Seguía tiritando aun cuando volví a la moto. Él no había pronunciado palabra aún. Opte por preguntarle; pero ¿qué se suponía que tenía que decirle? ¿quién eres? ¿cómo sabes quien soy? o la más importante... ¿cómo sabes lo que hice?
Me aterra pensar que alguien pueda saber la verdad, porque si alguien lo sabe, ¿quién me dice a mi que no lo sabe nadie más? Mi vida corre peligro ahora mismo, pero, ¿qué hago? Nada. Eso es lo que hago; estar ahí parada sentada en la moto, intentando disimular que no tengo nada que ocultar, aunque aun en la oscuridad, sé que me nota demasiado preocupada.
Al cabo de unos minutos, él se pronuncia y me pregunta si tengo frío. ¿Que si tengo frío? ¿Esto de qué coño va? ¿De una broma o algo? Pero me callo y asiento. Levanto un poco la mirada y le veo que me examina la expresión de mi cara; al ver que estoy con el ceño fruncido y los labios apretados ríe. Esto era lo que me faltaba, que ahora encima de preocuparse por mí, se riera. Ahora sí que ya no se que más decir ni pensar ni hacer con mi vida. ¿Por qué tiene que ser todo tan jodidamente extraño?
-Tengo varias preguntas -le hago saber, a lo que él asiente-. ¿Quién eres?
-Pasapalabra. ¿Eso qué mas da?
-Hombre si viajo a otro continente y me cambio de identidad y no conozco a nadie de aquí me resulta un poco extraño que alguien así de un día para otro me suelte un macarra con moto y sudadera que sabe lo que hice.
-Siguiente pregunta -dice acomodándose en el manillar de la moto
-¿Cómo sabes... ya sabes, todo? -pregunté con miedo, recordando aquel momento; tanta angustia, tanto dolor, tanto miedo.
-Digamos que de un modo u otro me enteré. Pero tranquila -dijo al ver que me faltaba el aire-. Créeme si te digo que te entiendo.
-¿Por qué? ¿pero cómo? ¿cuándo? ¿qué se supone que tengo que hacer ahora?
-No tienes que hacer nada, ni preocuparte. Mi número es este -me cogió el móvil y se agregó como "el de la moto"-. ¿Qué te parece si mañana quedamos a tomar un café y hablamos un poco?
-Tengo instituto.
-Te recojo a las 3 en la puerta entonces -dijo subiendo a la moto y dejándome a mi en el asiento del copiloto.
-Pero espera, ¿sabes a qué insti voy?
-Digamos que tengo contactos -arrancó la moto y encendió las luces. Estábamos en el culo del mundo.
-Dios, me va a estallar la cabeza.
-Tú solo agárrate fuerte y mañana prometo responder todas las dudas que tengas.
Hice lo que me dijo y cerré los ojos, tan fuerte tan fuerte, que hasta creo que olí la colonia de mi padre. Pero no puede ser así ¿no? ¿Cómo voy a reconocer la colonia de mi padre, si nos abandonó a mi y a mi madre cuando yo solo tenía 5 años? Imposible.
-¿También sabes donde vivo?
-Lo tengo todo controlado -gritó para que le escuchara. Íbamos a cien por hora y yo apenas levantaba la vista de sus botas negras.
Cuando llegué a la casa, la habitación de Megan estaba con la luz apagada. Miré la hora, las 03:09 . Genial, ahora, ¿qué le digo cuando me pregunte por qué llegué a casa a las tres de la madrugada? Él me dejó justo enfrente de la casa y me recordó que a las 3 del mediodía me esperaba en la puerta de mi nuevo insti. Yo solo asentí y me metí en la casa. Cuando fui a la cocina, me puse un vaso de agua para calmarme un poco, aunque cuando bebí, me vino un dolor de cabeza tan grande que creo que me mareé y caí al suelo con el vaso de agua en la mano.
ESTÁS LEYENDO
Melanie
Teen FictionMelanie, (o su nombre real, Allison) es una joven estadounidense que huyó de Seatle, dejando tras de sí un pasado oscuro que la perseguiría toda su vida. Llegó a Scotland con la esperanza de poder vivir una nueva vida, empezando de 0 con el mundo. H...