SHAY
¡¿Qué es exactamente lo que acabo de hacer?! Por primera vez, y creí que nunca lo haría, me considero a mí misma como una completa idiota. Tal vez se pregunten porque, pero la verdadera pregunta sería ¿por qué no? Siempre he sido una de las chicas que se preocupan demasiado en los estudios y no le importa mucho cómo lucen, si visten a la moda, la popularidad o ser una modelo muerta de hambre. Y por esa razón no acostumbro a que la gente me hable, lo cual me ha comenzado a deprimir, y justo ahora un chico, por no decir persona, me habló y lo alejé y lo ignoré. Me siento como una pésima persona. No merezco que un chico se haya dignado a hablarme.
Tal vez pueda cambiar algo. Es decir, me disculpé con aquel chico cuando fui un poco grosera en la clase de química. Sin embargo creo que ahí también cometí un grande error y preferí mantenerme firme leyendo mi libro a seguir con la conversación a la que se me había invitado. Debo admitir que no es la clase de chico con quien alguien quiera conversar o estar a diario, pero era el primero que me hablaba, sabía que este merecía una oportunidad. Sin embargo mi gran ego me impidió ser bondadosa, si soy como soy, no sé de dónde se habrá inflado tanto ese ego.
El frío ya no predomina tanto como hace varias horas, pero se sigue sintiendo, así que, mientras camino hacia casa, me abrazo a mí misma. Por suerte traigo un suéter. Muy apenas soporto el frío, pero lo que si odio son las oleadas de viento. Si eres hombre, no me comprenderás, pero sé que al menos la mayoría de las chicas me entenderán. Es muy incómodo que tienes el cabello arreglado y te tardaste mucho en lograrlo como para que a una maldita oleada de viento se le ocurra golpearte en el cabello para al final terminar toda despeinada. Lo cual acaba de pasarme hace menos dos segundos.
Después de esa pequeña pelea con el viento, llego a la puerta de mi casa. Mi casa no es ni muy grande ni muy pequeña, es normal. Está pintada de un color blanco, tejado negro y la puerta es de un color café chocolate. Me quito la pesada mochila de mi espalda y hurgo en el bolsillo derecho de esta para sacar las llaves, introducirlas en el cerrojo de la puerta y abrirla.
Agradezco llegar a casa, creo que por primera vez puedo decir:-Hogar, dulce hogar.
Suelto la mochila a un lado de la puerta por dentro de la casa, justo debajo del perchero que está colocado en la pared. Mamá salió de compras y después se reunirá con las vecinas del vecindario para tener su junta semanal. Se supone que en esas juntas tratan de ver algo para mejorar nuestro ambiente o para solucionar problemas, pero sé que lo único que hacen es propagar rumores que ellas mismas crearon. Papá está en el trabajo, y no llegará hasta las siete u ocho. Y mi hermana está con sus amigas para después salir y ligar con chicos.
Muchas personas siempre dicen que creen que mi hermana es la mayor, sigo sin saber porque. Tal vez es porque ella ya ha tenido un par de novios, se maquilla, se arregla, casi siempre usa tacones y, por tanto, luce más alta que yo y casi nunca está en la casa al menos que vengan sus amigas. De hecho, todos les dicen a mis papás que la razón por la que soy muy diferente a mi hermana es porque yo debí haber nacido como un hombre, pero hubo un error en la naturaleza que no me lo permitió. Yo sólo miraba a mis padres con esperanza de que me defendieran, pero estos solo reían y estaban de acuerdo. Por suerte poco a poco eso se volvió aburrido y dejaron de mencionarlo.
Puedo aprovechar que la casa está sola para adelantar algunos de mis deberes escolares. ¡Oh! Esperen. Cierto, acabo de recordar que los maestros piensan que ya sabemos los suficientes y sólo debemos esperar a que nos pongan los exámenes y que ya cesen las clases. Eso es una completa mentira. Fui la única que pasó el examen de la loca esquizofrénica maestra de química. Digo que fui la única porque ese tal Coff no debía aprobar, muy apenas se sabe los tres elementos principales de la tabla periódica. Eso creo, tal vez ni siquiera se sabe eso. Aún no sé porque estoy en este humor tan negativo. He estado sacando el lado negativo a todo lo que pienso. Quizás solo necesito tomar una siesta.
Subo las escaleras que están junto a la pared del lado derecho de la puerta principal. Al llegar ahí veo la entrada del cuarto de mi hermana. Siempre he tenido miedo de entrar ahí. Aunque sé que mi hermana no es malévola ni nada por estilo, sé que no conoceré a mi hermana si se entera de que pise su cuarto. Además hay un pacto inexistente que ambas tenemos para que ninguna entre al cuarto de la otra. Tal vez si necesito la siesta, mis ojos pesan una tonelada cada uno, necesito cerrarlos. Como mi cama está a solo un metro de la puerta de mi habitación, cuando la abro solo cierro mis ojos y me dejo caer en la suave cama. Pero hay algo raro, comienzo a sentir dos bultos muy duros justo debajo de mi cabeza; parecían un par de huesos.
-¡Ay! ¡Shay, existe la privacidad! No puedes ir por la vida acostándote sobre otras personas-grita mi hermana algo adolorida.
Esperen, ¿qué? ¡¿Cómo que grita mi hermana?! ¡¿Por qué demonios están mi cama?! Creí que había un pacto para no entrar al cuarto de la otra. Al parecer había caído sobre ella y la aplasté. Aunque estoy disgustada, molesta y muy enojada, lo único que hago es quedarme donde mismo, pero boca abajo y comienzo a gemir algo exageradamente (incluso suelto algunos gritos). Esto logra que mi hermana se mueva de forma que quedemos una al lado de la otra.
-¿Qué. Te. Está. Pasando?-pregunta mi hermana lentamente.-Estas más rara de lo normal-argumenta muy disgustada arrastrando su voz como si esta le pesará.
-Tengo una mala y sorpresiva noticia-dije aún con mis gemidos. Dudo que me haya escuchado.
-No importa, tu vida es muy aburrida...al menos que... Mejor no, eres tú, no irse ser tan intrigante. Pero soy muy chismosa y estoy aburrida porque a la estúpida de Trifty se le ocurrió hacer una llamada de video con su novio y sus padres la descubrieron, la castigaron y nuestra salida de hoy se canceló. Así que...está bien, te escucharé, ¿Por qué no? Comienza a hablar-accede mi hermana.
A veces me molesta que por cualquier asunto mi hermana saque un tema de conversación acerca de su vida. No hay conversación que se tenga con ella en la que no termine siendo el centro de atención y el tema principal. Y lo peor del caso es que todos le siguen el juego. Aun no sé cómo o porque, pero todos tienen a mi hermana en un pedestal; es como una reina. Pero en este momento no me importa mucho. No importa que tan detestable pueda ser, necesito a alguien que me escuche, y sólo esta ella aquí.
Comienzo a contarle que ayer una chica de la escuela me pidió que le cambiara el asiento, ya que ella quería estar cerca de un chico que le gusta. Al principio no iba a acceder, pero ya sólo falta un mes para salir de clases, así que me convencí a mí misma de aceptar y lo hice. Me sentí nerviosa porque muy apenas me había acostumbrado a quienes se sentaban a mí alrededor y ahora vería a puros extraños. Sin embargo no me sentí tan mal porque no tenía por qué hablarles ni ellos a mí. Al menos eso creía hasta que ese chico con nombre de bebida no paraba de verme y después no dejó de tratar de hablarme. Eso en un principio me asustó poco, pero no tardé en darme en cuenta en que era un caza novas novato. Así que solamente me alejé, y cometí el error de ignorar y despreciar a la primera persona que me hablaba.
-¡¿Qué?! ¡¿Estás loca?!-pregunta mi hermana muy exaltada; tanto que se levanta de un salto de la cama y se queda sentada. Ya sé dónde va acabar esto, conozco a mi hermana.
-Sé que es lo que vas a decir, Roxxanne. Dirás que...-comienzo a decir hasta que Roxxanne me interrumpe.
-No, no lo sabes.
Mi hermana se me queda viendo seriamente, veo la intensidad enviada desde sus ojos verdes hasta los míos. Su cabello es dorado y oscuro, si lo cuidara más seguido, sería perfecto. Su piel es de un color acaramelado y es alta, casi esta de mi altura. Nunca me había detenido a ver a Roxxanne tan detenidamente. Ha cambiado. Aunque sé que ya no es una niña, sigue siendo una joven pequeña y me duele que haya madurado tan rápido. Ella y yo nunca nos hemos llevado muy bien, en especial por nuestras diferencias. Pero se algo, yo siempre he estado en un pedestal, mi forma de ser es algo que yo decidí. Mi hermana es un caso distinto, a ella la veo afectada. Le ha afectado algo del pasado, y eso es la causa de sus diferentes formas de ser: fría, seca, no se fija mucho en los sentimientos y no sonríe con facilidad. Aun no sé qué fue exactamente lo que la afectó, pero lo que me importa es que lograré que sonría cada día y nunca dejaré que nadie ni nada le haga daño.
Aun la veo con seriedad plasmada en su rostro. No sé si está esperando a que yo hable o si está formulando lo que va a decir. Me comienzo a desesperar, así que decido levantarme y sentarme para quedar sobre la cama y quedar justo enfrente de mi hermana.
-Shay, hay un error que llevas cometiendo durante mucho tiempo y lo sigues haciendo. No estás aprovechando tu vida-me explica Roxxanne.
-Eso es porque tengo mis estudios y me gustaría tener un buen promedio para estar lista para la preparatoria, no batallar en la universidad y conseguir un buen empleo-respondo usando un argumento razonable.
-¿Y qué? ¿Comenzarás a vivir tu vida cuando tengas un empleo en el que estarás más de ocho horas y terminaras muy estresada? ¿Cuando tengas una familia que cuidar? Y eso si consigues una, porque si sigues así no tendrás tiempo de conocer a una persona indicada con la que puedas pasar el resto de tu vida. Shay, el problema no está en que no le hables al chico, está en que terminaras sola; tal vez con muchos logros, pero nadie con quien compartirlos. Piensa en eso. La vida puede ser muy larga, pero también puede ser muy corta como para terminar arrepintiéndonos. Es mejor arrepentirse de lo que hiciste que de lo que nunca hiciste-mi hermana termina de hablar.
-Aun te tendría a ti, ¿no?-pregunto de broma.
-Nada es para siempre, podría morir mañana, hermanita-me aclara. Me da risa el hecho que haya usado un diminutivo conmigo, ya que yo soy mayor que ella. Y me asusta el hecho de imaginarme un mundo sin Roxxanne.-Piensa en eso. Ahora, me iré a mi habitación a volver a la siesta que interrumpiste. Mucho drama por hoy.
Veo a mi hermana salir de la habitación mientras yo me vuelvo a recostar en mi cama para caer en un sueño profundo al sumirme en mis pensamientos. No puedo negar que me ha sorprendido lo que dijo mi hermana, nunca habría esperado algo así de ella. Tampoco puedo negar que lo que dijo es cierto. Siempre me he preocupado demasiado en los estudios y no he pensado en mí misma. Los cambios, en especial los drásticos, toman tiempo, lo sé. Pero si comienzo hoy, lograre mi objetivo: comenzar a vivir una vida plena.Llego temprano a la escuela, así que cuando me coloco en mi asiento, saco el libro que estaba leyendo ayer de la mochila y continuo leyéndolo. Después de diez minutos, la gente comienza a llegar, es entonces cuando veo a ese chico sentarse en el lugar que está al lado de mí. ¿Cuál era su nombre? Era como el café, o como cuando toses. ¡Ya lo recuerdo! Coff. Lo observó por un tiempo mientras me llegan recuerdos del discurso que mi hermana me dio ayer. Me doy cuenta que la oportunidad para empezar a cambiar es hoy, en este momento. Así que no dudo en voltear a ver al chico a los ojos y pronunciar las siguientes palabras, que, aunque son pocas, son y significan algo:
-Hola.
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Inesperada Coincidencia
Teen FictionCoff Nets es un joven que se considera a si mismo como "la perfección". Sin embargo no lo es. Todo cambia cuando llega a la escuela y observa a una bella chica leyendo, Shay Walls. Estos dos comienzan con el pie izquierdo pero poco a poco se dan c...