CAPITULO 5

5.4K 342 4
                                    

De repente, David dijo, ahogándose:

-Soy tu padre, Kike.


-Ah, ¿sí?


David enrojeció.


-Kike, es cierto. Sé más respetuoso.


Kike miró a David sin ninguna curiosidad.


-Perdona. No lo sabía. Es decir, sabía que mi padre vivía en


este pueblo.


-No es un pueblo.


-Bueno -dijo Kike, con cierta suficiencia muy suya-,


comparado con Madrid... Pero se me antoja que a mí me va a


gustar esto, que es más pequeño y te permite andar solo por


ahí... Me voy, me están esperando unos chicos.


Y se fue.


Noté la desolación y la perplejidad de David.


Yo dije, ante el asombro de los dos hombres, un asombro sin


duda obvio, pero por causas diferentes:


-Nunca le negué que tenía un padre en esta villa. Los niños


no nacen solos, y mi hijo está preparado para saber eso y más.


-Pero... -más asombro aún-, ¿saben tus padres...?


-Yo no me he puesto en contacto con ellos.


-Pero... ser médico.


-Siempre lo deseé ser, David.


-Sí, pero sola... con un hijo... -Se levantaba-. Me tengo que


ir. Dime dónde vives, porque quisiera... En fin, yo sigo soltero.


-Pues ya tienes edad para casarte, David -dije.


Él se fue casi corriendo, como menguado, muy raro o muy


como yo esperaba, inconscientemente, que reaccionase cuando


me viese.


José dijo igualmente perplejo:


-Conocía la historia de David. Es amigo mío. Pero me ima-


ginaba que... En fin, tengo la sensación de que te viste con él


ayer.


-Hace casi diez años que no lo veo.


-Y has vuelto por él.


-No. Por supuesto que no. He vuelto porque me fui para


regresar. Y he regresado como he querido.


-Como médico.


-Por supuesto.


-Me maravillas. ¿Te puedo preguntar cómo has vivido, te


has hecho médico y has criado a tu hijo?


No tuve reparos en contestar.


Además, estimaba que, diciéndoselo a él, no tendría que gas-


tar más saliva explicándolo, porque él se encargaría de contárse-


lo a David, y lo demás estaba cantado.


Cuando terminé, y gasté las menos palabras posibles, él, cuer-


damente, comentó:


-Parece mentira lo fácil que uno cuenta tragedias y lo difícil

El RegresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora