†CAPITULO 1†

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Como te decía, todo comenzó en 1583, el año del señor, yo estaba en la edad de 19 años, yo solía ser parte de una familia perfecta.

Mi padre era un Conde respetado y con una gran fortuna, su Condesa, mi madre era una mujer admirada, por su sentido de nobleza y ser una mujer intachable. Mis 5 hermanos y yo crecimos en una cuna de oro y con toda la extensión de la palabra, una familia simplemente perfecta.
Todo cambio cuando mi hermana mayor cumplió los 12 años, comenzó a aislarse de los demás, se la pasaba en su recamara leyendo un gran libro forrado con cuero, nunca alcanzaba a hecharle un vistazo ya que, me lo tenían prohíbidisimo.
Con el tiempo mis otros hermanos al cumplir 12 años al igual que mi hermana se aisló de los demás y comenzó a leer ese maldito libro, y asi fue sucediendo con todos mis hermanos. Nos llevamos dos años de diferencia y para mi suerte yo soy la más pequeña.

***

-Espera... No entiendo a que vamos con esto, creí que seria algo mas interesante y solo me cuentas de un libro.- dice un poco molesto el enclenque, no puedo evitar mirarlo con desdén y al notarlo se muerde la lengua al parecer.

-No me vuelvas a interrumpir, y ya lo verás- declaro con firmeza, y a la vez fulminándolo con mis ojos increíblemente intimidantes.

-L-lo siento, pr-prosigue por favor- dice el enclenque tartamudeando, puedo escuchar su pulso, sus pensamientos, puedo sentir su respiración que se dificulta cada vez más. Obviamente está aterrado.

-Dime, ¿crees en las brujas?- le pregunto sin mas rodeos.

-¿Brujas?, pensé que eras - hago un delicado movimiento con mi mano derecha interrumpiéndolo.

-Si, también lo soy, ahora dejame prosigo- sentencio.

***

Al cumplir mis doce años de edad, estaba ansiosa por saber que es lo que pasaría ya que, todos mis hermanos se alejaron sin más de mi y de casi todos, se la pasaban estudiando y en algunas veces salían de noche y no regresaban hasta dentro de tres días.
Estaba tan ansiosa de saber que es lo que pasaba, el mismo día en que los cumplí, mi madre me llevó a nuestra casa de verano en Nueva Orleans, y para mi sorpresa toda mi familia se encontraba ahí, incluso ancianas desconocidas, mujeres realmente hermosas y jovencitas como yo, estaban asustadas, sin embargo yo estaba sorprendida. Nos llevaron a todas al pórtico de la casa, ahí se encontraban mis hermanos y hermanas, también se encontraban mis tíos y primos lejanos que no veía desde hace un tiempo, todos estaban ahí, vestian con una semi tunica blanca, y las doncellas con un vestido café, y un delicado mantel blanco sobre este. Se podía sentir un aire tétrico, habían velas por doquier y en medio de todo había un símbolo, parecía una estrella dentro de un circulo, yo no comprendía que era lo que pasaba, mi madre tomó de la mano a mi hermana Sofia la mayor y ella a mi otra hermana, ellas hacían lo mismo con las demás jóvenes y mujeres hasta llegar a las ancianas, formando un circulo alrededor del símbolo dejando un espacio donde nos encontrábamos yo y otras 3 jóvenes. Los hombres por su parte bajaron del pórtico dejando a solas a todas las doncellas. Para mi sorpresa mi abuela se acercó con una daga en su mano derecha y comenzó a recitar una especie de oración, no la recuerdo bien hasta que llego a las palabras finales.

-Aceptad vuestra ofrenda, guiadles por el camino de la sabiduría y la luz- hizo una pequeña pausa, se acercó a mi, tomó mi brazo izquierdo y con su daga cortó mi muñeca, una pequeña abertura donde comenzó a escurrir sangre. Finalmente hizo lo mismo con las otras dos jovenes- Por favor, repitan después de mi.

>>Prometo entregar mi cuerpo y alma a este aquelarre, usaré el poder para guiaros a la luz y no a la obscuridad y prometo ser parte de esta secta hasta el resto de la eternidad<<

Memorias De Una EnternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora