Mariposa Azul (He)

Seis. FINAL.

Todo se veía igual. El edificio, los pasillos, la puerta de su apartamento. Con mis nudillos toqué la madera. Espere paciente hasta que abrió la puerta. Ahí estaba ella. No se veía igual que hace cinco años. Su ropa sucia, su aspecto descuidado, su piel pálida, ojeras oscuras bajo sus ojos, sus labios que antes eran rojas se veían pálidos. Estaba muy delgada, demasiado.

Me observo por largo rato, tal vez creía que era un fantasma. Me invitó a pasar. Llamo su nombre y sus ojos brillan. Esta confundida y esperanzada. Quiero abrazarla. Yo le hice esto.

Le pregunte como estaba, no se me había ocurrido otra cosa. Fue la pregunta más estúpida que hice en mi vida. Era claro que estaba muy mal, bastaba con verla para darse cuenta de eso.

Sus ojos se cristalizaron hasta que las lágrimas brotaron de ellos. Tuve el impulso de acercarme a secar sus lágrimas, pero me contuve. Entre lloriqueos respondió "Estoy mal, te he extrañado, me siento morir. ¿Tú cómo estás? "Su voz áspera y lejana. Era evidente que había dejado de hablar.

Largué un suspiro y me tente a mentirle, pero debía ser sincero con ella.

Se lo dije, le dije que había conocido a alguien. La expresión de dolor en su rostro me hizo arrepentirme de mis palabras. La decepción se pintó en sus facciones y sus ojitos se aguaron de nuevo.

La vi acercarse y seguí su mirada. Algo en la esquina de la mesita que nos separaba llamó mi atención. La mariposa azul, el dije que le regale aquel día.

Lo vi en una tienda cuando regresaba a casa. Recordé lo mucho que ella amaba a las mariposas azules, decía que su color era vida, alegría. Esa tarde compre los dijes, me puse uno y guarde el otro en una cajita, se lo daría de regalo. Recuerdo perfectamente su rostro cuando vio el dije por primera vez, su expresión no tenía precio. Me abrazó, y me besó. Estaba emocionada. Juramos no quitárnoslo nunca, como prueba de nuestro amor.

Tomo el dije que yo solía usar y lo observó con tristeza. Cierta duda atravesó su rostro cuando extendió su mano con la palma abierta y el dije colgando de sus dedos. Con un temblor repentino acerque mi mano cuidadosamente y tome en dije entre mis dedos. Lo observe, era tan irreal, recuerdo que nunca me lo quitaba. Lo apreté en mi mano y sentí un escalofrió recorrerme. Podría llorar en cualquier momento. Sentí la necesidad de ser completamente sincero. No quería crearle más ilusiones. Mi voz se apagó y tembló cuando pronuncie las palabras "Estoy comprometido"

Sus labios agrietados se entreabrieron y algo de aire salió de su boca pareciendo un susurro débil y dolido. Respiró con dificultad y un sollozo la abandono. Mi corazón se rompió en mil pedazos al verla en esa situación. Vi su cuerpo temblar y tambalearse. La destrocé por dentro, la destruí, acabé con ella.

Su llanto se incrementó hasta que la vi reaccionar y salir corriendo del apartamento. La seguí rápidamente, gritando su nombre, quería que se detuviera, quería explicarle. ¿Pero con qué derecho? Si yo a ella no le deje explicarme las cosas cuando me lo pidió.

Llego hasta la acera y la vi abordar un auto estacionado en la entrada. Volví a gritar su nombre, esta vez más fuerte. La gente se detuvo a ver la escena, todos miraban y nadie hacia nada. Y en ese momento, al acelerar supe cuánto daño le causé. Mis ojos se llenaron de lágrimas al verla alejarse ¿Fue eso lo que ella sintió cuando yo me fui? Que egoísta de mi parte.

Algo inesperado al doblar la esquina le sucedió. Un camión que venía a velocidad alta sonó el claxon, el conductor intento detenerse, pero fue demasiado tarde. El auto en el que viajaba Charlotte dio vueltas en el asfalto, hasta detenerse. El dije cayó de mis manos al ver tal escena. Las manos me sudaron. Todo sucedió rápido. Ella ignoró el semáforo, queriendo alejarse de mí, el camión la impactó, llevándose su preciada vida en ese segundo. Cuando los paramédicos llegaron, no pudieron hacer nada. Ella ya no estaba con nosotros.

Ese día, en ese momento... Murió Charlotte, mi primer amor.