¿Qué responderías si te dijeran?
“¡Atrévete a soñar!”. “Atrévete a explorar tus misterios”. “Atrévete a ser tú mismo”.
Y, ¿cómo reaccionarías si quien te hablara fuera un pájaro agitando las alas a veinte centímetros de tu nariz?
Si te instara a compartir tus tesoros con las personas con las que te cruzas a diario...
¿Qué harías?
PIEDRAS PRECIOSAS es la primera parte de una trilogía centrada en difundir breves relatos centrados en el desarrollo humano y el crecimiento personal, como base para una sociedad más alegre y pacífica, saludable y dichosa. Agradeceremos vuestras opiniones.
Obra inscrita en el Registro de la Propiedad Intelectual de Madrid-ESPAÑA.
E:mail del autor: olsasha2012@gmail.com
“Encontrarse a sí mismo.... es encontrar durante el viaje, toda la humanidad”.
ÍNDICE
PRÓLOGO
A QUIÉN ENGAÑA
BAJO LA SOMBRA
MIEDO AL CAMBIO
ÚLTIMAS PALABRAS
UNA ESTRELLA PARA VOSOTROS
CARTA DESDE OMETEPE
PAPUCHY
UNA LEONA ES TODA LA ESPECIE
ESTÁ EN TI
EL PRÍNCIPE SOÑADOR
P r ó l o g o
Para las personas adultas, un cuento, ¿es un alejarse de la realidad? Se trata quizás de un refugio. O, tal vez constituye una invitación…
Es justo advertir que en mi caso, no puedo observar el mundo sin dejar de adentrarme desde una visión idílica para compartir universos propios que palpitan en el ahora mismo.
Hay una parte profunda e imaginativa de la mente... o del alma que no abrazamos, que permite emerger la magia dentro del caos cotidiano. Creo que lo “fantástico” y lo “real” son a menudo la misma cosa. Hay más verdad en un cuento que en la vida que enmarañamos de artificio. Lo digo porque en una población española cuyo nombre se asemeja a Castillo de Fe, viven una niña y un niño muy afortunados. Sus abuelos no han perdido la costumbre de explicarles cuentos maravillosos.
Hay uno muy especial que todavía no tiene final, dice así:
Érase una vez un príncipe que interpretaba viejas inscripciones talladas en madera y leía delicados pergaminos que desenrollaba con cuidado. Además de cultivarse en disciplinas ancestrales, realizaba ejercicios de memoria y practicaba actividades deportivas. Su preferida era la maratón de la selva. También disfrutaba dando largos paseos por la orilla de la playa mientras las olas le acariciaban los pies por las olas. Solía sentarse en la roca más elevada con forma de trono para contemplar cómo el cielo besa al mar en la lejanía.
Le gustaba permanecer ensimismado intentando conversar con un espíritu invisible. Roca de fuerza infinita... La inmensidad del mar en danza perpetua…
— ¡Oh! viento, revélame los secretos del mundo y de la vida.
Un día, en la parte de la playa que se adentra al mar como una lengua de arena, allí donde crece el bosque de pinos con troncos de conchas, se quedó profundamente dormido.
El príncipe tuvo un sueño. Viajaba a un remoto lugar para encontrar un fabuloso tesoro.
Cuando despertó, las ramas de los pinos se movían con tal gracia que parecía que aplaudieran. Coreaban la alegría desde sus raíces que se abrieron como un paraguas para extender sus puntas.