DARÍO
-es tu hijo.
- un hijo que yo nunca quise tener Darío, fue un simple descuido, un error que jamás debió suceder- cada palabra que dice hace crecer mi ira hacia ella- Tú quisiste que lo tuviera yo, quería deshacerme de este problema desde el principio pero tú no me lo permitiste- aún no puedo creer lo que está diciendo, creí estúpidamente que con el transcurso del embarazo ella desarrollaría amor por el bebé y cuando lo viera cambiaría de opinión en cuanto a él.
-Alina ni siquiera lo has cargado, no lo has visto siquiera el bebé...
- no quiero verlo, no quiero cargarlo, no lo quiero cerca de mí simplemente- lo dice con tanta convicción, que se me eriza el vello de la piel- Darío quiero descansar, sal de mi habitación por favor- me dice mientras se recuesta dándome la espalda.
salgo de la habitación sin decir nada y me dirijo hacia los cuneros a ver a mi hijo, no entiendo como Alina, no puede sentir nada por el yo lo amo desde el momento que supe de su existencia pero para ella no es igual.
Conocí a Alina desde nuestro primer año en la universidad, ya que ambos estudiábamos Doctorado en Medicina, creó que me enamore de ella desde el instante en que la vi por primera vez, ya que es una mujer realmente hermosa, ojos azules, cabello negro, piel perfecta y un cuerpo de infarto, voluctuoso y perfecto, todo en ella estaba donde debía estar. La invite a salir y ella acepto encantada, nos hicimos novios de inmediato. Yo estaba deslumbrado, ella era hermosa e inteligente, además éramos compatibles en todo, mismos gustos en musica, comida, peliculas, libros.
Estaba convencido que era la mujer de mi vida, así que decidimos vivir juntos luego de 7 años de relación, todo era perfecto, terminamos nuestras carreras con honores ambos siendo unos excelentes medicos, conseguimos buenos empleos en un prestigiosos hospitales y todo estaba perfecto. Alina nunca quizo que nos casaramos, pero eramos felices viviendo juntos y cosechando existos.
Hasta hace 8 meses que Alina se dio cuenta que estaba embarazada, para mi fue la mejor noticia que pude haber recibido, pero para ella fue todo lo contrario según ella toda su vida estaba arruinada.
Cuando llego a los cuneros, lo buscó con la mirada y ahí está tan Pacífico y perdido en el mundo de los sueños me Lleno de alegría, Cuando leo en la pequeña cunita "bebé Montenegro" es mi hijo y lo voy a cuidar y proteger de cualquiera incluso de su propia madre.
Haré cualquier cosa por él.
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