Una ola de madrugada.

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El cielo estaba estrellado y muy enriquecido de hermosas luces; cuales bailaban sin cesar.
La luna su gran admiradora alumbraba los caminos de todo navegante por los mares gigantescos para de esa manera llegaran sanos a sus hogares. Orlando un joven navegante que desde muy pequeño había comenzado su vida en el mar. Un mar muy temeroso el cual no muchos se atrevían a navegar;Pero el joven no le temía a las criaturas que se pudiese enfrentar por esos mares. A todo lugar Orlando deseaba llegar a Corona-Azul. La isla donde comenzara su travesía.

Ya habían pasado ciertos días desde su partida de Puerto-Bello. Orlando y sus camaradas no aguantaban más estar bajo ese sol cálido que no les permitía descansar ni un solo minuto.
Trabajaban arduamente para llegar lo antes posible a Corona-Azul. Ya cuando habían pasado 18 días y no lograban encontrar rastro de tierra y creían haber perdido la esperanza de tocar tierra.
Uno de los camaradas grita
(Tierra a la vista!).
Orlando se volvió muy alegre al saber que por fin comenzaría su vida en un lugar hermoso y lleno de personas alegre y agradables.
Pero lo que no sabía era que su vida estaba apunto de cambiar por completo.

A Orillas De Tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora