Capítulo 3: "La nota"

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Pero ¿Que se ha creido este chico  para venir y tener un gesto tan cercano conmigo?
Me quedo mirándolo confundida, ¿Cómo él llego aquí? Solo yo conozco este lugar y por ser nuevo dudo mucho que él lo haga.

Rápidamente quite sus manos de mi cara, y lo encaré enojada.

- ¿Qué haces tu aquí?, ¿Me seguiste o que? - miré sus ojos que solo demostraban preocupación mientras trataba de acercarse a mi nuevamente. 

- Yo no diría seguirte, pero a primera vista llamaste mi atención en clases. Luego te vi con esa mirada perdida y no pude evitar pensar que algo te pasaba. Quería acercarme cuando tocara la campana, pero de un momento a otro simplemente desapareciste, corrí hacia fuera y te vi subiendo... así que subí y aquí me tienes.

Respondió como si seguir a una chica que no conoces para preguntarle que tal su vida, cuando con una sola mirada le dejó claro que no quería nada con él fuera de lo mas normal. 

- Pero no me cambies el tema - volvió a invadir mi espacio personal, esto comenzaba a molestarme. - ¿por que llorabas? - pregunto tomando mi mano y nuevamente preocupado de una forma que creo que era genuina, a lo que rápidamente rechace su tacto.

- Que carajos te importa si lloro o no. No te conozco, déjame en paz o realmente creeré que esto es un acoso - dije volteando hacia las escaleras. Quería salir de aquí lo más rápido posible.- Te agradecería que no le cuentes de este lugar a nadie, ni mucho menos tu vuelvas a subir. - corté la conversación.

- Realmente lo siento, no sabía lo que este lugar significaba para ti, si deseas que nunca más vuelva, lo entiendo y no lo volveré a hacer. Solo sentía que no estabas bien, y ahora que lo compruebo, lo siento pero no puedo dejar que te vayas así...  

¡Pero que insistente es este hombre!, comencé a desesperar. ¿Cómo es posible que no acepte un simple "no quiero ni me interesa conocerte"? pero que chico mas irritante.  

- ¡Solo...! - respiré y bajé los hombros rendida - déjame en paz - supliqué - ni siquiera te conozco, no entiendo por qué la preocupación.

- Nunca es bueno ver a una chica tan guapa sin una sonrisa que resalte su belleza... creí que deberías saberlo. - suena como un piropo cualquiera, pero su forma de decirlo fue lo que me quebró por dentro. 

No lo decía con la intención de conquistar, no era de esos piropos que llegan a ser molestos, sino que lo dijo de forma genuina, casi tímida y simplemente me produjo bajar la guardia. Que débil.

Se formó una especie de incómodo silencio entre ambos. Quería decir algo molesto pero de un momento a otro ya no tenía creatividad ni nada que decir, a lo que él enrojeció. La campana salvo este incómodo momento y él hizo un ademán de irse.

- Bueno yo... emm... nos vemos luego - tartamudeó nervioso. 

- No la estoy pasando exactamente bien ¿sabes? - confesé por razones que no puedo explicarme - si algún día tienes tiempo podría contarte - sonreí y el contesto con una del doble de la mía.

- Cuando quieras preciosa - y bajó por fin respetando mi privacidad dejándome con una sonrisa de idiota... que cambiante eres Rebeca Heshire. 

Al bajar al salón, noto que él me espera en el marco de la puerta y no puedo evitar el sentimiento de ternura que se instala en mi mente, pero al llegar el se da vuelta caminando hacia su asiento sin dirigirme la palabra. La decepción me invade, pero cuando llego hasta mi puesto, veo una nota dentro de mi cuaderno. 

"No llores mas ¿si?. Tu sonrisa es muy bonita para esconderla entre lágrimas"

Y en ese momento fue cuando mi corazón se encogió y comenzó a palpitar muy fuerte. Esa frase me recordaba tantas cosas que él no puede ni imaginarse.

Levanté la mirada buscándolo entre el caos que que era el salón y pude notarlo conversando incómodo con alguna chica que trataba de saber todo de él.

Pero entonces nuestras miradas se juntaron y una sonrisa nerviosa salió de sus labios y no pude evitar que las comisuras de los míos se alzaran de la misa forma y ¡Dioos deja de actuar como una tonta! - me reprendí mentalmente.

En lo que fue de la clase traté con todas mis fuerzas prestar atención, ya que era una de mis materias preferidas, pero simplemente no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido ahí afuera. Ok, repasemos los hechos. 

Me ponen los cuernos. Pasa una semana desconsolada por lo ocurrido. Vuelvo a clases. Veo a Eric besándose con esa chica. Lo ignoro. Llega un nuevo chico. Subo a la terraza. El chico me habla. No dejo de pensar en el chico...

Comienzo a pensar que soy una vergüenza para las mujeres del mundo.¡¿Cómo cedo con tanta facilidad?! Como cualquier psicólogo diría pienso en la posibilidad de que sean los problemas con mi padre que me llevan a necesitar atención masculina. Tan cliché.

El timbre de salida interrumpe mis pensamientos. Tomo mis cosas y salgo del salón con el grito de Mari en mi espalda. 

- ¡Espera, espera! - dice acelerada - Cristo Beca podrías bajarle un poco al momento en el que tocan el timbre. - me reprende agotada. - esta es la última vez que te permito hacerme correr ¿fui clara? - reímos juntas.

- Esta bien exagerada, ¿qué ocurre? 

- Mi madre tiene turno de noche hoy... - me mira con una sonrisa en su rostro - ¿sabes lo que eso significa? - casi chilla.

- Que volverás a pasarte de lista para quedarte a dormir en mi casa, eres una confianzuda - bromeo consiguiendo una mala mirada de ella.

- Nooo, significa ¡Noche de chicas! y no puedes negarte guapa 

- Sinónimo de lo que ya dije - río recibiendo un empujón de su parte - heeey entiendo entiendo, solo que esta vez tu traes las pizzas y tu duermes en el piso. 

- Pero tu cama es deliciosa - prueba con su mejor cara de súplica. 

- La respuesta es no y... - me interrumpe

- Genial... nos vemos... emm... después. - se va rápidamente dejándome extrañada.

Cuando me dispongo a tomar mis cosas y marchar hacia mi hogar, siento una mano en mi hombro y me doy la vuelta. Eric.

- Genial, mi día mejora. Cariño como estas - digo dándole un abrazo de forma sarcástica. 

- Muy graciosa Beca, ¿podemos hablar? - responde serio.

- ¿Que quieres? - respondo cortante.

- Lo siento si... viste esa imagen esta mañana, no era mi intención herirte solo... no lo sé, no lo pensé - responde confundido.

- Si claro imbécil, ¿por qué no mejor esperar fuera de mi casa para hacerlo un poco más casual? - si, soy directa, ¿el idiota quería hablar? que se atenga a las consecuencias. 

- Vamos Beca no seas asi... yo solo... - lo interrumpí 

- Ahórratelo, no quiero escucharlo. 

- Es que he visto tu estado de ánimo este día y no podía evitar sentirme responsable de ello... - claro, todo esto tenía que ver con su enorme ego. A los hombres les fascina estar al tanto de lo mucho que uno esta sufriendo por ellos. Pero no, no le daré en el gusto.

- ¿¡Pero de que estado de ánimo me estas hablando!?, maldito egocéntrico no todo gira a tu al rededor. ¿Sabes? no mereces ni una sola palabra más - comencé a girarme pero tomó mi mano para quedar de frente nuevamente. 

- Dime la verdad Rebeca, siendo completamente sincera ¿te molesta que este con Lindsay? 

Esto es una jodida broma...







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⏰ Última actualización: Mar 27, 2017 ⏰

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