Llevé mi mano y la coloqué encima de la suya- Estás aquí.- dijo y sólo pude articular- ¿Cómo?- Entonces él me respondió con una sonrisa- Es una recompensa por haber cumplido mi misión- me abrazó y añadió- Soy un ángel terreno, alado en la piel.- Esto último lo comprendí mejor cuando me mostró que ahora en su espalda habían grabadas dos alas.

-Entonces te quedas conmigo?- pregunté con la mirada en las sábanas. Tratando de no hacerme ilusiones, de no pensar en todo lo que deseaba: ser una familia junto a él.

Y él simplemente alzó mi rostro y sonriendo añadió -Siempre-

Anima AngelusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora