Lo que antes era vida se ha vuelto nada más que un vacío que no puede ser llenado por nada en este mundo. Todo en mi se ha transformado en gris y sin sentido, soy solo un manojo de momentos opacos camuflados tras una endeble sonrisa cuya fuerza dejó de existir ya mucho tiempo atrás.
El silencio reconforta mis sentidos, la soledad aumenta mis adolescencias, el siniestro fulgor de mi corazón machito carcome mi existir desde dentro.
Voces del pasado atormentan mis pensares, voces que sólo gritan y rostros que doblegan mis ganas de vivir y seguir sola sin alguna esperanza o anhelo de seguir con vida.
Estoy en un pequeño cuarto de un lugar apartado de todo y de todos, como lo he estado desde siempre, he aquí el lugar donde no seré más la molestia de nadie.
Las paredes cada vez se cierran sobre mi y caen como una carga que sostuve todos estos años, y que por fin después de mucho aguantar, inevitablemente cedere y caerá sobre su propio peso.
Mi garganta se ha vuelto una maraña y mi mano vagamente sigue mi ritmo al escribir estas líneas. Escuchó el latir de mi corazón, mi sangre fluye rápidamente, siento como mi pulso se acelera en soledad, aislamiento auspiciado por cuatro paredes una débil luz que me acompañara hasta el ocaso de mi vida.
Tengo miedo. No quiero sufrir. Quiero que sea rápido y lo menos doloroso posible. No debo hacerlo mal, es lo único que me queda, morir con un poco de la dignidad que lentamente me fue arrebatada con el pasar del tiempo.
Tengo miedo, pero hoy quiero morir.
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Memorias De Un Suicida
Historia CortaVersos cortos de la antesala de la muerte para una joven cansada de vivir.